gastronomía

Una ginebra aragonesa que cambia de color y arrasa en los países nórdicos

Blue Velvet, de Bodegas Jaime, está macerada con violeta, flor de cerezo y limón. Es una bebida seca, pero con retrogusto dulce.

Blue Velvet es azul en inicio, aunque al combinarse con una bebida efervescente se tiñe de morado.
Blue Velvet es azul en inicio, aunque al combinarse con una bebida efervescente se tiñe de morado.
HERALDO

Es una ginebra aragonesa, pero su éxito es mayor en el extranjero que en casa... al menos por ahora. Hablamos de Blue Velvet, una bebida espirituosa que a primera vista destaca por su intenso color azul, tonalidad que muta en morado en contacto con la tónica u otra mezcla efervescente, pero cuyas bondades no se quedan en lo superficial. Porque la elaboración de Bodegas Jaime, en Morata de Jalón, es una ginebra de gama alta, fruto de la inquietud de la casa, sin colorantes artificiales y con una cuidada receta en la que destaca la flor de guisante mariposa.

La bebida salió hace unos dos años al mercado, casi de la mano de cierta pandemia. "Ha sido un periodo complicado, como cualquiera se podrá imaginar, pero pese a ello nos está yendo bastante bien con el producto, sobre todo fuera de España”, cuenta Martín Jaime, gerente de la empresa familiar. Porque la bebida ha encontrado su hueco en el mercado nórdico. “Este éxito empezó en Dinamarca, donde el distribuidor logró que tuviese un hueco en el supermercado. De Dinamarca pasó a Noruega, Finlandia y Suecia. También a Lituania y Estonia, donde los volúmenes de ventas son más modestos ya que el poder adquisitivo es menor y hablamos de un producto considerado premium”, valora el empresario.

Las ventas se han triplicado en el último año, un resultado que buscará repetir el ya inminente 2022. Para ello, van a servirse de uno de los principales escaparates comerciales de la zona, los cruceros que transitan los fiordos y las líneas que conectan Noruega con Finlandia, así como los ‘duty free’, donde la venta de alcohol no sufre las restricciones ni las cargas impositivas que afectan a la tierra firme. “Queremos entrar en los monopolios de Suecia, Noruega y Finlandia, que viene a ser un sistema de control de la venta de alcohol similar al del tabaco en España”, apunta Martín Jaime.

La ginebra también tiene presencia en algunos de los territorios de Estados Unidos, donde se vende bajo el nombre de ‘Turmeon blue gin’ “ya que existe una legislación muy restrictiva en torno al uso de flores”.

Fruto de la casualidad

Blue Velvet no fue pensada como una ginebra, sino que en inicio se planteó como un vermú más dentro de la gama que ofrece bajo el sello Turmeon. El gerente de la bodega, inquieto como pocos, dio el paso hacia el espirituoso casi sobre la marcha: “Hice un curso de perfumería natural gracias al cual tuve una mentalidad algo más abierta a la hora de combinar aromas. Muchos perfumistas modifican su fórmula ligeramente en función de la estación del año. Con esa idea en la cabeza pensé en hacer un vermú estacional, pero cuando estaba haciendo el de primavera, con violeta, flores de lirio y de cerezo y flor clitoria ternatea, dio como resultado dio un vermú demasiado dulzón, por lo que trasladé la idea a una ginebra. Fue fruto de la casualidad”.

La fórmula contiene bayas de enebro, cilantro, angélica y cardamomo. En el proceso de maceración participan la violeta, la flor de cerezo y limón, si bien el intenso color azul proviene de la infusión con flor de guisante mariposa.

La empresa quiere apostar este próximo año por el producto nacional. “En supermercado se vende bastante bien. El color invita a probarla y el sabor, en boca, no es muy dulce. Es más bien seca. La violeta hace que sea más fácil de beber, pero sin cansar, está más presente en el retrogusto. Es un aroma, más que un sabor”.

Sobre el formato de la botella, de 700 mililitros y distinto al habitual en una ginebra, Martín Jaime señala que se pretende “un guiño a la perfumería, a los frascos de cualquier perfume, ya que, al final, la idea surgió gracias a esa búsqueda de un sabor y una fragancia estacionales”.

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