Cuando el trabajo no basta para emanciparse: "Mi salario entero sería para pagar el alquiler"

Crisis tras crisis, los jóvenes encuentran cada vez más dificultades para dejar la casa de sus padres y construir su proyecto de vida. Los bajos salarios, dicen, no ayudan, ni tampoco que se les coma el elevado precio de los alquileres.

Las jóvenes Belén Sancerni, Amaranta Garcés y Helena García, frente a la sede de OSTA, en Pablo Remacha, en Zaragoza.
Las jóvenes Belén Sancerni, Amaranta Garcés y Helena García, frente a la sede de OSTA, en Pablo Remacha, en Zaragoza.
Guillermo Mestre

Los jóvenes españoles no se emancipan hasta los 29,8 años de media, casi tres años y medio después que los de otros países europeos, que se van de casa con 26,4 años de media. El 46% de los que tienen entre 25 y 34 años todavía viven con sus padres. Son 10,6 puntos porcentuales más que en 2008, según el estudio ‘Empleo y Juventud en España en 2030’, publicado recientemente por la ONG Ayuda en Acción. La inestabilidad en el empleo, los bajos salarios, la parcialidad y la temporalidad juegan en su contra, junto con la elevada inflación y la subida del precio de la vivienda, que hacen que la independencia juvenil sea cada vez más tardía en España.

"No es que no quieran salir de casa de sus padres por las condiciones laborales precarias -que no lo son tanto como en la crisis anterior-, sino porque la juventud se ha vuelto más prudente a la hora de dar el paso", asegura Alessandro Gentile, profesor del departamento de Psicología y Sociología de la Universidad de Zaragoza. Si ofrecieran, dice, "más contratos indefinidos y mejoras salariales", se acortaría esa brecha en la edad de emanciparse entre España y otros países de la UE.

Según el Observatorio de Emancipación de la Juventud, los que se independizan de 16 a 29 años suponen un 15,9% en Aragón, casi la mitad del 32,1% que representan los de los países vecinos. En España es en la edad de 30 a 34 cuando se acercan a ese porcentaje europeo, señala Gentile, que insiste en la "cautela de los jóvenes a la hora de dar el paso para no tomar una decisión que luego no puedan mantener". "Los mayores avalistas y garantistas de los jóvenes son los padres", reconoce, a la hora de ayudarles con el alquiler y respaldarles en el acceso al mercado laboral tras dos años de pandemia y ahora la alta inflación.

"Nunca hemos tenido una generación tan preparada. Tenemos el mayor porcentaje de personas con título en España, pero no tenemos empleos cualificados", advierte Carmelo Asensio, secretario de Empleo y Formación Sindical de CC. OO. Aragón. "Aunque la temporalidad haya caído en el ultimo año, que se pague poco más del salario mínimo y con los precios desorbitados que castigan el alquiler hace que los jóvenes tengan muy difícil emanciparse".

"Irme a un piso solo ahora no podría. E independizarme en el futuro dependerá de qué trabajos encuentre. Ahora me han ofrecido uno a media jornada en un banco por 710 euros dos meses, que he aceptado, pero con eso no te da", explica Javier Bustamante, de 26 años, que empezó a trabajar a los 18 y a los 21 volvió a la universidad. Ha compaginado estudios y trabajo y tiene ganas de emanciparse. "Espero al año que viene poder comprarme un piso. He estado ahorrando para la entrada, pero no sé si de aquí a seis meses voy a comerme esos ahorros si no encuentro trabajo estable".

"No creo que ahora tener un buen trabajo te permita emanciparte. Los precios de alquileres están imposibles", asegura María Soriano, que estudió Derecho y se independizó hace diez años. "Cuando acabas la carrera, optas a la pasantía. Pero la remuneración es poca y has de compaginarlo con otros trabajos", dice. Ahora, por fin, solo tiene uno, pero esa oportunidad -confiesa- no le llegó hasta los 29. La solución, pasaría por establecer una regulación de pisos de alquiler para jóvenes ya que aún trabajando desde los 18 "comprar una vivienda antes de cumplir 40 me parece imposible".

"Nunca hemos tenido una generación tan preparada. Tenemos el mayor porcentaje de personas con título en España, pero no tenemos empleos cualificados"

"Quería independizarme, pero hace falta mucha preparación para acceder al mercado de trabajo y eso cuesta dinero, y si juntas el precio desorbitado de los alquileres, todo se complica", reconoce Marta Gracia, que ha estudiado Relaciones Laborales y RR. HH. y un máster de género. Por fin, ha conseguido un empleo y se ha emancipado a los 26 años. "Tienen que dar oportunidades a los jóvenes. Si ofrecen salarios que no se corresponden a su formación, con la excusa de que están aprendiendo, les resulta muy difícil".

