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Ros y Zapater podrían jugar si la liga se reanuda en julio: la parte buena del parón

Los dos capitanes, centrocampistas con galones en el Real Zaragoza cuya participación hubiese sido nula o simbólica en situación normal, serían dos piezas a tener en cuenta en la vuelta diferida de la competición.

Zapater y Ros, juntos en un entrenamiento del Real Zaragoza meses atrás.
Zapater y Ros, juntos en un entrenamiento del Real Zaragoza meses atrás.
Aránzazu Navarro

Javi Ros y Alberto Zapater serán, en la hipotética y sugerida -desde las instancias que rigen el fútbol español- vuelta de la liga en fechas de verano para completar las 11 jornadas que restan tras el parón por la pandemia de coronavirus-, la parte buena de este colapso mundial por razones sanitarias y vitales que ha cambiado el mundo. Es un modo de ver y analizar desde un prisma positivo el alboroto que ha generado en los clubes de fútbol y, en este caso particular en el Real Zaragoza, el desvanecimiento de las competiciones cuando todo estaba ya en la recta final de los torneos y se acercaba el reparto de premios para los mejores (ahí está varado el club zaragocista, en posición de ascenso a Primera y pendiente de la resolución definitiva de la campaña 2019-20, que era la suya, la del retorno a la élite tras 7 duros años en Segunda. 

Javi Ros estaba fuera de cualquier plan deportivo para Víctor Fernández si todo hubiese transcurrido con normalidad. El navarro, tras semanas de sufrimiento en silencio, no pudo más por su problema serio de rodilla, en el menisco de la derecha, y debió parar en seco tras el partido Real Zaragoza-Numancia (1-0) jugado en La Romareda el 25 de enero. Debió pasar por el quirófano para reparar una dolencia importante y eso ocurrió el 6 de febrero en Madrid. 

El diagnóstico relativo a su recuperación, establecido entre 4 y 5 meses, fue enviado al comité médico de La Liga y la Federación para solicitar su baja por lesión de larga duración y poder fichar a un refuerzo extra, ya con el mercado invernal acabado días antes (el 31 de enero se había cerrado). El Real Zaragoza recibió el visto bueno de los galenos de los organismos que rigen el fútbol español y, de inmediato, contrató a Burgui, cedido por el Alavés. Tuvo que dar de baja la ficha de Ros para ello. Y así están las cosas a fecha de hoy. Ros no tiene ficha en vigor, está en pausa, en vía muerta paralela al equipo. 

El de Tudela, en situación ordinaria, ya solo pensaba en llegar bien a la pretemporada del curso próximo para reincorporarse al equipo paso a paso y arrancar el curso 2020-21 como uno más. Pero este parón y la demora de la disputa de los 11 partidos que se han quedado sin jugar cambiará las coordenadas radicalmente. Si al final se disputan esas 11 jornadas y se hace pisando terrenos de los meses de julio y agosto, los plazos legales de la normativa pondrían a Javi Ros de nuevo en estado de 'apto' para ser alineado por Víctor Fernández

Cuando un jugador es dado de baja temporal por una lesión grave para que su ficha la ocupe un futbolista contratado de manera extraordinaria por el club afectado, el reglamento exige que esté 5 meses, como mínimo, de baja médica y sin poder ser reinscrito en el censo de la plantilla a título federativo. Pero, a partir de los 5 meses y un día, ese jugador puede regresar con normalidad si el equipo en cuestión tiene fichas libres. 

Y, obviamente, el Real Zaragoza tiene espacio de sobras en su plantel actual. De hecho, Ros sigue conservando su dorsal '10' intacto para cuando toque regresar. La única condición es que transcurran 5 meses desde que se le dio de baja, que fue horas después de ser operado el 6 de febrero. O sea, que el 7 u 8 de julio, Javi Ros estará ya en plazos de reintegrarse al equipo de Víctor Fernández para jugar con todas las de la ley. 

Y, en el caso de Zapater, su caso es distinto pero con los mismos efectos favorables del paso de estas semanas o meses de detenimiento inesperado de la liga. Después de todo el año fuera de órbita, con una rehabilitación de la operación del tendón rotuliano de la rodilla derecha que se ha extendido mucho más tiempo de lo que se pensó el verano pasado cuando se apostó, sin éxito, por un tratamiento más conservador para superar sus deficiencias articulatorias, Zapater había vuelto a entrenarse con el grupo justo la semana en la que la pandemia del coronavirus dinamitó la vida normal de la gente. 

Al de Ejea, si se readaptaba al trabajo grupal a toda prisa, aún le hubiera dado tiempo de poder estrenarse esta temporada en los últimos partidos de la liga, tal vez los de la celebración del añorado y ansiado ascenso. Ese era su objetivo. Obviamente, ahora, con esta demora sine díe de la competición, Zapater maneja el reloj a su favor. Cuando la liga, si así sucede, vuelva a rodar en los meses de verano, el ejeano tendrá mejor base para poder ser utilizado por Víctor si es menester. 

Es una visión del revés y el envés de un parón tan traumático como el sufrido en el fútbol por esta pandemia mundial: a los que están bien, pletóricos y en plena dinámica positiva, un colapso así les dinamita las sensaciones y prestaciones positivas; pero a quienes estaban en ese momento fuera de juego, sin utilidad por problemas de lesión y sin margen de maniobra temporal para llegar a tiempo, el retraso de la liga les permite llegar a tiempo de ser herramientas de nuevo importantes para la plantilla. Es el caso de Ros y Zapater.

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