día del trabajo

1º de mayo: las caras del mercado laboral en el año de la lucha por la subida de sueldos

Trabajadores de distintos sectores hablan de sus experiencias, en una jornada reivindicativa en todo el mundo, que sirve también para medir la fuerza de los sindicatos.

Primero de Mayo 2023.
Primero de Mayo 2023.
H. A.

El Día del Trabajo reúne cada año las reivindicaciones de todos los sectores en una jornada de protesta y a la vez lúdica, donde los sindicatos visibilizan sus apoyos en un ejercicio marcado por la lucha por conseguir subidas salariales tras la escalada de los precios del año pasado y el euríbor, que ponen en apuros algunos presupuestos familiares.

Estas son algunas de las caras de los trabajadores zaragozanos que luchan por mejorar sus condiciones laborales, incluida la de alguno que ha optado por convertirse en autónomo en busca de la conciliación que no encontraba en su oficio.

Teleoperadoras en pie de huelga

Beatriz Méndez, trabajadora de telemarketing y afiliada al sindicato SOA.
Beatriz Méndez, trabajadora de telemarketing y afiliada al sindicato SOA.
H. A.
"​La gente piensa que los sindicatos estamos solo para resolverles la papeleta, no llegan a plantearse la importancia de la afiliación. Cuanta más gente afiliada haya, más poder vamos a tener"

Beatriz Méndez tiene 48 años y lleva 23 trabajando en el sector del telemarketing. En el año 2000 cuando buscaba trabajo recuerda que era muy fácil conseguirlo en esta actividad que despegaba entonces. "Cuando entré estaba en pleno auge. Estábamos saliendo de la crisis de finales de los 90 y era el único sector donde te podías incorporar enseguida", cuenta.

El sector sigue creando empleo, pero era y sigue siendo uno de los que cuentan con salarios más bajos y peores condiciones laborales, afirma. Como ejemplo pone que con la última subida del salario mínimo hasta los 1.080 euros al mes, aprobada por el Gobierno y los sindicatos, sin el respaldo de los empresarios, se vio que había que subir tres categorías profesionales que se quedaban por debajo de esta cantidad. A ello se une que "lo normal en el sector es que los contratos no sean a tiempo completo sino de 16 o 20 horas", señala, no solo por deseo de las trabajadoras.

No todo el mundo aguanta el ritmo de llamadas diarias y objetivos que hay que cumplir, en su caso, en un puesto de atención al cliente y comercial. "Hay mucha gente con bajas por ansiedad por el estrés", apunta. Pese a ello, asegura que se ha mejorado. "Al principio se partía de un formato esclavitud", señala, sin convenio colectivo, que se firmó al poco tiempo de empezar ella y se han ido consiguiendo mejoras a través de las distintas negociaciones.

Resalta que con la negociacion se han conseguido pluses en festivos y pausas de cinco minutos cada hora para descansar la vista, entre otras mejoras. La pandemia envió a teletrabajar al sector y todavía gran parte de él sigue atendiendo desde casa. "Nos pagan 1,60 euros al día por efectivo de trabajo por internet", pone como ejemplo. Muchas compañías han ahorrado así costes al abaratar alquileres y facturas de la luz.

Su compromiso con la actividad sindical es claro. Es delegada de una de los organizaciones minoritarias, el Sindicato Obrero Aragonés (SOA). Esta mantiene convocada desde hace año y medio paros intermitentes para pedir mejoras en la conciliación en su empresa, Abai (antigua Extel).

 "La gente piensa que los sindicatos estamos solo para resolverles la papeleta, no llegan a plantearse la importancia de la afiliación. Cuanta más gente afiliada haya, más poder vamos a tener", recuerda. En su caso, se financian solo con cuotas de sus afiliados. Ante la desafección hacia los sindicatos y la mala imagen por algunos casos de corrupción en los últimos años, cree que el problema es la "falta conciencia social porque la gente piensa que es clase media y se acomoda, pero somos obreros que vivimos de nuestro sueldo".

