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La defensa siembra dudas en el jurado en busca de la absolución de la viuda del Quinqui

El abogado resalta las distintas versiones ofrecidas por la acusada. La Fiscal mantuvo la acusación por asesinato contra Carmen Villa, aunque la retiró contra su hermana, a la que consideraba cómplice. 

Las dos hermanas acusadas, durante la primera sesión del juicio por el crimen de Raimundo Medrano en Calatayud.
Las dos hermanas acusadas, durante la primera sesión del juicio por el crimen de Raimundo Medrano en Calatayud.
Oliver Duch

Cambios de versiones, mentiras, medias verdades... El abogado de Carmen Villa Fernández puso este jueves en una difícil tesitura al jurado que deberá decidir si su cliente asesinó a su marido, Raimundo Medrano, en enero de 2015 en su casa de Calatayud. Su extenso informe se centró en generar dudas sobre cómo pudieron ocurrir los hechos, pues en su opinión solo hay elucubraciones, no pruebas, de que la mujer matara de un disparo en la cabeza a su esposo mientras dormía.

"Si tienen una duda, no pueden condenar. Un error puede abocar a esta mujer a 25 años de prisión sin merecerlo. Da miedo. Piénsenlo bien y, si dudan, deberán dictar un veredicto de no culpabilidad", dijo a los miembros del tribunal popular. 

Pero al abogado José María Pedregal le precedió en su informe la fiscal, quien, por el contrario, mantuvo de forma rotunda y contundente que la autora del crimen fue la acusada. Reconoció que a lo largo de la instrucción de la causa Carmen Villa había dado cuatro versiones completamente distintas, pero incidió en que la buena fue la primera, en la que, tras derrumbarse ante la Policía, contó que lo había matado mientas dormía y entregó la pistola Astra de la que salió el disparo mortal.

La fiscal comenzó recordando que la mujer, de 62 años, acudió el 6 de enero de 2015 a la comisaría para denunciar la desaparición de su marido. El deteriorado estado de salud de Raimundo Medrano -merchero compinche de El Lute en los años 70 y declarado enemigo púbico número 2 en la España franquista- hizo que la Policía organizara un dispositivo de búsqueda. Pero esa misma noche, Carmen Villa volvió a las dependencias del CNP para ampliar la declaración y contó que su marido se había ido en una furgoneta roja con dos mujeres rumanas.

Las primeras gestiones sobre el vehículo no dieron resultado y la Policía empezó a sospechar. Los tres hijos del matrimonio y sus respectivas parejas se presentaron en la casa, que olía a productos químicos, y hablaron con la madre. Esta, según contó una de las hijas, se estaba peinando y cuando le preguntaron por qué lo hacía respondió: "Por que voy a ir a la comisaría a contar que he matado a vuestro padre".

Al momento, esa hija llamó a la Policía para informar de que lo que su madre había dicho, y se precipitaron los acontecimientos. En la declaración inicial, la acusada contó que apretó el gatillo una vez, no salió proyectil, volvió cargar y disparó. Luego movió el cuerpo, intentó quemarlo y finalmente lo ocultó en la leñera.

Para la fiscal, esta declaración, sumada a la compra previa de metros de plástico con los que envolvió el cuerpo y gasolina para quemarlo, es la buena. Pero Carmen Villa hizo dos más, distintas, cuando llevaba en prisión preventiva varios meses. En mayo de ese año contó que se defendió, que su marido la maltrataba y que compraron el arma juntos. Luego, cuando se supo que el cadáver tenía restos de disparo en las manos, cambió y dijo que se suicidó. La cuarta versión la ofreció en el juicio: una persona, cuya identidad no puede revelar (dando a entender que debe protegerla y asumir ella la responsabilidad) fue la asesina.

Mujer con tendencia a la maquinación y la manipulación

Para la fiscal, tal y como la definieron las psicólogas, Carmen Villa es una mujer con tendencia a la maquinación y manipulación "con el único y claro objetivo de alcanzar siempre su fin". "Es lo que ha venido haciendo hasta ahora, manipular. No es persona para nada desvalida. Sabe tomar distancias y lo demostró cuando salió de prisión en libertad provisional y estuvo cinco años huida", dijo.

Su abogado, sin embargo, cuestionó el trabajo policial y que los agentes no abrieran más líneas de investigación. "Había cuatro adultos en el domicilio (los hijos) y no investigan a ninguno. No se ha examinado la ropa de ninguno ni de Carmen Villa para buscar restos de disparo; ella no pudo mover el cadáver sola (el marido pesaba 100 kilos y medía 1,80 de estatura)", afirmó.

El letrado mencionó varias veces a Emilio, el único hijo varón del matrimonio –«aunque no estoy señalándolo", puntualizó todas ellas– y sembró otra sombra de duda. "A mi cliente le impusieron el abogado de Emilio. Yo he tenido cuatro días para preparar esta defensa y si hubiera estado desde el principio la dirección habría sido distinta", dijo. Entre ellas, la demostración de que Raimundo Medrano fue parado por la Guardia Civil conduciendo, lo que constataría que no estaba ciego ni estaba indefenso. "Tenía enfermedad, sí, pero veía", afirmó. "¿Tienen la certeza de que lo que dicen hijos y hermana es verdad? ¿O es mentira?", planteó a los once miembros del jurado. 

Durante su informe, subrayó el "desconocimiento" que existe sobre la vida de estas personas, pertenecientes a la población merchera, una etnia minoritaria española caracterizada por una historia itinerante, nómada, con ocupaciones tradicionales comunes y el uso de su propio idioma. El abogado expuso que el mundo merchero, es patriarcal y la mujer es sumisa "si o sí". "¿Causa extrañeza que haya sido sometida a malos tratos?", preguntó. Una de las hijas de la acusada declaró esta semana que ella no sabía quién había matado a su padre, pero sí sabía que en su casa las mujeres nunca tocaban una pistola. "Eso es cosa de hombres. Solo sé que mi madre no ha podido ser".

El juicio se reanudará el lunes, cuando a magistrada presidenta del jurado, Esperanza de Pedro, le entregue el objeto del veredicto y comience a deliberar. 

La Fiscalía exime de culpa a la hermana de la acusada

La Fiscalía eximió a Isabel Villa Fernández de cualquier responsabilidad en el asesinato de su cuñado Raimundo Medrano. La representante del Ministerio Público explicó al jurado, al que dio las gracias por su actitud, que si bien le había contado al principio del juicio que pedía 10 años de cárcel para ella por complicidad, le había advertido también de que si las pruebas decían lo contrario retiraría la acusación. Así lo hizo y añadió que la clave para su decisión ha estado en la data de la muerte, que los forenses sitúan entre las madrugadas del 4 y del 5 de enero de 2015.

"La investigación policial sobre el geoposicionamiento de su móvil demuestran que es imposible que estuviera en Calatayud", afirmó. La putrefacción del cadáver y los restos de comida en su estómago sirvieron para fijar la franja horaria del deceso.

La fiscal admitió que si bien podría haber alguna posibilidad de que Isabel ayudara a su hermana María del Carmen en los momentos posteriores a su muerte –en concreto en el traslado y ocultación del cadáver en la leñera de la casa–, su participación en este caso como encubridora no puede ser castigada por la ley debido al grado de parentesco que las une. Así, Isabel Villa, que durante cuatro días se ha sentado tras su hermana en el estrado, se levantó del banquillo de los acusados y pasó a ocupar las sillas del público junto a su abogado, Javier Reguera

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