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Carcedo solo puso ‘un gol’ en el once inicial del Real Zaragoza en Granada

El entrenador del Real Zaragoza, con Azón lesionado, dejó en el banquillo a los autores de cinco de los siete pírricos tantos logrados por el equipo en 12 jornadas.

Grau pugna con el granadino Puertas en el partido del Real Zaragoza en Granada de la noche de este viernes.
Grau pugna con el granadino Puertas en el partido del Real Zaragoza en Granada de la noche de este viernes.
Antonio L. Juárez/LOF

Que el problema del gol es una patología nociva que padece el Real Zaragoza 22-23, como ya la sufrió en la temporada 21-22 y, antes, en la 20-21, es algo que el 99,9 por ciento del zaragocismo conoce, subraya y padece. Que se trata de un hecho objetivo, cifras y praxis ofensivas en mano, viene a resultar una apreciación difícilmente discutible por parte del 0,1 restante de tozudos observadores. El actual equipo, que estructuró en verano el director deportivo, Miguel Torrecilla, y asumió y dirige el entrenador, Juan Carlos Carcedo, solo ha logrado anotar siete tantos en las 12 primeras jornadas del torneo. Se ha quedado sin marcar, con el cero en su guarismo de los marcadores, en siete de esa docena de episodios. Son números que, en la analítica exhaustiva de los males que tienen anclado al Zaragoza en la zona baja de la tabla desde el primer día de competición, sugieren hace días un tratamiento específico de eficacia rápida, por la envergadura de las consecuencias futbolísticas que esa carencia conlleva.

En este escenario general, Carcedo decidió en Granada hace unas horas componer un once inicial en el que únicamente asomaba ‘un gol’ de esos pírricos siete manufacturados por sus futbolistas: el de Grau, que tiene la paternidad del primero que la escuadra blanquilla le hizo al Villarreal B hace una semana. El técnico riojano solo podía contar con ‘seis goles’ de ese global de siete, pues Azón se quedó en casa por una lesión muscular que lo va a tener fuera de órbita varias semanas (el canterano firmó el gol del 1-1 en casa ante el Oviedo). Y pese a tan reducida pólvora acreditada con hechos en la actual plantilla, el preparador zaragocista optó por dejar en el banquillo a Simeone (autor de tres goles, el menos desacertado de todos, dos en Ponferrada para ganar 1-2 y uno, antes, inútil frente al Lugo, en la derrota por 1-2 en La Romareda); a Mollejo, que definió correctamente en el 1-0 ante el Sporting de Gijón; y al capitán, Zapater, que dio el triunfo ante el referido Villarreal B en el minuto 92 en el agónico duelo anterior.

Los avales del once de principio en Los Cármenes eran contundentes. Cristian Álvarez, el portero, no ha marcado (no se puede descartar, pues ya lo hizo en el Anxo Carro lucense hace dos campañas para ayudar decisivamente a la salvación milagrosa de aquel curso). Gámez está virgen en partido oficial con el equipo zaragozano. Lluís López, exactamente igual, no ha gritado un gol suyo jamás como blanquillo. Jair no encuentra puerta por ahora. Fuentes no ha aportado nada en este sentido aún. Molina no ha tenido tino en las porterías contrarias. Larrazabal, en su tercer curso como zaragocista, aún espera su primera diana. Bermejo lleva tres años demostrando que su capacidad goleadora es escasa y, a estas horas, sigue con su contador a cero en esta anualidad. Puche no ha rubricado un gol desde el arranque del curso. Y el delantero Gueye, llegado con vitola de estrella al final del mercado de verano precisamente para aportar gol, acumula ya seis ratos como zaragocista sin haberse estrenado en el arte para el que, como máximo especialista, fue contratado para paliar este defecto de largo recorrido previo. Solo Grau, el medio centro posicional, que anotó a balón parado en un córner días antes (su presencia en el área rival con Carcedo este cercana a inexistente), podía presentar su pasaporte con un sello goleador en esta liga vigente.

Visto el nuevo fiasco goleador del Real Zaragoza en Granada, surgen unas cuantas preguntas en cualquier analista, no ya respecto del partido concreto ante los granadinos, sino el global considerando los objetivos que pueda tener para Carcedo esta temporada de su debut en la entidad aragonesa. ¿Cómo piensa solucionar la materialización de goles, dado que es condición sine qua non su existencia para ganar partidos? ¿Quiénes son los futbolistas en los que confía el entrenador para alcanzar en mayo, a final del torneo, los 40, 45 o 50 goles que puedan garantizar, al menos, que el Zaragoza no pasará los apuros clasificatorios de los dos años precedentes? ¿De dónde va a surgir ese volumen de tantos que son perentorios durante una temporada si el equipo lleva ya varios partidos, de los doce primeros, sin tirar prácticamente a las porterías rivales?

La liga ya empezó en agosto con unos antecedentes goleadores en la poblada plantilla que advertían de su raquitismo en la faceta anotadora. Entonces, Carcedo y Torrecilla (el director deportivo que ha visado la composición de este plantel) mostraban su confianza en que los nuevos fichajes fuesen artífices de una notable mejora en el balance de goles a favor y, asimismo, en que los que venían de años anteriores con suspenso al respecto diesen un paso adelante en esta labor clave de golear a través de los métodos tácticos del cuerpo técnico. Ahora, ya en el segundo tramo de la primera vuelta, el problema es de primer orden, con referencias en los test comparativos que encienden las alarmas, pues los números son peores que el año pasado y, aún peor, que el anterior. Ninguna de las dos premisas esgrimidas por los responsables futbolísticos del actual Real Zaragoza se estan dando camino ya del primer trimestre. 

Azón, lesiones serias mediante, y Vada, el curso pasado los ‘mejores’ goleadores del grupo con apenas siete goles, este año están lejos de su solvencia de entonces. Si Gueye, Mollejo, Simeone, Molina… los jugadores de medio campo hacia arriba que llegaron nuevos en verano, no encuentran una regularidad y una tendencia personal de confianza permanente ante los marcos contrarios, el asunto se pone marrón oscuro. La segunda línea, la misma en un alto porcentaje que ya falló en estas lides en los dos años recientes, no da señales de reactivación en sus bajas cifras de eficacia goleadora.

Así que, con estos resultados del análisis sanguíneo del Real Zaragoza del presente, las excusas empiezan a sonar hace unos cuantos días un tanto fuera del sentido común. El equipo necesita hechos y no palabras ni actos de fe. Y los hechos son los partidos oficiales de cada jornada. No los entrenamientos, ni las comuniones interpersonales, ni los excel con estadísticas y porcentajes teóricos que nada tienen que ver con el fútbol práctico que deja sobre la hierba el cuadro zaragocista en cada partido de verdad. ¿Cómo tiene pensado Carcedo solventar el problema de la ausencia de gol con esta plantilla que le dio Torrecilla? ¿Cuál es el plan?

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