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Míchel, ante su peor racha de partidos sin conseguir la victoria

El técnico de la SD Huesca acumuló durante su etapa en el Rayo una sucesión de once duelos en los que solo logró cinco empates, ahora lleva doce con ocho tablas.

Estadio Alcoraz.Partido SD Huesca Real Valladolid / 18-10-2020 / Foto Rafael Gobantes [[[FOTOGRAFOS]]]
Míchel Sánchez, en un lance del partido con el Real Valladolid.
Rafael Gobantes

Por segunda ocasión a lo largo de su carrera como entrenador de élite, Míchel Sánchez está lidiando con una racha extraordinariamente larga de partidos sin ganar. El 3-3 con el que se cerró el domingo la visita al Granada hizo que superase el listón de once encuentros que ya sufrió hace dos temporadas cuando llevaba las riendas del Rayo. En clave netamente azulgrana también implicó que sobrepasase a Francisco Rodríguez, que en el mismo curso, el 2018-19, no consiguió su primer triunfo en Primera División al frente de la SD Huesca hasta su 12º encuentro. El cuestionado técnico madrileño como pronto lo logrará en el 13º, en la visita del Alavés del próximo sábado (18.30).

Si como titular del banquillo local de El Alcoraz la sucesión de doce choques sin un marcador favorable se remonta hasta el primer compromiso de la campaña y contiene ocho empates y cuatro derrotas, al frente de los vallecanos la lista de sinsabores arrancó tras el tercer encuentro de la temporada y concluyó, con un duelo de Copa del Rey mediante, en la 14ª cita gracias a un 1-0 contra el Eibar. Entonces, la cosecha fue de cinco tablas y seis tropiezos.

Tras un 0-1 en El Alcoraz, el contador se puso en marcha con el 1-5 ejecutado por el Alavés. Después llegaron un 2-2 tanto con la Real Sociedad como con el Espanyol, los tragos amargos en los derbis madrileños con el Leganés (1-0) y el Getafe (1-2), un 1-1 con el Athletic, el tercer 2-2, en esta ocasión en la ida de los 1/16 de final de la Copa, de nuevo con el Leganés, un 2-3 con el Barcelona, el cuarto y último 2-2 con el Villarreal y un 3-0 frente al Valencia.

Al igual que ahora, las sensaciones mostradas por su equipo en el campo eran superiores a los resultados y del mismo modo la debilidad defensiva se apuntaba como uno de los principales debes. El Rayo se estancó en los puestos de descenso y a la hora de recibir al Eibar era penúltimo con siete puntos, los mismos que el Huesca, colista, y con seis de diferencia con la salvación. Con 28 tantos en contra, veinte durante la mala racha, nadie había sacado más balones de la red. En estos momentos los azulgranas cierran la tabla tres puntos por debajo de la línea que marca la permanencia y han encajado veinte dianas, los que más junto al Celta y el Granada. Aquel Rayo, con el que también había sido campeón de Segunda División en el ejercicio anterior, era un equipo que quería sacar jugado el balón desde atrás y dominar a sus rivales mediante la posesión; la misma idea que el técnico viene aplicando en el Huesca desde su llegada tras el descenso y el estallido de la Oikos.

A lo largo de la mala racha su dibujo táctico apenas varió siendo el 4-3-3 y el 4-1-4-1 lo más habitual; como en el presente. En ese tramo de liga, en su onces solo hubo dos revoluciones importantes. Después de la goleada con el Alavés introdujo cuatro novedades y de cara a la visita del Getafe, cinco. En el resto, lo más repetido fueron dos sustituciones, lo que venía siendo lo usual ahora, si bien en las últimas semanas ha habido transformaciones más profundas. En el empate con el Valladolid hubo cuatro movimientos, las misma cantidad que en la derrota con el Real Madrid. Tras la visita a Valdebebas se produjo el 1-1 con el Eibar en el que se apostó por seis modificaciones en un once que, como excepción, se repitió ante Osasuna (1-1). En el 0-1 con el Sevilla se volvió a la costumbre de tocar dos piezas y en Granada hubo tres variaciones entre las que resultó llamativa la de Álvaro en el lugar de Andrés, portero titular hasta entonces. También esto lo había probado Míchel previamente con los franjirrojos y en la misma jornada, la 12ª, enviando a Alberto al banquillo en favor de Dimitrievski.

La luz al final del túnel para el Rayo llegó en el día en el que, según las crónicas, menos méritos hizo para ello. Un gol de Embarba en el 53’ sirvió para sacudirse el dominio que estaba ejerciendo el Eibar. La siguiente victoria se produciría tres jornadas después, un 2-1 con el Levante, al que le siguieron tres triunfos y un empate con los que Míchel y los suyos salieron de los puestos de descenso empleando un sistema con tres centrales que en el Huesca ha amagado con usar, pero que aún no ha aplicado. Acto seguido los malos resultados volvieron a aparecer. Siete tropiezos consecutivos provocaron la salida del técnico, sustituido por Paco Jémez, que, de todos modos, no evitó el descenso.

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