Víctor Mollejo Carpintero, extremo de golpeo zurdo que juega por ambas bandas y en la mediapunta, es otro de los cedidos del Atlético de Madrid que evalúa el Real Zaragoza como posible refuerzo para el año que viene, junto a Camello y Riquelme.

El efervescente atacante de 21 años está a punto de concluir el próximo día 30 su cesión al Tenerife, con el que aún aspira a subir a Primera División, pues jugará la final de la promoción ante el Girona en las próximos diez fechas. Y, a expensas de cualquier otro movimiento respecto de su futuro, retornará a la disciplina del Atlético de Madrid, con el que tiene contrato en vigor hasta junio de 2024, dos campañas más.

El Real Zaragoza considera una opción sugerente poder contar con este jugador, aún en fase de explosión, joven pese a llevar tres años sonando en el fútbol español hasta en cuatro equipos distintos y, también, porque por su inquieta manera de jugar, aguerrido y vistoso, nunca pasa desapercibido. Este año, en su visita a La Romareda con el Tenerife, marcó el segundo gol canario –de cabeza– en el 0-2 definitivo en la primera vuelta, jugando por la derecha. El espacio dejado por Borja Sainz en la plantilla zaragocista una vez retornado al Alavés tras un año insuficiente, encaja a la perfección con las características de Mollejo. Un extremo-interior rápido, vertical, con cierto olfato goleador, con vocación de buen pasador y con un margen de mejora evidente en su carrera profesional, comenzada en su caso muy prematuramente.

Manchego, natural de la localidad toledana de La Villa de Don Fadrique, aunque nacido en la vecina ciudadrrealense de Alcázar de San Juan, culminará así su tercer préstamo consecutivo en el último trienio. Después de despuntar muy pronto en la cantera rojiblanca, internacional con España en todas las categorías inferiores hasta la sub-19, Cholo Simeone le dio la alternativa en el primer equipo del Atlético con cuatro ratos en la liga 18-19, simbólicos (apenas 61 minutos entre todos, ante Huesca, Getafe, Celta y Levante), con el ‘40’ a la espalda y 17 años.

Como es habitual en la política de manejo de los canteranos en el equipo del Metropolitano, la dirección deportiva le buscó enseguida una cesión para acelerar su progresión. Al inicio de la liga 19-20 fue prestado al Deportivo de La Coruña, con vocación de ascenso a Primera y que, por el contrario, acabó descendiendo a Segunda B en una campaña catastrófica, la concluida tras el parón por la pandemia de covid. En ese escenario, Mollejo fue de lo poco salvable y aprovechó bien su oportunidad: participó en 36 partidos, marcó seis goles y dio cuatro asistencias a sus compañeros.

Eso le sirvió para repetir cesión, dando el salto a Primera y recalando en el Getafe. Allí, en la 20-21, las cosas no le fueron nada bien: cuatro partidos, solo 71 minutos, irrelevante para José Bordalás, su entrenador. Vio el panorama y pidió el cambio de préstamo, yéndose al Mallorca de Segunda División en enero. En la isla no pudo remontar su torcido año y solo participó en 369 minutos en 10 partidos (dos goles). Eso sí, ese equipo balear logró ascender a la máxima categoría, lo único bueno para Mollejo en un curso decadente.

Pendiente del Tenerife

Este año, el joven atlético, que sigue jugando con dorsal de filial (el ‘28’), ha mejorado en su paso por el Tenerife. Suma 39 partidos –aún le quedan dos–, más de 2.450 minutos, y sus aportes ofensivos son 3 goles y 3 asistencias de gol.

No es fijo para Ramis. Solo ha completado 11 duelos, aunque sí empezó 27 en el once titular. Tiene un rol de comodín, cambiando su ubicación entre ambas bandas del ataque, la mediapunta por detrás del delantero e, incluso, como un rato en La Romareda, retrasado como lateral largo, carrilero.

A esta hora, su futuro no está definido. Si el Tenerife ascendiese, queda por ver si solicitaría o no la prórroga de préstamo al Atlético. Si hay opciones, el Zaragoza vería bien su contratación y ahí está.