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Ilundain y Ana Labordeta presentan ‘Uno para todos’, "una película bonita, honesta y necesaria"

l El filme, que se rodó en Caspe y se estrena el viernes, trata el vínculo entre pedagogía y enfermedad y se basa en un hecho real de Monzón

David Ilundain y Ana Labordeta presentan 'Uno para todos'.
Delante: el director David Ilundain y la actriz Ana Labordeta. Detrás, los jóvenes intérpretes Néstor Romero y Vega Vallés.
Francisco Jiménez.

ZARAGOZA. "‘Uno para todos’ es una película bonita, necesaria, hecha con enorme honestidad. David Ilundain sabía muy bien lo que se traía entre manos y había hecho un trabajo previo", decía ayer Ana Labordeta durante la presentación de la película ‘Uno para todos’, que aborda temas no muy habituales en España: la educación y la enfermedad, la implicación y el rechazo. Cuenta con doce niños zaragozanos y se rodó en parte en Caspe.

"Así como en Francia hacen muchas películas de este tema, en España no es tan frecuente. No quiero ser pretencioso. A veces nos cuesta reconocer los valores de la sanidad y la educación, que son relativamente modernos. No siempre han estado ahí. Y de eso va también la película", decía David Ilundain, su director, autor de una obra tan sólida como ‘B. La película de Bárcenas’.

Asume que le interesa mucho la actualidad, que es un cineasta naturalista y que el tema de ‘Uno para todos’, que llega a los cines este viernes, surgió un poco por azar: leyó la historia del profesor Javi Mur, destinado a Monzón, que un día se entera de que un alumno suyo no viene a clase porque tiene cáncer, y decide indagar entre sus compañeros. "Seguí todo el desarrollo de la historia, le habían dado un premio por su compromiso. Ahora ya no estaba en Monzón, sino en un pueblo de Galicia. Quise saber cuál era su secreto, qué pensaba, y acudí a sus clases. Hablamos, tomé notas, y volví con un dossier enorme". Así surgió de una obra impregnada de humanidad.

De Monzón a Caspe

"Quería que se rodase en la comunidad donde se produjo la noticia. Contacté con la Film Comission de Aragón y me sugirieron algunos lugares. Un día, aunque estaba fuera de ruta, llegamos a Caspe durante el proceso de localizaciones. Queríamos un lugar más bien remoto, a donde mandaban al profesor que venía a hacer una sustitución. Vimos el colegio Compromiso de Caspe y nos impresionó. Era ideal. Por su situación, por su arquitectura, porque plantabas la cámara en cualquier sitio y se veía todo. Entra toda la luz. Fue un hallazgo magnífico", dice. Y añade Ana Labordeta, que ejerce de directora del colegio: "Es como los colegios de antes, sí. Espacioso, con largos pasillos y muy acogedor".

Ilundain dice que ha tenido algunas películas en la cabeza. Cita ‘La lengua de las mariposas’ de José Luis Cuerda.

"Extranjeras me vienen a la cabeza ‘El club de los poetas muertos’ o ‘Profesor Lazhar’. Para uno no es fácil decir qué tipo de director es. A mí me gustan mucho los directores que desaparecen detrás de su película, ellos y su conciencia de estilo. Pienso en Stanley Kubrick, por ejemplo, que hizo muchas películas y todas distintas", señala. Y también señala a Francis Ford Coppola.

Con todo ese material en la cabeza y el guión ya concluido, David Ilundain rodó algo más de dos semanas en Caspe y casi cuatro en Arenys de Mar. Explica: "El colegio es ideal. Procede de tiempos de la II República, cuando los colegios se hacían en lugares adecuados y con buenos materiales; no como ahora, que se hacen en lugares incómodos, alejados del centro y con los materiales más pobres".

Da un salto importante: "Tenía claro una cosa. No quería que el profesor que encarna David Verdaguer actuase como un superhéroe. No. No va de eso la película. No existe un protocolo pedagógico acerca de como se debe tratar a un niño con cáncer. Y él actúa con naturalidad", avanza.

Aunque han trabajado juntos en la película, con una estupenda relación, había muchas cosas que no sabían el uno del otro. Por ejemplo: David Ilundain y Ana Labordeta, en su niñez, frecuentaron Villanúa; Ana, en el verano, con sus amigas y sus hermanas; David iba con su padre, escalador y montañero, en invierno. Y David tampoco sabía que la actriz era hija, sobrina y nieta de pedagogos. "Ahora me entero. Qué bonito, ja ja ja. Me encanta", dijo.

"El mío es un papel pequeño, pero es todo un regalo. Es precioso. De veras. Este ha sido un rodaje increíble, con un maravilloso ambiente. David Verdaguer, el protagonista, es un actor estupendo, con ideas, muy creativo. De David Ilundain querría insistir en algo: es de esos directores que escuchan y a los que gusta escuchar", dice Ana. Y añade algo más:"Es muy bonito para mí, casi a modo de homenaje íntimo, esta feliz coincidencia. Mis padres y mi abuelo eran pedagogos vocacionales", concluye Ana.

"La experiencia ha sido maravillosa y podría repetirla"

Además de Ana Labordeta, el reparto incluye a doce niños de Zaragoza y de algunos pueblos de alrededor y a los actores Jorge Pobes y Miguel Ángel Tirado, más conocido como Marianico el Corto. Dos de los jóvenes intérpretes, 14 años, acompañaban ayer al director y a Ana Labordeta: Néstor Romero y Vega Vallés. La película se proyectaba en los cines Aragonia.

"La verdad es que jamás me había planteado aparecer en una película; más bien al contrario. Supe del castin y me dije: 'Habrá que probar, ¿no?'. Probé, me cogieron y ha sido maravilloso. Lo he pasado muy bien", explica Néstor. Natural de Torres de Berrellén, dice que no solo no se ha aburrido, sino que no descarta repetir: "No me he aburrido en ningún momento. Para saber qué ocurre en el cine hay que estar dentro. Hay que vivirlo. Ha sido muy bonito: con los compañeros, con David Verdaguer y todo el reparto. Nos ha tratado muy bien", señala.

Vega Vallés es algo más veterana. Ella ha asistido a cursos en el Teatro de las Esquinas y acude a la Escuela de Cine ‘Un perro andaluz’ de Leonor Bruna. "Quiero ser actriz, sí, terminar alguna carrera y ser actriz, ante todo. Me gusta mucho este mundo. Y lo he pasado muy bien. En mi papel soy dura, fuerte, enérgica. Leí el guión y me enamoró el personaje que acabarían dándome, Celoir. Y realmente estoy feliz". A Vega la probaron para una niña, Noa, pero vieron que también podía dar otra. "Para mí la experiencia ha sido maravillosa y podría repetirla en cualquier momento", dice. Tanto Vega como Néstor evalúan al director. «Si David Verdaguer nos trató superbien, otro tanto podemos decir de David Ilundain».

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