Comercio en lucha por los festivos y los salarios

Iván Guillén, presidente del comité de empresa de Eroski por CC. OO.
Iván Guillén, delegado sindical de CC.OO. en Eroski Zaragoza.
H. A.
"Menos manos, más trabajo, más polivalencia, que todo el mundo haga de todo para tapar más huecos. Se está perdiendo la profesionalidad. Eso para los trabajadores es precariedad"

El sector del comercio fue en el que encontró una nueva profesión Iván Guillén, de 38 años, cuando dejó el sector de la madera. Hace 16 años que trabaja en la cadena supermercados Eroski en Zaragoza. "Cambié radicalmente al comercio, quería aprender un oficio. Soy dependiente de pescadería y me formé", cuenta. En aquellos años, antes de que estallara la anterior crisis, "no había problema para encontrar trabajo. Te ibas de un sitio y te salía la oportunidad de trabajar en otro sitio", cuenta. 

Sin embargo, en esta nueva crisis la situación ha cambiado. "Ahora la percepción es diferente. La gente se lo piensa más a la hora de dejar un trabajo y cuando lo encuentra, las condiciones son más precarias", asegura. 

"El sector en general es muy precario porque en la mayoría los domingos no están pagados. En mi empresa se paga el 50%, pero en otras no se paga nada y te lo compensan con un día. La conciliación no es fácil, sobre todo, cuando tienes niños pequeños", cuenta como delegado sindical de CC. OO. en Eroski.

Entre las reivindicaciones pendientes considera más importante subir salarios y contratar a más personas. "Cuando empezó la crisis las plantillas estuvieron a la altura de lo que hacía falta, pero luego las empresas no han compensado a los trabajadores", critica. Así, explica que en el día a día hay "mayor carga de trabajo".

"Menos manos, más trabajo, más polivalencia, que todo el mundo haga de todo para tapar más huecos. Se está perdiendo la profesionalidad. Eso para los trabajadores es precariedad", lamenta. El año que viene les tocará negociar convenio en la empresa, consciente de que en la subida salarial siguen encallándose la mayoría de ellos.

De asalariada a emprendedora en plena pandemia

Elisabeth Calderón, emprendedora al frente de la papelería y frutería Frutas y Letras.
Elisabeth Calderón, emprendedora al frente de la papelería y frutería Frutas y Letras del centro de Zaragoza.
H. A.
"El año pasado había poco trabajo y sueldos muy bajos. Se aprovechaban mucho y era todo muy complicado, todo por internet"

"En muchas entrevistas de trabajo te preguntaban si tenías hijos o ibas a ser madre"

Algunos trabajadores han cambiado una nómina fija por convertirse en emprendedores, en busca de mejores posibilidades de conciliar y organizar su tiempo de trabajo. Elisabeth Calderón, de 39 años, es peluquera y tras una experiencia de año y medio con su propio salón, con tan solo 20 años, lo dejó cuando llegó la crisis anterior y pasó las casi dos décadas posteriores como asalariada. 

No fue el último cambio porque la vida le deparaba una nueva crisis, esta vez sanitaria, provocada por la covid. "Cerraron las peluquerías con la pandemia y al volver había turnos fatales de trabajo", recuerda. Estuvo un año en el paro buscando empleo, pero no encontraba. "El año pasado había poco trabajo y sueldos muy bajos. Se aprovechaban mucho y era todo muy complicado, todo por internet". Afirma que "en muchas entrevistas de trabajo te preguntaban si tenías hijos o ibas a ser madre".

Entonces le llegó la posibilidad de hacer un "cambio radical", aunque para ello tuvo que dejar su profesión y empezó a trabajar en una pequeña y céntrica tienda, mezcla de frutería y papelería. "Empecé en esta tienda porque se jubilaba el antiguo propietario y al final nos la quedamos", explica, en plural, porque asegura que fue su marido y su hijo (Jorge e Ian) quienes la animaron. 

