Roscones del mundo para un dulce colofón navideño

La 'galette' francesa, la rosca mexicana o el cozonac de Rumanía son distintas versiones del popular roscón de Reyes.

El jefe del obrador de Le Petit Croissant, Daniel Castillo, con una 'galette'
El jefe del obrador de Le Petit Croissant, Daniel Castillo, con una 'galette'
Alejandro Toquero

En las saturnales romanas, unas fiestas dedicadas al dios Saturno para celebrar los días más largos tras el solsticio de invierno, se elaboraban unas tortas redondas hechas con higos, dátiles y miel. Bien podrían ser el origen del popular roscón de Reyes.

En España, y en Aragón en particular, es bien conocida la tradición de su consumo, pero esta elaboración ha echado raíces en bastantes países. Y es que roscones del mundo hay unos cuantos, cada uno con sus particularidades, pero con un argumento que se repite: es en estas fechas cuando más protagonismo tienen.

Nuestros países vecinos, Francia y Portugal, cuentan con sus propias versiones. La Galette des Rois es la francesa, rellena de crema de almendras. Anne-Laure Romeuf, propietaria de las tres tiendas de Le Petit Croissant de Zaragoza, lleva varios años elaborando y vendiendo este roscón en sus establecimientos y confirma que "está teniendo mucho éxito entre los zaragozanos".

En Francia no se celebra la festividad de Reyes, pero el 6 de enero la 'galette' llega a todas las casas y lo habitual es que también se deguste durante los domingos del mes de enero. El ritual que siguen en el país vecino al sacarlo a la mesa es que si hay niños en la casa, uno se mete debajo mientras se hacen las porciones, luego las asigna y al que le sale la sorpresa es coronado rey.

La rosca mexicana es muy parecida al roscón español.
La rosca mexicana es muy parecida al roscón español.
A. Toquero

Es un producto de pastelería complicado cuyo éxito depende, en buena medida, de la calidad del hojaldre, la mantequilla y las almendras, "que en Aragón son magníficas", asegura Anne-Laure. Un detalle a tener en cuenta es que a mucha gente le gusta la 'galette' caliente, así que se puede meter un poco al horno antes de comerla.

Como en Francia, también en Alemania y en Suiza se celebra este día con un dulce que contiene un elemento que trae suerte. Se trata del Dreikönigskuchen, la Torta de los Reyes, un bollo de masa fermentada en forma de flor. 

En Portugal, la tradición del bolo rei se remonta al siglo XIX. Tanto su forma como su elaboración recuerdan a nuestro dulce de Reyes, pero en la masa se añaden frutos secos –nueces y piñones– y uvas pasas. Además, se aromatiza con vino de Oporto, un detalle que imprime carácter.

El 'cazonac' es más parecido a un panettone que a un roscón
El 'cazonac' es más parecido a un panettone que a un roscón
A. Toquero

La dulce tradición navideña de los roscones en los Balcanes tiene nombre propio: cozonac. "Realmente no es un roscón –comenta Nicoleta Mariana, propietaria de la pastelería Romaneasca de Zaragoza (c/ Valle de Broto, 4)–, es más parecido a un panettone; lo singular es el relleno de frutos secos y de una especie de fruta escarchada".

Se consume, sobre todo, el día de Navidad en países como Rumanía, Bulgaria, Macedonia y Albania, pero Nicoleta lo elabora durante todas las fiestas.

En Argentina también es popular la rosca de Reyes. Lo más especial es que lleva crema pastelera y guindas por encima. En México siguen a pies juntillas la tradición española. Aunque el diseño del roscón tiene algunas diferencias respecto al español, los ingredientes son los mismos.

Claudia Sigala, cocinera de Bravo Café, comenta que la rosca de Reyes mexicana lleva bastante elaboración y a la hora de decorarla "se pueden utilizar ates y acitrón de colores, frutas confitadas, higos o cerezas". Para quien desee prepararla, Claudia recomienda seguir el paso a paso en este enlace: https://youtu.be/iWbVYWr2_2Q.

Finalmente, en Estados Unidos –en Nueva Orleans, en concreto–, desde el 1 de enero hasta el martes anterior al Miércoles de Ceniza, se come roscón para festejar el llamado Mardi Gras, que marca el último martes de carnaval. Lleva la figura de un bebé en su interior (símbolo de la vida) y se tiñe de morado, verde y amarillo, que simbolizan la justicia, la fe y el poder.

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