"Si tienes una titulación, deberían pagarte un salario acorde", opina Sandra Barriendos, estudiante de 21 años, que ve "imposible" emanciparse a corto plazo.

Víctor Fortuño explica que a los 26 años pudo marcharse de casa de sus padres gracias a encontrar trabajo en una empresa farmacéutica, "con un salario más alto que la media por convenio y a disponer de un alquiler social en Valdespartera". Después, explica, se fue al barrio de La Magdalena y ahora se tiene que mudar "al haberle subido el precio del alquiler un 40% en la renovación anual, de 455 a 650 euros". En su caso, empezó a trabajar a los 18 años, pero ahora, dice, "los jóvenes se incorporan cada vez más tarde al mercado laboral".

Además de estas barreras, David Pac, sociólogo y miembro del Grupo de Investigación Sociedad, Creatividad e Incertidumbre de la Universidad de Zaragoza, considera que hay aspectos culturales que influyen como el valor de la familia. "El modelo español es el de pertenencia a la familia y por eso se independizan a edades más tardías, en contraposición al modelo danés, caracterizado por la precocidad a la hora de buscar el desarrollo personal", señala.

Frente al discurso imperante y los estereotipos, hay que reconocer, añade Pac, que "culturalmente somos distintos". "La institución de la familia es la más valorada en las culturas del Mediterráneo y cuando se compara con estudios hechos en EE. UU. sobre dónde vive la gente allí la respuesta es que donde hay trabajo, mientras que aquí es donde has nacido o estés más cerca de la familia". Aunque la cultura marca la diferencia, ayudaría que "las políticas públicas no se olvidaran siempre de los jóvenes", afirma.

El difícil acceso a una vivienda es un factor determinante, entiende la joven estudiante de Periodismo Izarbe Gil: "Los trabajos a los que podemos optar los jóvenes, dependiendo de cual sea tu carrera, son muy precarios y con este precio de la vivienda, a lo sumo te puedes plantear un alquiler".

"En comparación con otros países de Europa y América tardamos más en encontrar un puesto fijo para poder salir de nuestros hogares", reconoce también otra estudiante, Patricia Orquín.

"En los contratos como becarios, para hacer prácticas, no te pagan mucho y es muy complicado independizarte y encontrar un trabajo con un buen sueldo nada más empezar"

Para el universitario Luis Molpeceres, que cursa ADE en inglés, "es muy difícil encontrar una posición nada más salir de la carrera que te permita ganar sueldo suficiente para independizarte y más con esta inflación", dice, aunque reconoce que quizá la juventud se esté acomodando ya que "se vive muy bien con los padres". Miguel Astrain, compañero de promoción, confiesa que "genera incertidumbre empezar a sacarte las castañas del fuego", pero aún así, le apetece emanciparse a sabiendas de que "necesitará de la ayuda de sus padres al principio".

Para el universitario Javier Gasión, no ayuda "la elevada tasa de desempleo juvenil" y el hecho de que en España "seamos más familiares".

Mónica Sancho, estudiante de Química e Ingeniería, se compara con la generación de sus padres. "Ellos podían independizarse al cumplir poco más de los 20. Ahora a los 30 sigues viviendo con la familia. En los contratos como becarios, para hacer prácticas, no te pagan mucho y es muy complicado independizarte y encontrar un trabajo con un buen sueldo nada más empezar", apunta. Por eso, dice, de momento ni se lo plantea.

Estabilidad económica y facilitar el acceso a la vivienda es lo que piden los jóvenes

Los jóvenes Sandra Barriendos, Marta Gracia, Maria Soriano, Javier Bustamante y Víctor Fortuño, en la sede de CC. OO. Aragón.
Los jóvenes Sandra Barriendos, Marta Gracia, Maria Soriano, Javier Bustamante y Víctor Fortuño, en la sede de CC. OO. Aragón.
Guillermo Mestre

Con la pandemia, la emancipación de los jóvenes se ha estancado no solo en España sino en Europa, advierte el sociólogo Alessandro Gentile. "Lo ideal es que los gastos de alquiler no sobrepasen el 30% de los ingresos brutos, pero los jóvenes han de dedicar más del 60% del salario bruto anual. Y en esas condiciones no les resulta conveniente salir", dice. Debería haber, sostiene, un parque de viviendas sociales cuyo alquiler fuera independiente del mercado. "Somos de los últimos de Europa en vivienda social. Solo un 2,5% de hogares españoles vive en ellas mientras en Europa la media es del 9,5%", afirma. Y sobre la decisión del Gobierno de poner 50.000 viviendas de la Sareb en alquiler, avisa que no funcionará sin colaboración de ayuntamientos y comunidades autónomas.

