gastronomía

Cuando Zaragoza fue una ciudad de chocolate

El Ayuntamiento de Zaragoza o la fuente de La Samaritana inspiraron las monas de Pascua que salieron de un obrador de la capital aragonesa.

Ayuntamiento de Zaragoza, de chocolate.
Ayuntamiento de Zaragoza, de chocolate.
Archivo Heraldo de Aragón

Puede ser que Willy Wonka residiera un tiempo en Zaragoza, en concreto en la década de los años 70. En esa época varios monumentos cambiaron el metal o la piedra por el chocolate. El Ayuntamiento de Zaragoza, el puente de Piedra, las antiguas murallas romanas, una recreación de lo que fuera el teatro romano, la puerta del Carmen, la fuente de la Samaritana…

Ese Willy Wonka que levantó una dulce Zaragoza de miniatura era Miguel Ángel Marín, maestro chocolatero, poeta y colaborador de HERALDO. Estuvo al frente de la confitería La Esperanza de la capital aragonesa, donde llegó a regentar tres establecimientos familiares.

"El Ayuntamiento se ha puesto dulce", se contó en un artículo de HERALDO en marzo de 1970. "Se trata de una réplica exacta, a escala 1/100. No falta un solo detalle, ni en sus cuatro fachadas, ni en los tejados, ni en la luna interior", continuó el reportaje. Para la construcción de este edificio de la plaza del Pilar se utilizaron 50 kilos de chocolate. Sin embargo, no todo era chocolate: para hacer el suelo se utilizaron seis kilos de guirlache.

Marín trabajó el chocolate durante unas cien horas –algunos días comenzó a las 18.00 y terminó a las 4.00-. En resumen, "varias semanas agotadoras", de hecho, invirtió tres días en la fachada principal de la Casa Consistorial.

"Las gentes forman corro en torno a los escaparates de La Esperanza, contemplando con asombro cómo mana el agua de una mona de Pascua hecha con chocolate"

A la Semana Santa siguiente optó por una reproducción de fuente de La Samaritana, por cuyos cántaros también manaba agua, como en la real. Esta pieza era de 40 kilos de chocolate negro, blanco y verde. "Las gentes forman corro en torno a los escaparates de La Esperanza, contemplando con asombro cómo mana el agua de una mona de Pascua hecha con chocolate", señaló el periodista Alfonso Zapater. Ese mismo año también concibió una puerta del Carmen, que la elaboró con 20 kilos de chocolate con leche.

En 1972, este pastelero escogió otro monumento, el puente de Piedra, que, como los anteriores se exponía en la pastelería, ubicada entonces en la calle de la Princesa. "Miguel Marín acostumbra a reproducir obras artísticas zaragozanas utilizando el chocolate como materia prima", pudieron leer los lectores en octubre de ese año.

En este caso fueron 50 horas de trabajo y 15 kilos de chocolate, con los que reprodujo todos los detalles, como el paso del tiempo. "Si dejamos al margen los valores históricos, justo será reconocer que nunca fue el puente de Piedra tan dulce y apetitoso como ahora", dijo Zapater.

Marín no siempre aprovechó Semana Santa para hacer una mona de Pascua zaragozana, sino que, como el de la puerta del Carmen o el puente de Piedra, también elaboró estas piezas para las Fiestas del Pilar o Navidad. Muestra de ello es 1975, cuando levantó las antiguas murallas romanas con un belén en el centro de cincuenta figuras. A la Navidad siguiente fue el turno del teatro romano, basado en un artículo que publicó este periódico.

En cualquier caso, el destino era benéfico, ya que lo donaba para los niños de la Ciudad Escolar Pignatelli o las Hermanitas de los Ancianos Desamparados. Miguel Ángel fue autor de dos libros dedicados a su experiencia en el obrador. 'Dulce. Historia de la pastelería inventada’ (Mira, 1996) es una novela alegórica y poética alrededor de la repostería; mientras que 'Laminerías. Tres siglos de pastelería en Aragón' (Certeza, 2012) se trata de un inventario de conocimientos y recetas sobre las masas, la miel, el cacao, el pan, el azúcar y otros ingredientes.

Con creaciones como estas, la repostería de la capital aragonesa se consideraba "la mejor de España". "Zaragoza, en pastelería, está a la cabeza; siempre lo ha estado. De Madrid, de Barcelona, de todas partes, solicitan oficiales de repostería zaragozanos porque saben que no hay nadie que les meta mano", publicó este diario a mediados de los años 50 en un reportaje dedicado a las monas de Pascua.

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