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La venganza del ingeniero de Zaragoza acusado de tirotear a su jefe pudo costar varias vidas

El Grupo de Homicidios atribuyó a Alberto Pérez el sabotaje eléctrico que se produjo en la unidad del hospital Royo Villanova donde había pacientes covid intubados. Pero la juez acabó archivando esta investigación.

El acusado se tapaba este miércoles el rostro ante la presencia de los fotógrafos.
HA

La segunda sesión del juicio contra el ingeniero Alberto Pérez Giménez, para el que la Fiscalía pide una condena de 11 años de prisión como autor de los disparos que casi le cuestan la vida a quien había sido su jefe en el servicio de mantenimiento del hospital Royo Villanova, ha servido para recordar que no fue este el único delito por el que se investigó al acusado. El Grupo de Homicidios concluyó que fue el rencor que guardaba hacia la víctima y las otras dos superiores a las que consideraba responsables de su “injusto” despido lo que le llevó a preparar la emboscada mortal. Pero según los investigadores, tramaba una venganza incluso mayor.

La Policía está convencida de que el sospechoso también fue el responsable del sabotaje eléctrico que se produjo en la madrugada del 18 de marzo de 2020 en la unidad de infecciosos del hospital y provocó la desconexión de los respiradores de tres pacientes de covid, a quienes los médicos se vieron obligados a practicar maniobras de reanimación para evitar un fatal desenlace. Los investigadores creen igualmente que el encausado pudo ser la persona que unos días después destrozó el coche de la responsable de personal. A la postre, una de las personas a las que señala como artífices de su cese. Sin embargo, por ninguno de estos dos hechos será juzgado.

“Fue un incidente muy, muy grave. Y no fue una avería, sino una manipulación intencionada”, dice el gerente

“Fue un incidente muy, muy grave. Y no fue una avería, sino una manipulación intencionada”, ha declarado este miércoles en la Audiencia de Zaragoza el gerente del Sector I del Servicio Aragonés de Salud (Salud), José Manuel Aldámiz. El testigo ha explicado que el sabotaje se produjo en la unidad dedicada a enfermedades infecciosas, que es referencia nacional y se habilitó durante la crisis del ébola. “En plena pandemia de covid tuvimos que utilizar esas instalaciones para meter a pacientes intubados. Pero alguien cortó el suministro eléctrico”, ha recordado. Según Aldámiz, aquello provocó una situación crítica, ya que la manipulación de un interruptor pudo tener un alto coste en vidas humanas.

El Grupo de Homicidios sabía que Alberto Pérez se llevó a casa un juego de llaves del hospital cuando fue despedido. Esta y otras circunstancias llevaron a la titular del Juzgado de Instrucción número 4 de Zaragoza a abrir otra causa contra el ingeniero como presunto responsable del sabotaje. Sin embargo, la magistrada acabó decretando el sobreseimiento provisional de las pesquisas, ya que solo halló indicios y no “pruebas concluyentes” que permitan mantener los cargos contra el sospechoso.