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Los Cursos de Verano de Jaca hasta la Guerra Civil

Historia y personajes que estuvieron en la Ciudadela, en las citas y lecciones promovidas por la Universidad de Zaragoza

Cursos de verano de Jaca.
Santiago Ramón y Cajal en su espacho.
Archivo Heraldo.

I. LOS TRES PRIMEROS CURSOS

Los Cursos de Verano de la Universidad de Zaragoza en Jaca fueron creación de Domingo Miral y los presentó ante sus paisanos montañeses el 19 de agosto de 1926, en un viejo teatro que desapareció pronto y que ocupaba el solar sobre el que años después se edificaría el cine Oroel. En ese teatro había actuado ya una jovencísima Pilar Bayona, en un concierto organizado por la Filarmónica Jaquesa. Miral, a quien presentó aquel día el catedrático Gil Gil y Gil (ambos, Miral y Gil, acabarían siendo rectores) anunció que al año siguiente comenzarían los Cursos y que se enseñarían materias como Arte, Literatura, Historia, Lengua, Geografía, Derecho Foral, Medicina… Cumplió lo prometido, y el 3 de julio de 1927 se inauguró el primer Curso en el Teatro Unión Jaquesa.

Ese año pasaron por Jaca seis profesores de la Facultad de Derecho (entre ellos Gil y Gil, Sancho Izquierdo, Inocencio Jiménez y Manuel Lasala) y tres de la de Letras (Xirau, Giménez Soler y Camón Aznar); catedráticos de medicina como Lozano Monzón y Pi i Suñer, y un profesor de Ciencias como Antonio de Gregorio Rocasolano.

El día 10 de agosto, con la presencia de Miguel Primo de Rivera, se puso la primera piedra de la Residencia. El general Primo de Rivera volvería a Jaca en 1928 (ese año, el 18 de julio, visitó al Premio Nobel Santiago Ramón y Cajal, que veraneaba en la ciudad) y en 1929, en el que ya se alojó en la Residencia recién estrenada. El segundo año de los cursos sirvió para que se fueran sumando conferenciantes como Mariano Baselga y Manuel Lorenzo Pardo, y nuevos profesores como Patricio Borobio, Salvador Minguijón, Eduardo Ibarra, Jesús Pabón, Sancho Seral, Serrano Sanz… y un catedrático de Pediatría en la Universidad Central de Madrid, Enrique Suñer, que en la guerra civil se ocuparía de la depuración del profesorado universitario y escribiría un libro abyecto, ‘Los intelectuales y la tragedia española’, en el que delató a muchos de sus compañeros progresistas y culpó a Primo de Rivera de haberse mostrado “débil para derramar sangre” y de no haber ordenado “unas cuantas docenas de penas capitales… y las necesarias deportaciones y expulsiones del territorio nacional”.

En 1929, con la Residencia ya terminada, hubo nuevas incorporaciones a los Cursos como la de María de Maeztu, directora de la Residencia de Señoritas de Madrid que había creado la Junta de Ampliación de Estudios, la del catedrático de Arte y futuro diputado constituyente Andrés Ovejero, y la de ese gran aragonés que fue José García Mercadal. Lo más difícil estaba ya hecho y los Cursos se habían asentado.

Cursos de verano de Jaca.
Federico García Lorca estuvo en Jaca y otros pueblos oscenses.
Archivo Heraldo.

II. DE ORTEGA A GARCÍA LORCA

En 1930 hubo dos visitas muy destacadas a los Cursos de Verano de Jaca. Una la de José Ortega y Gasset, que, aunque no acudió a ellos como profesor, sí visitó la Residencia y estuvo con Domingo Miral en Echo, haciendo aprecio al jamón y al vino rancio, tal y como contó Juan Lacasa; y otra la de Ramiro de Maeztu -que había sido embajador de España en Buenos Aires con Primo de Rivera, dirigiría más tarde la revista ‘Acción Española’ y acabaría siendo fusilado en 1936-, quien habló, cómo no, de su ‘Ideario español’.

También hay que destacar la presencia en Jaca de José María Salaverría, María de Maeztu (que ya había estado el año anterior), José Valenzuela La Rosa, y Carlos Mendizábal. El aragonés Mendizábal, que era ingeniero -llegó a ser ingeniero-jefe y director de los Altos Hornos de Baracaldo- e inventor de extraños aparatos como el «cinesófoto», que eliminaba el parpadeo de los proyectores de cine, fue también un reputado novelista, autor de algunas novelas de anticipación y corte científico que hicieron que recibiera el calificativo de “el Wells español”: ‘Elois y Morlocks’, subtitulada ‘Novela de lo por venir’, que publicó en 1909 con el seudónimo de Dr. Lázaro Clendábims (anagrama de Carlos Mendizábal), ‘Pygmalión y Galatea’ y ‘Anafrodisis’, ambas en 1922.

