coronavirus

"Mamá, a la calle, ¡no!"

No todos los niños han recibido con alegría la hora diaria de libertad estrenada el domingo. Algunos han tenido que afrontar sus miedos para salir de casa después de seis semanas de encierro.

Una niña asomada a la ventana de su casa.

"Creo que mañana va a salir mucha gente porque si es el primer día toda la gente se emociona y yo, para no juntarme con nadie, no quiero salir mañana. Quiero salir 'pasao'". Este fue el mensaje que Valeria, de 7 años, envió por audio al grupo de Whatsapp de su familia el sábado por la noche, para decepción de las abuelas que la iban a esperar en el balcón al día siguiente. Y para sorpresa de sus padres que no esperaban esta reacción.

Aunque para la gran mayoría de los niños la noticia de que podían salir desde el domingo una hora a la calle fue recibida con muchas ganas, no todos han tenido la misma reacción, tras seis semanas de encierro obligado por la pandemia de la Covid-19. En esos días han absorbido, queriendo o no, gran cantidad de información que algunos aún tratan de procesar. "Les hemos dado el mensaje de que no se puede salir porque hay un peligro fuera. Les hemos transmitido ese miedo", reconoce Luisa Maestro, psicóloga clínica de la Unidad de Salud Mental Infanto Juvenil del Salud. Recuerda que "casi todos los miedos son aprendidos, salvo el de una experiencia traumática directa".

Información adecuada a cada edad

Esto hace necesario tener cuidado con la información que se da. "Un adulto puede entender que el peligro está en contacto con otras personas, pero a ellos, sobre todo, los de entre 3 y 7 años, por el momento evolutivo en el que están, les cuesta distinguir realidad y fantasía, piensan que el virus está fuera, que van a salir y van a estar en peligro", explica. En estos días ha hablado con padres cuyos hijos les habían dicho: "A la calle, ¡no!" Y comenta también el caso de un niño que "me decía que había salido con el patinete, pero no se atrevía a pisar el suelo".

Tan malo es el exceso como el defecto. "Hay que adaptar la información a la edad. Si el niño no pregunta no hay que dar más información de la cuenta. Y si pregunta, no ir más allá con informaciones que no va a entender y le van a angustiar. No adelantarnos".

"Los niños son esponjas y lo van cogiendo tod0. Han escuchado muchas cosas estos días"

Andrea Chato, psicóloga infantil, añade que los pequeños "son esponjas y lo van cogiendo todo". Y estas semanas han tenido material de sobra sobre el coronavirus. "Estos días han escuchado muchas cosas por la televisión, a través de videollamadas, en las que siempre sale el mismo tema y a los adultos, que también tenemos necesidad de hablar lo que pasará más adelante". 

Coincide en que la necesidad de saber varía en cada niño. "Hay quienes necesitan información y otros que están superintranquilos cuando les das mucha. A los que les agobia mucho hay que darles solo cuando la requieran", plantea. "Y que se hable de las emociones que les puede estar generando. Que vean que es normal sentir miedo", propone para lidiar con la situación.

En cuanto a los niños más mayores, algunos puede que no hayan tenido mucho interés en aprovechar su hora diaria pero por estar más cómodos en casa. La salida a la calle se ha producido después de  un largo periodo en una situación nueva para ellos. "Creo que el estado de alarma ha traído para los niños un estado de sobreprotección en casa, rodeados de sus padres, muy cómodo para ellos", añade Maestro. Se han flexibilizado horarios, comidas y las restricciones de videojuegos o el móvil. En las consultas que mantienen por teléfono con algunas familias también han visto efectos negativos como "conductas regresivas, por ejemplo, de niños pequeños que vuelven a dormir con sus padres, algo que hemos permitido para que estuvieran tranquilos".

"El estado de alarma ha traído para los niños un estado de sobreprotección en casa"

Maestro no sabe si el confinamiento terminará dejando secuelas en los niños. Ahora solo atiende urgencias y son niños que ya tenían trastornos previos. He incluso han mejorado algunos que padecían ansiedad leve o problemas en el colegio, como los referidos a la relación con compañeros. "Cuando volvamos se reactivarán", augura.

En cualquier caso, considera que si el miedo a salir de casa se prolonga uno o dos días "no pasa nada" pero hay que pedir ayuda "si pasan días e interfiere en su normalidad", teniendo en cuenta que la situación actual tampoco es la habitual. "El miedo se diluye muy fácilmente", asegura, una vez que se dé cuenta de que cuando sale fuera no hay peligro. "Si se queda en casa ese miedo puede hacerse más fuerte". Así, plantea "echarle imaginación para que el niño vea que no pasa nada fuera".

Maestro aconseja "no dejarse atrapar por el miedo del niño" , porque supondría reconocer que hay un peligro fuera. Es necesario "tranquilizarlo. No angustiarnos porque como padres somos la fuente de seguridad de los niños". La 'desescalada' infantil tendrá que adaptarse en estos casos a las necesidades de cada niño y requerirá "hacerlo de forma gradual". Dar una vuelta a la manzana puede ser el primer reto. 

Andrea Chato añade unas claves para afrontar la vuelta a la calle para los menores, en los casos en los que les cueste dar el paso:

Claves para gestionar el miedo de los niños a salir

1. Hablar con nuestros hijos sobre las emociones que les genera esta situación.

2. Normalizar el miedo que pueden sentir los más pequeños a la hora de salir a la calle. Podemos contarles situaciones que hemos vivido nosotros como adultos en los que hayamos sentido esta misma emoción.

3. Que los menores no se sientan obligados a salir. Cada niño tiene su ritmo de adaptación y debemos respetarlo. Si el niño no quiere no hay que forzarlo, si no lo pueden ver como un castigo.

4. Proponer salidas graduales, de tal manera que vayamos ampliando tanto el tiempo que permanecen en la calle, como la distancia a su domicilio.

5. Plantear que hablen con algún amigo o familiar de edad próxima que ya haya salido a la calle y haya tenido una vivencia positiva, para que pueda contarle su experiencia personal.

6. Mostrarles la realidad que se vive en las calles para que disminuya ese posible miedo a lo desconocido.

7. Motivarles para salir, dándoles la opción de poder llevar consigo su juguete favorito (siempre y cuando esté permitido), ir a ver a algún familiar que viva próximo desde la ventana…

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