"No me puedo independizar. Sería mi salario entero para pagar el alquiler", asegura Amaranta Garcés, grado superior en forestales, que se marchó a Jaca al acabar de estudiar pero se topó con unos alquileres supercaros, centrados en el turismo, y sin otra posibilidad que compartir piso desde los 18 años. "Siempre en verano trabajaba en el Pirineo, pero allí todo va a temporadas, no te da la estabilidad necesaria para emanciparte". Tras varios años allí, ha vuelto a casa de su madre en Zaragoza y trabaja en hostelería con el fin de ahorrar para poder independizarse. Aunque ha trabajado a temporadas para Sarga, dice que no puede permitirse estar esperando a que la llamen "sin estabilidad ni poder planificarse". Lamenta que algunos empresarios piensen que los jóvenes no quieren trabajar cuando "lo que desean es poder hacerlo en unas condiciones decentes: no tener que hacer dobles jornadas para dedicar más de la mitad del salario a pagar el alquiler". Y denuncia "los alquileres desorbitados en Cerler, Jaca o Zaragoza, que va camino de lo que está pasando en otras grandes ciudades".

"La inestabilidad económica y no tener claro donde vas a trabajar en el futuro hace que no te puedas plantear irte de casa de los padres"

"La inestabilidad económica y no tener claro dónde vas a poder trabajar en el futuro hace que no te puedas plantear irte de casa de los padres", comparte Belén Sancerni, de 24 años, que tras acabar sus estudios de Ciencias Políticas en Madrid, ha vuelto a Aragón. "Con ayuda de mis padres, he vivido en un piso compartido estos años. Las becas son insuficientes si no tienes apoyo económico", dice, y ahora con el deseo de poder vivir en Huesca, ha encontrado en Zaragoza trabajo de monitor de tiempo libre y está pluriempleada en un colegio y en una residencia, pero "ni con esas" se ve capaz de independizase. Ha subido todo tanto, añade, que "no me daría ni para pagar el alquiler", con lo que prefiere ahorrar y así tratar de buscar cierta estabilidad.

La situación de Helena García, de 28 años, que ha estudiado Biotecnología y tiene un doctorado en bioinformática, es diferente. Logró independizarse a los 23 años. Con la ayuda asignada para hacer el doctorado y compartiendo piso con otros dos compañeros pudo hacerlo. "Nos costó encontrar un piso con un alquiler asequible, pero se nos acabó a los cinco años". Coincidió con que entonces murió su abuelo y pudo entrar a vivir en ese piso y así emanciparse del todo. A su juicio, "no saber cuánto te puede durar el trabajo y no tener certezas es lo que retrasa la decisión". En su caso, confía en que haberse preparado para ser programador le permitirá salir adelante. "Otra cosa es cómo y dónde", afirma.

"Se generan empleos de poca cualificación. De poco sirve mejorar la educación de una generación si después no existen oportunidades para ellos"

El sociólogo Gentile recuerda que la juventud se ha alargado: "Los cuarentañeros son los nuevos treintañeros y los veinteañeros de antes, los de 30 ahora. Quieren salir salen de casa pero quieren en condiciones de estabilidad y con las buenas perspectivas que tuvieron sus padres".

"La economía española genera empleos de muy baja cualificación. Hay que apostar por dicha cualificación", advierte José Manuel Corrales, profesor de Economía y Empresa en la Universidad Europea. "De poco sirve mejorar la educación de una generación si después no existen oportunidades para esa juventud formada", señala. Recuerda además, que "la juventud no es un sujeto homogéneo sino que hay amplias diferencias de nivel educativo, de acceso al empleo según las ramas de estudio y las regiones y de acceso a la vivienda por su estatus económico". En su opinión, "la solución pasa por incrementar y mejorar el parque publico de viviendas destinado al alquiler, crear bolsas de vivienda asequible, reducir la especulación y adaptar las políticas de vivienda a las particularidades de cada territorio". 

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