Sobrepasado el primer cuarto de la temporada, el bagaje de resultados obtenidos por el Real Zaragoza deja detalles cargados de lecturas a tener en cuenta de cara al futuro inmediato. Los patinazos ante tres de los cuatro últimos clasificados, Mirandés, Lugo y Oviedo (contra el Málaga, el otro inquilino hoy de la zona de descenso, aún no se ha cruzado en el camino de los blanquillos) son un aviso serio para los timoneles del equipo. 

Los de Carcedo cayeron 2-0 en Anduva contra el Mirandés -y pudieron ser cinco o seis los goles encajados en una tarde horríbilis- que es tras 11 jornadas el colista de la Segunda División, con un solo partido ganado, justo ese frente a los zaragocistas. También perdió el Real Zaragoza ante el penúltimo, el Lugo, por 1-2 en La Romareda, en lo que fue el primer bofetón de realidad de lo que va de curso, pues los gallegos pudieron golear escandalosamente ese día de no ser por su falta de destreza ante el portal de Cristian Álvarez. Los lucenses solo han ganado dos partidos y uno de ellos es precisamente ese. 

El tercer traspié de los de Carcedo con uno de los últimos de la fila fue el reciente empate, 1-1, también como locales, frente al Oviedo, que es el cuarto por la cola (19º). Si se pone en pasiva esta terna de tropiezos serios del Real Zaragoza se colige enseguida que, con estos 8 puntos perdidos en esta tacada de 9 dirimidos con los peores de lo que va de liga, los blanquillos estarían en la zona de promoción de ascenso, sin tocar nada más de lo hecho en los otros 8 partidos ya jugados.

Dentro de este llamativo prisma de análisis, cabe incluir un cuarto partido perdido por el grupo de Carcedo, ante el Racing en Santander, que hasta ese momento (jornada 9) siempre viajó en el furgón de cola. Ahora, los cántabros siguen estando un puesto por debajo del Real Zaragoza, el 15º. Si se incluye este duelo en el lote anterior, han volado 11 de los 12 puntos jugados contra adversarios que vivían en las cuatro últimas plazas. Una barbaridad que, como poco, debería asustar, causar respeto y obligar a rectificaciones serias a los responsables deportivos de la entidad. 

Si el Real Zaragoza se sujeta en la 14ª plaza a día de hoy es gracias a que, a modo de pedreas, hubo partidos donde se sumó contra rivales de la parte alta: un punto en casa del líder, Las Palmas, en el estreno liguero a primeros de agosto; otro contra el Eibar en casa; otro del mismo pelaje en La Romareda frente al Levante; o el triunfo por 1-0 frente al Sporting de Gijón, que es el marcador de mayor valor potencial han logrado los zaragozanos hasta hoy. 

Las otras dos victorias llegaron contra la Ponferradina, hoy en el 16º lugar, más abajo que el Real Zaragoza, y el pasado sábado frente al Villarreal B, que viaja de la mano con la misma puntuación que los de Carcedo. 

El paso de estas muestras por el microscopio avisa de muchos peligros, denuncia un comportamiento de riesgo y sugiere movimientos ostensibles encaminados a rectificar errores de bulto. De no hacerlo, los señuelos que dejaron el Mirandés, el Lugo, el Oviedo o el Racing de Santander puede resultar tóxicos a medio plazo. Cuando uno se sale cuatro veces en la misma curva, la culpa no es del piso, ni de la climatología, ni del índice Dow Jones en la Bolsa de Nueva York. Hay que mirar hacia dentro.