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Melero, una cuidada puesta a punto

El medio aún no ha sido titular desde su regreso, aunque su rendimiento va a más

Melero sustituyó a Juanpi ante el FC Barcelona.
Melero sustituyó a Juanpi ante el FC Barcelona.
Rafael Gobantes

Contra el Celta, trece minutos; con el Levante, tres; y el sábado frente al Barcelona, treinta. A Gonzalo Melero, se le mima y dosifica cuidando su puesta a punto consciente como es el cuerpo técnico de que la mejor versión posible del capitán va a ser más que necesaria en el tramo final del curso.

Desde que regresase a la actividad tras casi tres meses en el dique seco, ha actuado en los tres partidos en los que ha estado disponible aunque siempre entrando desde el banquillo y con la misión de dotar de más aplomo al centro del campo. Tanto en su reaparación contra el Celta como en la visita al Levante cuatro días después recogió el testigo de Chimy Ávila. Frente a los blaugranas sustituyó a Juanpi Añor. Como es lógico, su rendimiento ha ido mejorando con el paso de los encuentros y de los minutos. Si en la cita con los gallegos se le notó oxidado, ya en el duelo con los culés y frente a rivales muy físicos, no desentonó en la media hora de juego con la que contó.

Ahora, queda por ver si acabará siendo de la partida. No lo tiene fácil, aunque Francisco sigue buscando soluciones y dándole vueltas a cómo debe situar al equipo y qué jugadores son los más adecuados para que las victorias lleguen. En el centro del campo son inamovibles Moi Gómez y Rivera. A partir de ahí, tanto cuando ha optado por situar a cinco hombres atrás como cuando ha preferido cuatro, como en los dos últimos compromisos, en la medular solo ha dejado tres efectivos. La plaza sin asignar se la han estado repartiendo Herrera, Juanpi y Musto, y sería a la que también opta Melero.

Los problemas en el pubis se han convertido en todo un calvario para el madrileño a lo largo de una temporada en la que estaba llamado a ser una de las piezas clave en el debut de la SD Huesca en Primera División. Tan solo ha participado hasta el momento en trece encuentros oficiales, doce de Liga y uno de Copa del Rey en los que ha podido festejar un gol, el del penalti que supuso el empate a uno en la visita del Girona a El Alcoraz en la jornada siete.

Tras no perderse ni un solo minuto de las siete primeras jornadas, su primera ausencia llegó en el desplazamiento a Valladolid en la jornada ocho, sería el último con Leo Franco en el banquillo. Ya con Francisco como nuevo inquilino, el almeriense le dio toda la segunda parte del duelo siguiente frente al Espanyol. Sin embargo, el dolor por la pubalgia era considerable y tuvo que parar en seco. Se optó por un tratamiento conservador y no pudo ser empleado en las siguientes seis citas.

Reapareció en la vuelta de la eliminatoria de Copa del Rey contra el Athletic de Bilbao como titular y completando el partido. Tres días después, en la presentación del Real Madrid en El Alcoraz, la lesión de Aguilera le dio la oportunidad de contar con 72 minutos contra el club en cuya cantera militó y desde entonces ya siempre estuvo en el once inicial en los siguientes cuatro envites. Jugaba con molestias, su rendimiento se veía mermado y siempre acababa siendo sustituido. Ante esta situación, se optó por pasar por el quirófano tras el 1-0 en Butarque con el Leganés.

Con el fin de que no se vuelva a repetir la historia, se están midiendo los tiempos. Podría haber jugado en el Bernabéu, pero no se le quiso forzar y ahora su vuelta está siendo paulatina y en un rol más discreto.

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