En 1931 se celebró el quinto Curso de Verano, con Gil Gil y Gil como rector recién nombrado. Hubo nuevos conferenciantes de gran prestigio: el pediatra aragonés Andrés Martínez Vargas, antiguo rector de la Universidad de Barcelona (se conserva una fotografía de él y Ramón y Cajal en Jaca, tras su charla, publicada en ABC el 27 de agosto de ese año), Francisco Iñiguez Almech o el futuro ministro Manuel Marraco.

En 1932 acudieron a Jaca, entre otros, el gran Juan Moneva y Puyol, el decano de la Facultad de Letras de la Universidad Central de Madrid, Manuel García Morente, maestro de José Gaos, que se haría sacerdote tras la guerra, y Miguel de Unamuno. Éste habló en Jaca el domingo 28 de agosto, presentado por Miral, y visitó San Juan de la Peña. De esa visita salió un artículo, “En San Juan de la Peña”, que se publicaría en su libro ‘Paisajes del alma’.

Y en los Cursos de 1933, cuya apertura corrió a cargo de Santiago Pi i Suñer, Subsecretario de Instrucción Pública y catedrático de Medicina en Zaragoza, que ya había estado en los cursos inaugurales de 1927, además de la presencia de Manuel Sánchez Sarto destaca sobre todo la visita de Federico García Lorca, que el viernes 25 de agosto recitó sus versos en la Residencia. Venía con La Barraca para representar ‘Fuenteovejuna’ en el Teatro Unión Jaquesa. Hubo tal aglomeración de gente que las autoridades se vieron obligadas a suspender el acto. Y es que Lorca era ya una estrella, recibida en Jaca en olor de multitud.

Cursos de verano de Jaca.
Niceto Alcalá Zamora también visitó Aragón.
Archivo Heraldo.

III. DE 1934 A 1936

La inauguración de los Cursos de Verano de 1934 la presidió el rector Paulino Savirón, catedrático de Química y gran melómano, fundador en 1906 -con Mariano de la Figuera y Mariano Baselga, entre otros- de la Sociedad Filarmónica de Zaragoza, de la que fue su presidente hasta 1936. La lección inaugural corrió a cargo del catedrático de Física y futuro rector Juan Cabrera, y el pintor Francisco Cidón ­-discípulo de Sorolla, académico de la Real Academia de Nobles y Bellas Artes de San Luis, dibujante y cartelista de éxito (suyos fueron por ejemplo los carteles oficiales de las Fiestas del Pilar de los años 1926 y 1927) y autor en 1943 de un libro ya clásico sobre los pueblos de Aragón devastados por la guerra- se llevó a los estudiantes de Arte a visitar el Museo Románico, que entonces se hallaba en el convento de las Benedictinas. Pero lo más destacado de ese año fue la visita a la Residencia del Presidente de la República Niceto Alcalá-Zamora, que tenía un hijo en Jaca, soldado en el Regimiento de Galicia. Fue recibido, claro, por Domingo Miral.

Los novenos Cursos, correspondientes a 1935, fueron los primeros sin Miral al frente, que dejaba la dirección por problemas de salud, y se inauguraron con una conferencia de Miguel Allué Salvador, que intervino también en un homenaje a Lope de Vega el 14 de agosto. Este año estaba anunciada la visita del notario caspolino Mateo Azpeitia, diputado por la CEDA y autor de un libro muy conocido por los estudiosos de los temas agrarios: ‘La reforma agraria en España’, de 1932, pero no pudo acudir. Y en 1936, los Cursos de Verano se abrieron el 1 de julio con una lección del catedrático de Medicina Santiago Pi i Suñer, que ya había visitado Jaca en 1927 y 1933 y a quien aquel día presidió el rector Gonzalo Calamita.

Lejos estaba Pi i Suñer de pensar que su rector, tras la sublevación militar del 18 de julio, le depuraría sin contemplaciones, le desposeería de la cátedra y le daría de baja en el escalafón, igual que haría con otros tres catedráticos de Medicina: Felipe Jiménez de Asúa, Juan Carlos Herrera y Gumersindo Sánchez Guisande. Este último también estaba unido a Jaca y había participado en la apertura de los Cursos de 1933. Pese al estado de guerra proclamado por el comandante militar de la Plaza, los Cursos continuaron hasta final de julio y el día 31 los estudiantes extranjeros abandonaban España por la frontera de Canfranc.

En esas 4 semanas aún dio tiempo a llevar a los estudiantes de excursión a San Juan de la Peña y Santa Cruz de la Serós, a Siresa y la Selva de Oza. Comenzaba la guerra y la Residencia ya no volvería a abrirse a los estudiantes hasta 1941. Las PUZ, en edición de A. Pérez Lasheras, publicaron un libro fundamental sobre los Cursos, y Juan Lacasa los historió en un libro de 1980. A ellos deben acudir quienes quieran conocer más y mejor nuestra Universidad de Verano.

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