Siete jornadas restan para el final de la liga, mes y medio para que el torneo 21-22 se acabe. Y el Real Zaragoza parte en este esprint definitivo desde el puesto 11º en la clasificación, con 47 puntos, en mitad de la amplia muchedumbre de equipos que pueblan la zona media. El sistema de competición de la Segunda División española, en el que hasta el sexto en la tabla juega la promoción de ascenso, tuvo como objetivo desde la organización en su momento precisamente lo que ocurre ahora: que las matemáticas den a muchos equipos ilusiones por las que pelear, aunque sean quiméricas en buena medida, hasta bien avanzado el campeonato. Así que el cuadro zaragocista mira hacia esa cima de difícil alcance con el álgebra bajo el brazo sustentando las tesis optimistas sobre su posibilidad de lograr semejante reto.

Los de Juan Ignacio Martínez ‘Jim’ tienen desventajas con hasta cinco equipos en estos momentos. Es decir, su remontada, que sería épica de consumarse en estos siete partidos postreros, requiere de ir tumbando progresivamente al Ibiza, el Huesca, la Ponferradina, Las Palmas y Real Oviedo. Todos están ligera o sensiblemente mejor situados en la carrera última.

Siete puntos menos tiene el Real Zaragoza respecto de quien ostenta ahora la butaca con premio gordo: el cuadro ovetense. Es decir, en la progresión de estas siete jornadas decisivas, los de Jim han de limarle un punto por partido de media a los asturianos. Esta es, sin duda, la tarea más ardua de todas. Pero, para dotar de moral a la tropa blanquilla, es detalle relevante que uno de los siete partidos pendientes es... precisamente contra el Oviedo, allí en el Carlos Tartiere. De llegar activados a esa fecha (ese cruce está programado para el fin de semana del 15 de mayo, en la antepenúltima jornada), los blanquillos podrían tener ahí su ‘final’ con los ovetenses... siempre y cuando hubiesen desbrozado el camino con los demás implicados, que no son pocos.

Porque esto no es un mano a mano con los azulones. La carambola sigue requiriendo al menos cinco bandas para ser ganadora. También es imprescindible, de modo simultáneo, ir lijando los seis puntos que separan a Las Palmas respecto del Real Zaragoza, otra distancia bestial para poder diluir en tan corto trecho, que es de cuatro puntos con la Ponferradina. Y, asimismo, el equipo zaragozano tiene que darle la vuelta al punto que le saca la SD Huesca, para lo cual se antoja imprescindible ganar el duelo directo con el otro equipo aragonés que tendrá lugar el domingo en El Alcoraz.

El quinto en la pugna que está situado hoy por encima del Real Zaragoza, el Ibiza, tiene esa condición solamente por el factor del diferencial de goles –el ‘golaverage’– ya que suma los mismos 47 puntos. Por ahora, los baleares tienen mejor resto por cuatro goles (46 a favor y 46 en contra, por 32-36 de los zaragocistas, que cuentan pues con ese haber de cuatro tantos en negativo). Sabido es que, en caso de empate final a puntos, este aspecto decide cada año posiciones y algún efecto clave en la clasificación definitiva.

Si se mira atrás levemente, se observa que el pelotón de aspirantes es más amplio que los citados junto al Real Zaragoza. Solo un punto por detrás galopan Burgos, Cartagena y Mirandés. Y dos menos tienen Lugo y Mirandés. A los efectos, una distancia de menos de un partido que puede voltear el rumbo de navegación zaragocista en cualquier momento. Por ejemplo, la semana pasada el equipo de Jim empezó la jornada 15º y de un salto se metió 11º. Hay once equipos en nueve puntos. Una maraña.

La moraleja final de estas cábalas surge sola: el Real Zaragoza debe bordarlo en estos siete partidos, atinar de lleno en los dos días claves (Huesca y Oviedo) y apelar a sus advocaciones para que en la mezcla de los demás resultados en los que no tiene participación directa, los de terceros, se den los marcadores precisos para ir superando uno a uno a los muchos compañeros de pelea en la basta zona media de la clasificación. Mientras las matemáticas no digan lo contrario... (Zapater dixit).

HA