La familia que regentaba la tienda tenía tantos años como Elisabeth. Dejaron una clientela fija y Elisabeth se ha encargado de ir ampliándola con productos de la tierra y gourmet. En su pequeño escaparate siempre hay una pequeña muestra de productos de temporada, además de encontrar dentro latas y conservas de la zona.

El horario para ella es perfecto. "La gente ya estaba acostumbrada a que solo abre por la mañana. Me permite estar con mi hijo". Tras su primer año como emprendedora, no echa de menos el trabajo por cuenta ajena, aunque reconoce que como autónoma tiene más preocupaciones.

La carrera de fondo de buscar trabajo a los 50

Trabajadores son también quienes buscan empleo. Enviar currículums y hacer entrevistas es un trabajo en sí mismo. "Buscar trabajo es una carrera de fondo, con obstáculos ", reconoce María, nombre ficticido de una parada zaragozana que ha trabajado toda su vida de dependienta y ahora a los 54 años se ha quedado en el paro. "He echado en todo. En comercio, desde supermercados a tiendas de ropa y en la industria", cuenta sobre su búsqueda sin éxito. Afiliada al sindicato USO, reconoce no contar con coche le impide acceder a empleos que requieran vehículo propio.

Ahora cree que resulta más díficil encontrar empleo que cuando se vio en esta situación la última vez. Recuerda que en 2006 le bastó con rellenar la solicitud en una tienda que tenía cerca de su casa. "Fue dejar el currículum y llamarme", recuerda. "Ahora, echas un currículum y hay muchas personas inscritas. Yo no sé si pueden mirar todos", duda, consciente también de que su edad es un problema.

"En muchas empresas te dicen que buscan gente de alrededor de 30 años y mira si los he pasado hace días. Y en tiendas de ropa quieren gente joven que luzca su ropa y con medidas 90-60-90", critica. En supermercados es donde cree que puede tener más posibilidades alguien de su edad. 

"En muchas empresas te dicen que buscan gente de alrededor de 30 años y mira si los he pasado hace días"

"En tiendas de ropa quieren gente joven que luzca su ropa y con medidas 90-60-90"

Cuesta también encontrar contratos de 40 horas. Gran parte de su carrera ha estado trabajando 20 horas a la semana, primero para conciliar y luego porque no podía conseguir más."No pienso en la jubilación, que está muy lejos", reconoce, sino en "buscar trabajo y lo importante estos últimos años es cotizar más si puedo". Los últimos serán de los que dependa la cuantía de su pensión.

Sectores al borde de la negociación

Fernando Mallén, tiene 56 años y lleva 15 trabajando en hoteles, en el área de mantenimiento y recepción. Reconoce que su sector está "muy mal pagado". Y la peor parte se la llevan las mujeres. "Hay mucha carga de trabajo, sobre todo, para las camareras de piso. Las mujeres sufren mucho y no están recompensadas económicamente", afirma el también presidente del comité de Zaragoza Urbana por CC. OO.

A la hora de organizar protestas en las compañílas, como sindicalista confiesa que "es muy difícil empujar a la gente a la calle porque hay miedo", sobre todo, de los trabajadores más precarios y con más necesidades. "Hay gente que no quiere figurar en una lista en unas elecciones sindicales", dice. Es consciente además de la mala imagen en algunos casos de los sindicatos o los liberados. "Algunos piensan que el comité solo sirve para coger horas sindicales", pero a la vez, señala que cuando los empleados tienen problemas se acude los sindicatos. "Debería ser obligatoria la afiliación como en Alemania", plantea.

Con todo, su sector comienza en los próximos días la negociación de su convenio colectivo, que augura "dura" como las últimas que se están produciendo por el pulso entre patronales y sindicatos por reducir la pérdida de poder adquisitivo causada por la elevada inflación.

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