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Insustancial epílogo de la liga regular con el Real Zaragoza-Ponferradina

El equipo aragonés recibe este lunes (21.00) en La Romareda al rival leonés, el último partido del torneo 2019-20. Víctor Fernández alineará un once atípico, reservando a la mayoría de los titulares para la Promoción.

Víctor Fernández, en la tarde de este domingo, se dirige a los jugadores del Real Zaragoza en el entrenamiento previo al último choque de la liga regular ante la Ponferradina.
Víctor Fernández, en la tarde de este domingo, se dirige a los jugadores del Real Zaragoza en el entrenamiento previo al último choque de la liga regular ante la Ponferradina.
Tino Gil/Real Zaragoza

Hace un tiempo se soñó, con fundamento, que este partido final de la liga regular, el de la jornada 42ª en La Romareda entre el Real Zaragoza y la Ponferradina supondría el adiós a la Segunda División del histórico club aragonés. En aquellos días de normalidad, de rutinas, la conclusión del campeonato liguero hubiera tenido lugar el 24 de mayo.

Las ilusiones, las ansias del ingente ejército de zaragocistas expandido por el mundo, subrayaron este último episodio del torneo regular ante los leoneses, bien como el día D del ascenso directo, o bien como el de la fiesta de celebración de tan anhelado logro, que podría haberse consumado incluso con antelación.

Pero la pandemia de coronavirus –covid-19– detuvo en seco a un Real Zaragoza con ademanes de campeón el 8 de marzo, invicto en todo el año natural, en toda la segunda vuelta. Duele recordar cuando todo el mundo se fue al obligado confinamiento, a los efectos contundentes del estado de alarma nacional que duraron tres largos meses, viendo a un Zaragoza vicelíder, escapado ya junto al Cádiz a falta de solo 11 jornadas; con 5 puntos de colchón sobre el Huesca, 6 respecto del Almería, los perseguidores inmediatos, que iban apurados por entonces. Con 9 sobre el Girona.

Nada ha sido igual después de ese trimestre demoledor de vidas, de familias, de economías, de puestos laborales, de lo cotidiano en cualquier ámbito. En el caso del fútbol profesional y, en concreto, en lo referente al Real Zaragoza, esa devastación de las rutinas, las trayectorias, las dinámicas, la confianza y la autoestima ha sido de efectos superlativos. Y llegamos a este partido último de liga ante la Ponferradina en un escenario radicalmente opuesto al que se previó, al que pudo tener pronosticado en los últimos días de invierno la inmensa mayoría de personajes que componen el variopinto mundillo del balompié. Nada es igual. Para mal, por Zaragoza.

Esta noche, con este nocivo y pernicioso devenir de los acontecimientos para los intereses zaragocistas desde marzo hasta estas avanzadas fechas de julio, el Real Zaragoza-Ponferradina es insustancial, no tiene chicha. Y eso que los aragoneses sí que se juegan el puesto definitivo en la clasificación. Saben que tienen el billete asegurado en la Promoción de ascenso y que parten de la quinta plaza. Pero, según se den los marcadores de esta última fecha, los blanquillos pueden acabar terceros, cuartos y, también sextos. Y eso, en otras coordenadas más ordinarias, no sería asunto menor. Pero, a fecha de hoy, en el ámbito zaragocista, es algo secundario, que da igual, que no importa.

Ha llegado el equipo de Víctor Fernández tan derrengado a los estertores de esta anormal liga 2019-20, tan abollado en su exterior y su interior, envuelto en tal grado de desconcierto por dejar escapar entre los dedos un ascenso directo que pareció escriturado antes de este cataclismo de origen exógeno, que lo de menos es ahora jugarse los cuartos en la semifinal de la Promoción contra el Girona, el Almería, el Fuenlabrada, el Elche... No hay espacio ni ganas para mirar el escaparate y especular la conveniencia de uno u otro adversario. El problemón, morrocotudo, es el estado de las cosas propias, la búsqueda de una mínima reparación intestina del Real Zaragoza para que puedan existir algunas opciones de pelear el ascenso ante quien sea.

Tras un rosario de goleadas encajadas, de derrotas masivas en lotes inauditos, de muestras de inferioridad brutal en cada duelo, Víctor Fernández va a utilizar este partido fofo para oxigenar a los futbolistas que andan tocados físicamente, también moralmente, en un vestuario resquebrajado por las lesiones (Ros, Guitián, El Yamiq, Igbekeme...).

Importa el partido de ida de la semifinal de la Promoción que se jugará este próximo jueves, en 72 horas (la vuelta será el domingo que viene, día 26). No lo de hoy. Por eso, los Luis Suárez, Puado, Eguaras, Vigaray, Nieto, Cristian Álvarez... hoy tienen pase de pernocta, rebaje y permiso. En frente, la Ponferradina viene ya salvada (16º en la tabla), de turismo feliz, también con minutos para los menos habituales. Un partido raro.

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