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Azón y Vada, otra vez

Los dos goleadores de la pobre temporada pasada, que marcaron 7 tantos cada uno para evitar a última hora severos problemas en la clasificación, asoman otra vez como solución tras la baja de Simeone, el artillero actual.

Vada y Azón, el último fin de semana de mayo pasado, cuando anotaron ambos en la victoria del Real Zaragoza por 1-2 en San Sebastián ante la Real Sociedad B en el último partido de la pasada liga.
Vada y Azón, el último fin de semana de mayo pasado, cuando anotaron ambos en la victoria del Real Zaragoza por 1-2 en San Sebastián ante la Real Sociedad B en el último partido de la pasada liga.
Colmenero/LOF

Iván Azón y Valentín Vada asoman de nuevo como posible y ansiada solución goleadora del Real Zaragoza cuando se acaba de atravesar la mitad de la temporada 22-23. Ambos fueron los más atinados artilleros del año anterior, donde los 7 goles que marcaron cada uno resultaron ser la apurada solución para obrar una permanencia sufrida en Segunda División en un curso (otro más) repleto de carencias y falta de destreza de la plantilla en el arte supremo del fútbol: marcar goles en las porterías contrarias. 

La lesión en la espalda de Simeone, que acaba de dejar al delantero argentino llegado este año al Real Zaragoza cedido desde el Atlético de Madrid fuera de juego por un tiempo aún no estimado (el club no ha hecho público parte médico alguno), deja al equipo huérfano del único punta que ha tenido una aportación aceptable en la mitad del torneo actual, con 6 dianas en la primera vuelta. Alguien ha de tomar su relevo con urgencia y buen tino.

Azón viene de reaparecer el último día ante el Mirandés, brevemente (apenas un cuarto de hora al final), después de tres meses de baja médica por una rotura muscular en un muslo que se fue de plazos por mucho. Además, al principio de temporada, el '9' aragonés se perdió también mes y medio de fútbol de verdad al sufrir al final de la pretemporada un edema óseo en una rodilla. Total, que entre una y otra dolencia, Azón solo ha podido jugar en lo que va de campaña en siete ratos (literal), anotando apenas un gol, al Oviedo, y dando una asistencia (a Zapater, para ganar in extremis al Villarreal B en La Romareda por 2-1, justo el rival de este próximo sábado en su campo castellonense).

Y Vada, que sí ha sido habitual en los planes, primero de Juan Carlos Carcedo, y desde hace dos meses, de su sustituto en el banquillo, Fran Escribá, hasta ahora ha vivido una temporada con rendimiento dispar, más tirando a lo insuficiente que otra cosa, pero al menos con una aportación goleadora que lo tiene en la misma media del año pasado: tras los 6 goles del citado Simeone, es con 3 el siguiente y único referente dentro de la paupérrima cosecha anotadora de todo el romo equipo que armó Miguel Torrecilla (también despedido en su día por esta razón) en julio y agosto. Vada firmó dos dianas de tacada en Tenerife y marcó la tercera, de penalti, en el 3-0 reciente ante el Huesca antes de Navidad. Fogonazos aislados dentro de un tono bastante mediocre. El resto de sus días han sido grises, tirando a oscuros. 

Como el fichaje estrella del pasado mercado estival para la delantera, el senegalés Gueye, ha sido un estrepitoso fracaso desde su misma llegada (cero goles en 12 atomizadas e insustanciales apariciones, casi siempre como suplente residual), las piezas específicas para la materia goleadora que le quedan a Escribá en la estantería son pocas y muy concretas. 

Azón y Vada, por ese pasado reciente que los saca del suspenso general del último trienio goleador de este gafado Zaragoza moderno (los nombres de fichajes presentados en su día como armas goleadoras como Toro Fernández, Vuckic, Zanimacchia, Larrazabal, Álvaro Giménez, Nano Mesa, Alegría, Sabin Merino y unos cuantos más son fantasmas que siguen dando miedo solo en su recuerdo reciente), han sido lanzados de un empujón al centro del escenario con la máxima responsabilidad seis meses después de que acabasen la pasada liga pidiendo a gritos compañeros de vanguardia que les ayudasen a ampliar las miras anotadoras de una plantilla sin ningún instinto. Salvo Simeone, y sin números extraordinarios por su parte, nadie ha cambiado la tendencia como era perentorio. Por eso está el Real Zaragoza donde está: 16º con puntuación idéntica al 17º y sin salir de la zona baja de la clasificación en todo lo que va de torneo. 

Es, por lo tanto, un regreso al pasado reciente. Un retorno a seis meses antes, cuando los problemas eran los mismos que ahora, lo que denuncia una inoperancia absoluta en quienes se han encargado desde junio de planificar y recomponer el defectuoso equipo heredado de la fase precedente. Azón y Vada, la pareja salvadora de la 21-22, pueden estar ante el mismo mandato para la 22-23, repentina e inopinadamente. 

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