año nuevo, vida nueva

Consejos para incluir (y no abandonar) los propósitos saludables a la rutina cotidiana

Entre la lista de objetivos de enero siempre figuran hacer deporte y comer mejor, pero muchas veces se acaba desistiendo y quedan olvidados.

Los propósitos de Año Nuevo son, a veces, poco realistas.
Los propósitos de Año Nuevo son, a veces, poco realistas.
Freepik

Enero es el mes en el que los nuevos propósitos cobran protagonismo y, en forma de lista, se convierten en la motivación necesaria para estrenar el nuevo año. Sin embargo, unas pocas semanas después y cuando el entusiasmo ya se ha desinflado, no es raro que las ganas de hacer ejercicio y comer de manera saludable queden abandonadas y sin expectativas de acabar formando parte de la rutina diaria. 

Para incluir el deporte y la alimentación sana en el día a día (y que este año sea en serio), hay que convertirlos "en un estilo de vida" y no en una "actividad pasajera" que sirva para compensar los excesos de la Navidad. La psicóloga, nutricionista y entrenadora personal Nuria Díez recalca que el ejercicio como solución ante un malestar por el aspecto físico dificultará incluirlo como una rutina diaria enfocada al bienestar personal y a la salud. "La motivación para hacer deporte debe provenir del amor por nuestro cuerpo, por mantenerlo sano, por las sensaciones y las emociones positivas que nos aporta; y no desde el odio hacia nuestro físico o desde el malestar".

Para introducir los hábitos saludables, desde las rutinas deportivas hasta la alimentación, lo más indicado es establecer metas a corto plazo que, sobre todo, sean realistas. Si ya se tienen unas costumbres deportivas y un cierto nivel de práctica, los primeros días siempre cuesta un poco más de lo habitual volver a la normalidad, por lo que es aconsejable recuperar la actividad con calma para evitar lesiones o sobreesfuerzos.

Si, por el contrario, la intención es iniciarse en el deporte, habrá que comenzar de forma progresiva e ir incrementando poco a poco desde los días de entrenamiento hasta el tiempo o la intensidad conforme transcurran las semanas. "Hay que ser consecuentes y realistas con las capacidades personales, el tiempo disponible, la organización de la semana...", señala Nuria. Pero, ante todo, la incorporación de nuevos hábitos saludables a la rutina diaria no tiene crear ni malestar ni frustración sino al revés: tienen que prevalecer las ganas de seguir y las sensaciones positivas.

¿Cómo evitar la frustración y el abandono?

Para conseguir incorporar estos nuevos propósitos y que se conviertan en hábitos que nos satisfagan física y emocionalmente, Nuria Díez explica que el primer paso es definir claramente el objetivo a perseguir. "Hay que visualizar lo que se quiere lograr, como por ejemplo llevar una dieta más saludable y hacer deporte".

El siguiente paso es plantearse cómo conseguirlo. "Hay que hacerlo con acciones sencillas que nos permitan llegar al objetivo de manera fácil y siendo sinceros con nosotros mismos y nuestra situación actual". Ser realista ayudará a que las pequeñas metas sean más alcanzables y, así, generen una mayor motivación para continuar. "No hacer una buena valoración inicial o proponerse retos inalcanzables, tanto de tiempo como de esfuerzo, pueden provocar frustración y hacer que, por consiguiente, los buenos propósitos se abandonen".

Conforme se vayan añadiendo, a veces de forma automática, estas pequeñas metas en la rutina, el objetivo final cada vez estará más cerca y casi no se habrá percibido el esfuerzo. "Así, poco a poco, se podrán ir sumando más pequeños pasos que nos permitan llegar a la meta", concluye esta entrenadora.

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