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Buen Huesca, punto insuficiente

El empate sabe a poco a un equipo que necesita victorias y acumula seis jornadas sin ganar. No ha podido con un rival con la cabeza en la Champions.

Enric Gallego ha sido desestabilizado en el área por el portero del Barcelona, Ter Stegen.
Enric Gallego ha sido desestabilizado en el área por el portero del Barcelona, Ter Stegen.
Rafael Gobantes

El punto sabrá mejor con el tiempo. Y dentro de 30 años, cuando los padres transmitan a sus hijos que un día la Sociedad Deportiva Huesca empató en El Alcoraz con el Barça, que ha minimizado sus virtudes y pudo neutralizar a un equipo que, aun sin sus mejores futbolistas, multiplicaba por mucho las capacidades del club aragonés. El problema reside en que los oscenses necesitan victorias, ya sea ante el mejor equipo de la Liga o co ntra un rival directo. Estas tablas aparecen sujetas a lo que hagan los demás y no sacan de pobre a un equipo que suma ya seis jornadas sin conocer la victoria.

Aislando los 90 minutos de este sábado de las circunstancias generales, ha sido un buen Huesca. Generoso en la entrega e intenso en un centro del campo que Ernesto Valverde a poblado de minas y talento. Con la vuelta de la defensa de cuatro a gran altura, concentrados los laterales en ser más defensivos que ofensivos y la pareja clásica Etxeita-Pulido en plenitud. Más fiable sin duda que el de las últimas actuaciones en casa. Intenso y, a la postre, sufriendo mucho menos de lo que anticipaba esta cita, solo con la ocasión de Dembelé y el palo de Malcom. Y no, la baja de Messi no convierte en más amable el análisis.

Los de Francisco Rodríguez se han desfondado y vuelto a lucir la honradez acostumbrada. Que servirá para todo o para nada, y el técnico ha echado en falta más presencia ofensiva en el tramo definitivo. El Huesca apenas ha asomado por los dominios de Ter Stegen y ha realizado un mal uso del balón parado. Impropio del buen rendimiento que se ha obtenido el resto de la campaña. Los azulgranas han protegido con éxito su puerta por cuarta vez este año y deja atrás un calvario de ocho compromisos en los que volvieron a acusar esa ternura atrás.

Tampoco valió para ganar, y el tiempo se sigue agotando. Solo quedan seis partidos. Y quizá haya que imponerse en cuatro de ellos. La estadística es cada vez más implacable. Por encima de lo histórico de la visita del Barcelona, de las sorpresas que han deparado los dos onces y de un Valverde que por algo ha alabado el trabajo defensivo de los suyos, con las piernas inabarcables pero la cabeza en el Manchester United. Tal vez este empate sea un aviso. De que la solidez volverá para afrontar las visitas a Rayo Vallecano o a Villarreal.

También sobrevuela el temor de que a los aragoneses se les acaban las fuerzas. Francisco ha aludido a la pena por no haber hecho más daño a los catalanes en los últimos diez minutos, pero es que ni los cambios ni los pujantes Chimy Ávila y Enric Gallego han encontrado las cosquillas al fútbol control de sus rivales. En semejante situación de urgencia ha aparecido el Huesca más tibio en mucho tiempo. Que no se ha descompuesto pero tampoco ha sacado los colores a un Barcelona de entreguerras.

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