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¿Por qué los zaragozanos de 30 años son los más desafectos con las fiestas del Pilar?

Según las encuestas municipales, los mayores de 75 años y los menores de 14 son los más satisfechos con las fiestas. La de 25 a 40 años emerge como la franja más descontenta y desatendida por los programadores.

Espectadores en las primeras filas del concierto de Bad Gyal.
Espectadores en las primeras filas del concierto de Bad Gyal.
Marcos Cebrián

Zaragoza comenzó ayer a dejar atrás las fiestas del Pilar, a pesar de que aún continúan las ferias, el circo, los ocho millones de flores junto a la Virgen en la plaza… El balance de este 2022 es extraordinario por haber recuperado unas fiestas con la ‘vieja normalidad’ y porque el tiempo también ha acompañado. En unas semanas comenzarán a analizarse los datos en profundidad y tampoco tardarán en convocarse las mesas de trabajo para ver cómo y en qué se puede mejorar.

La encuesta de satisfacción que cada año desde 2010 lleva a cabo el Ayuntamiento da muchas pistas. Al margen de los problemas de transporte y de limpieza, los ciudadanos critican aspectos muy concretos como la calidad de los conciertos, la ausencia de espacios dedicados al folk o los precios abusivos de algunos espectáculos. Todos estos parámetros también se analizan por franjas de edad y, según explica la vicealcaldesa Sara Fernández, “una vez más, los mayores de 75 años y los menores de 14 son los más satisfechos con las fiestas”. Eso implica que hay una franja de público, de entre 25 y 40 años, que es la que más preocupa a los programadores porque “no encuentran excesivos alicientes” y se sienten ajenos a las fiestas. Por un lado no tienen excesivo vínculo con los actos tradicionales (la Ofrenda, el Rosario, las comparsas…) y, por otro, no son los clientes habituales de un Espacio Zity o un Oktoberfest, en donde ya les parece que hay un cierto ‘gap’ generacional. “Muchos jóvenes en torno a los 30 años, si tienen oportunidad aprovechan el puente y salen de Zaragoza. Sucede igual en otras ciudades, por ejemplo, en Pamplona en San Fermín también hay un éxodo de quienes ya no están por la labor de soportar unas fiestas ruidosas y multitudinarias”, justifican fuentes del área de Cultura.

En los últimos años se ha tratado de atender a los adolescentes con propuestas como el Pilar Joven y el ZGamer para alejarlos del botellón

Desde el Consistorio creen también que los 30 es la edad más difícil de contentar porque es en la que se desarrolla un “mayor espíritu crítico” y admiten que hay algunas actividades “exitosas y serenas” que se llevan a cabo a lo largo del año (el festival Retina, Asalto, la Filmoteca…), de las que ellos disfrutan y que obligadamente sufren un parón durante las fiestas. Quienes peor nota dan a los actos tradicionales (un 7,73 cuando la media es de 8,20) son los encuestados comprendidos entre los 30 y 44 años, que curiosamente también ‘censuran’ con su peor calificación la programación de teatro de calle (un 6,90 cuando la media es de 7,32). “Si no has ido a la Ofrenda con la familia de pequeño es difícil que empieces a hacerlo de adulto. Si no has sido peñista desde crío, lo mismo. Respecto al resto de actividades, es cierto que ha habido variedad de conciertos con escenarios delicatessen como el Jardín de Invierno o la Estación del Norte, pero también otros muy repetitivos que se ven todos los años”, opina Luis Labad, gestor cultural, que entiende igualmente que “no es fácil atraer a grandes estrellas en octubre, cuando la mayoría de las giras de los artistas ya han concluido en verano o, a más tardar, en septiembre”.

Otra piedra de toque del Pilar es el hecho de que las fiestas han de mantener su interés a lo largo de unos diez días y no hay ninguna otra gran ciudad en la que las fiestas duren tanto tiempo. “Eso obliga a coordinar mejor los escenarios y optimizar los recursos”, explican desde el Consistorio, donde admiten que es inevitable que haya “días más flojos y otros más atropellados”.

“Las fiestas parecen más pensadas para los universitarios acostumbrados a salir, que en esos días sí salen a tope, o para los mayores que tienen su revista y sus puestos artesanos y gastronomía”, opina Laura Mancha, joven de 32 años, que ilustra su afirmación con “las filas que había para la Oktoberfest la noche del concierto de Bad Gyal: daban vueltas, se tardaba más de media hora en entrar y todo eran veinteañeros y peñistas”.

Una "evaluación técnica interna" precede a la mesa de trabajo (con vecinos, peñistas, ampas, hosteleros...) para ver qué se puede mejorar

Hasta hace unos años la franja que más preocupaba a los munícipes era la de 14, 15, 16 y 17 años. De hecho, en sesiones plenarias y en mesas de trabajo con asociaciones de vecinos, peñistas, hosteleros, patrocinadores, ampas, medios de comunicación se estudiaron fórmulas para brindarles una mayor atención y que no todo se limitara a los botellones. Se llegó a estudiar, incluso, la posibilidad de crear un espacio de botellódromo controlado para que no se hiciera -en su día- en el parquin Sur de la Expo, pero finalmente se desechó la propuesta. Lo que sí salió adelante fue la idea de crear un ‘Pilar Joven’, con “ocio saludable para los menores de edad”, que capitanea el Servicio de Juventud y que se vertebra en torno a dos o tres días de ocio digital en la sala Multiusos. El llamado ZGamer reúne anualmente a unos 15.000 jóvenes y este 2022 también hubo una nutrida afluencia al concierto PopyRock (3.500 asistentes), así como a las exhibiciones de ‘break’ o de ‘parkour’.

En las reuniones preparativas del Pilar, que dan comienzo allá por el mes de febrero, suele ponerse el acento también en que los actos sean cada vez más “intergeneracionales” para no dejar a nadie fuera del espíritu participativo. Así, se han propuesto ideas como que una pareja de cabezudos pasen por la Ofrenda de Flores (la Pilara y el Morico podrían entregar un ramo para deleite de menores y adultos) o buscar algún hueco donde los artistas que visitan Zaragoza puedan hacer un ‘meet and greet’, con firmas y saludo a sus fans.

¿Y cómo serán las fiestas del año que viene? De momento, todo un misterio porque no hay que olvidar que en la próxima primavera se celebran elecciones municipales y será la siguiente corporación la que concrete los detalles. Siempre se habla de “fiestas de transición” o de “programación heredada” cuando se produce un cambio de gobierno o se reestructura el existente. Los actos tradicionales no faltarán, pero se esperan también novedades como este año ha sido el espectáculo de drones. También aquí hay debate. Para unos ha sido un éxito (reunió a 55.000 espectadores) y para otros una decepción dado que salió caro (en torno a los 80.000 euros) y mucha gente apenas pudo verlo. De hecho, en el listado de “propuestas para las fiestas de 2023” que maneja el Ayuntamiento, “mejorar el espectáculo de drones” se sitúa en el podio de las reivindicaciones, igual que la instalación de más baños públicos en las zonas de actos que este año han brillado por su ausencia. Mejorar la organización de las salidas individuales en la Ofrenda y respetar los horarios del descanso vecinal son otras de las sempiternas aspiraciones que nunca llegan a convertirse del todo en realidades.

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