REAL ZARAGOZA

Cinco contratos a revisar con lupa en la plantilla del Real Zaragoza

Chavarría, Bermejo, Petrovic, Sabin Merino y Narváez son objeto de novación de condiciones que contemplarían incluso su salida.

Narváez y Chavarría, en un lance del partido contra el Alcorcón en La Romareda.
Narváez y Chavarría, en un lance del partido contra el Alcorcón en La Romareda.
Oliver Duch

Al menos cinco de los futbolistas más relevantes de la primera plantilla del Real Zaragoza que continúan con contrato en vigor van a ser durante este verano –lo son ya– objeto de revisión de sus compromisos laborales. El plan de la SAD es afrontar novaciones en todas ellas, en diferentes sentidos según el caso. Chavarría, Bermejo, Petrovic, Sabin Merino y Narváez son los casos inevitables para Raúl Sanllehí, el nuevo mandamás en los despachos.

Chavarría y Bermejo van por un lado. Y Petrovic, Sabin Merino y Narváez, por otro. Les une a todos el deseo del club de modificar el estatus con el que han concluido el curso. Pero los dos primeros entran en los planes de modificación y mejora de las actuales condiciones, mientras que al trío restante, situado en el estrato más alto de salarios de la plantilla, se les va a plantear un susceptible cambio de coordenadas e, incluso, su posible salida del Real Zaragoza a otros destinos de no haber acuerdo.

De entrada, las negociaciones con las escuderías de representación de Chavarría y Bermejo son distintas a los otros tres, pues tanto el lateral izquierdo catalán como el interior diestro madrileño tienen todavía dos años más de ligazón con el Real Zaragoza, hasta junio de 2024. En este sentido, no corre prisa renovar el contrato porque vaya a vencer, sino que se trata de ampliar ese compromiso modificando al alza las fichas que ambos firmaron a su venida al cuadro zaragocista, hace ya dos temporadas, y que se situaron en parámetros medio-bajos dentro del colectivo. En las primeras aproximaciones, el entorno de Bermejo se ha mostrado permeable (tiene un salario menor al de Chavarría) a escuchar, no así el del defensor gerundense, que pretende cifras más altas para dar el sí al plan de Sanllehí.

Pese a que ninguno ha logrado impactar con su juego y rendimiento en las dos temporadas que llevan como zaragocistas, que son las peores del equipo encadenadas en la historia moderna del club, su posición contractual –con dos campañas aún por delante en Zaragoza– y el hecho de que ambos tengan 24 años y, según los técnicos, aún un margen de mejora posible, los subraya como futuribles. Salvo circunstancia ahora no prevista, tanto Chavarría como Bermejo estarán el año que viene en el equipo si se cumplen los diseños de partida del director deportivo, Miguel Torrecilla, pese a que a estos dos jugadores no los trajo él, sino que los heredó de la anterior gestión de Lalo Arantegui.

Asuntos más singulares

Los casos de Petrovic, Sabin Merino y Narváez son más singulares y delicados de tratar. Los tres tienen solo un año más de contrato con el Real Zaragoza, pues sus ataduras finan el 30 de junio del año que viene, 2023. El centrocampista serbio y el delantero vasco son fichajes de Torrecilla, el último en el mercado de invierno más reciente. Por su parte, el colombiano fue también obra del anterior arquitecto de plantillas, Arantegui.

Ninguno ha rendido bien en este último año, por más que en el caso de Petrovic se haya tendido siempre a ponderar exageradamente en positivo cualquier atisbo de aplicación táctica puntual. Su lentitud, sus escasos recursos de mando en el juego posicional, lo han convertido en un jugador irrelevante, suplente durante muchos más partidos de los que su alto salario debería indicar. Porque el problema de Petrovic es, sobre todo, el enorme mordisco que da al volumen global que tiene la SAD para fichas. Vino de Almería, libre, con una cota de emolumentos muy alta para lo que estaba pagando el Real Zaragoza. Y Torrecilla le dio dos años a pesar de sus 33 años y evidente declive en los últimos tiempos almerienses. Ahora le toca gestionar este segundo, cuyos condicionantes de partida riñen con lo que la SAD necesita en ese puesto, tanto en lo técnico como en lo financiero.

Sabin Merino es un caso flagrante de fiasco. Fue el refuerzo de Torrecilla para aportar gol en enero a un equipo que se moría en la zona baja de la tabla por su ceguera ante los marcos contrarios. Con 30 años y un salario consolidado en el Leganés de Primera División –era este año un recién descendido– tras su caro origen en el Athletic de Bilbao, Torrecilla le concedió para que viniese la media temporada transcurrida y tres más, a razón de alrededor de medio millon de euros por curso. Sabin no ha marcado un solo gol. Cero. Y su aportación ha sido muy deficiente, tanto por las expectativas no cumplidas como por los meros números de sus credenciales.

El caso restante es el del punta Juanjo Narváez. A solo un año de acabar su contrato y tras un curso insuficiente de juego y rentabilidad goleadora (solo dos tantos ha firmado, realmente uno, pues el otro lo hizo un defensor rival en propia puerta), el club desea su salida de la plantilla, rescindiendo su contrato, con una única excepción alternativa: que lo amplie y no juegue la próxima campaña sin renovar, tal y como ya informó HERALDO. Poco se ha visto del Narváez de hace dos años y se considera que es momento de cambio.

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