gastronomía

"Un buen plato y una conversación fomentan mi creatividad"

La presidenta de los jóvenes empresarios de Zaragoza elogia los negocios hosteleros que saben tratar el producto.

Silvia Plaza, presidenta de AJE, en el restaurante Nómada.
Silvia Plaza, presidenta de AJE, en el restaurante Nómada.
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La abogada y economista Silvia Plaza preside la Asociación de Jóvenes Empresarios (AJE) Zaragoza desde hace poco más de un año. Emprendedora, apasionada y con una gran determinación. No hace falta pasar a su lado más de cinco minutos para comprobarlo, un talante que seguramente han valorado sus compañeros al nombrarla presidenta de esta entidad. Ella está encantada de formar parte de la ‘familia AJE’, «una red superpotente en la que todos sumamos», que le lleva a transmitir la sensación de poder enfrentarse a todo. También alrededor de la gastronomía y de cómo vive su día a día culinario.

Aunque para Silvia hablar de ‘las cosas del comer’ no supone un reto, reconoce que en los fogones va «justita». «Lo compenso con lo mucho que me gusta probar y valorar lo que hacen otros», confiesa sonriendo. Por trabajo, en familia o con amigos, conoce bastantes escenarios gastronómicos, así que criterio no le falta. Para relatar esa experiencia ha elegido el restaurante Nómada (Fernando El Católico, 37) del grupo Tandem. Le gusta por su estilo de comida callejera internacional, «pero a la vez es respetuoso con el producto local». Gastronómicamente hablando, ella es así: disfruta del recetario tradicional, con ingredientes reconocibles, «aunque pueda haber algún toque diferente».

Las dos recetas que pide reflejan ese espíritu: Maki crep de pato confitado y Huevos Nómadas. De este último plato le llama la atención la combinación de cuscús, huevos de gallinas camperas a baja temperatura y guiso de carrilleras. Unos ‘rotos’ muy diferentes.

El apego por el producto y el recetario de calidad lo lleva en el ADN: los guisos de su abuela Margarita, los tomates que de niña recogía con su abuelo en el huerto de Monzón, la menestra de su madre, que nunca falta el día que come en su casa... «Lo del poco tiempo que tengo para cocinar puede sonar a excusa; me encantaría practicar más todo lo que me han enseñado, pero no está siendo fácil», reconoce. Y confiesa que disfruta de los táperes de su suegra. «Albóndigas, lentejas, croquetas... siempre hace más para que nos llevemos; es una gran cocinera».

En casa, Silvia tiene claro que su mejor aliada en la cocina es la Thermomix. «En invierno, sobre todo, preparo muchas cremas, que casi nunca faltan para cenar». Y en cuanto empieza a hacer un poco de calor, «ensaladas variadas; me encanta improvisar y añadir frutas, quesos, frutos secos...».

Pero es cara a cara, alrededor de la mesa, donde más disfruta de la gastronomía. Le da igual que sea por un tema profesional o personal: «Un buen plato y una buena conversación fomentan mi creatividad; lo tengo comprobado». Silvia insiste mucho en lo de «mirarse a los ojos y hablar con tu pareja o con quien tengas enfrente mientras comes o cenas; a todos nos pasa que ponemos las noticias y ya no prestamos atención a otra cosa». Así que su consejo es claro: fuera móviles y nada de tele, al menos durante ese rato.

No solo valora la calidad culinaria de los locales, también tiene muy en cuenta el ambiente, el espacio, que no haya mucho ruido... que «se esté a gusto». En función del encuentro, es muy metódica al elegir el lugar: «No me gusta llevarme sorpresas desagradables”.

Los productos de Aragón los sitúa en primera línea. Del ternasco elige las chuletillas a la brasa; le apasionan las borrajas con almejas y algo parecido le sucede con la longaniza de Graus. Alrededor de este embutido le encantan el canelón de boletus y longaniza de Nativo y la pizza ‘La maña’ (crema de calabaza con borraja, morcilla y longaniza) de The Monkeys.

Además de Nómada, recomienda establecimientos como Sanan (Uncastillo, 4), «sobre todo por fritos como la gamba gabardina y una berenjena rellena que se conoce como alforja», y Symbol (Illueca, 5): «Me quedo con la anchoa en salmuera y la bola de bacalao». Y para comer con amigos en un buen ambiente, «el Espacio Emboca es magnífico».

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