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El alboroto y la dispersión del mercado de fichajes, enemigo oculto del Real Zaragoza hasta fin de enero

Escribá, entrenador del Real Zaragoza, admite que los partidos de agosto y enero "son incómodos" porque muchos jugadores están pendientes de su futuro inmediato.

Fran Escribá, pensativo, camina sobre el campo de entrenamiento.
Fran Escribá, pensativo, camina sobre el campo de entrenamiento.
Francisco Jiménez

Un partido de fútbol es mucho más que un juego de once contra once en pos de un balón y de su introducción en una portería cuantas más veces mejor durante 90 minutos. Hay elementos anejos que influyen de forma sobresaliente en su trama, en el discurrir de las cosas. Y, entre esas decenas de cuestiones, el hecho de tener que jugar un duelo oficial de fútbol profesional en tiempos de fichajes, con el mercado abierto e infinidad de transacciones y negociaciones en marcha, es uno de los enemigos ocultos de la era moderna de este deporte-negocio. 

Este aspecto, relativo a lo anímico y psicológico en infinidad de futbolistas que pululan en las últimas dos décadas por el espacio de la macro industria del balompié español e internacional, ha sido abordado por Fran Escribá, el entrenador del Real Zaragoza, antes del desplazamiento a Villarreal. El equipo aragonés se halla sumido en un enrevesado mercado invernal, que se abrió el 2 de enero y se cerrará el 31, con varias piezas de su plantel en trance de salir hacia otros equipos en tensas operaciones a través de sus representantes y agentes. 

"Sí, son meses incómodos. Pasa en verano igual (la liga empieza en agosto, con hasta tres jornadas de verdad dirimidas en plena vorágine del mercadeo) porque hay gente que sale de los equipos el último o el penúltimo día. Y ahora, en enero, sucede lo mismo", admitió Escribá.

Y, con diplomacia respecto de su vestuario, reconoció que el día a día de estas jornadas de enero (la última del patinazo con el Mirandés, la de este sábado en Villarreal, la del domingo siguiente en Gijón y el choque ante la Ponferradina en La Romareda a fin de mes), tienen sus gotas de alboroto y dispersión en determinados casos que desde el cuerpo técnico han de saber manejar. 

"El comportamiento de todos es muy bueno. Pero, en parte, uno tiene que valorar que hay jugadores que pueden pensar que son una opción de salida del club. Porque ya se ha dicho que tenemos todas las fichas cubiertas y, si estamos hablando de refuerzos, es porque, obviamente, alguien debe salir. Así que esto es lógico", comenzó argumentando el preparador valenciano. 

"Entiendo que pueda ocurrir en algunos casos esta dispersión por el futuro inmediato de los que pueden irse. Y una de mis obligaciones ante este partido de Villarreal es detectar a aquel jugador que pueda no estar al ciento por ciento. Y, evidentemente, ese no puede participar. Eso ya es gestión mía", abundó con claridad. 

¿Puede coartar, incluso, la alineación y las cinco sustituciones del Real Zaragoza en Villarreal este proceso en marcha de remodelación del vestuario en el mercado de enero? Escribá fue preguntado y así respondió: "No, ni lo había pensado. Yo tomo las decisiones pensando en lo mejor para el equipo. Pero, por poner un ejemplo extremo, si por uno de los que estoy utilizando habitualmente llega una oferta espectacular... pues si fuera bueno para el club, para él y para todos, igual no lo ponía. Soy de los que diría que lo entiendo. Pero no es el caso ahora. Si algún jugador de los que va a participar, más o menos, en Villarreal tiene luego que salir del club, eso a mí me resulta irrelevante a la hora de tomar las decisiones". 

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