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El mapa de la violencia en Zaragoza: tres muertes y decenas de heridos graves en zonas de ocio

La brutal agresión del domingo pasado, que mantiene a un hombre en la uci, convierte a la plaza del Pilar en el epicentro del último rebrote de la violencia a orillas del Ebro. 

Varias decenas de personas se han concentrado en la plaza del Pilar para recordar a Jorge Villamil.
Familiares y amigos de Jorge Villamil, el joven de 19 años que fue víctima del crimen de la calle Dato, lo recordaron ayer en la plaza del Pilar.
José Miguel Marco

Un zaragozano de 37 años lleva una semana ingresado en la uci del Hospital Miguel Servet luchando por seguir vivo. La brutal agresión de la que fue víctima el pasado 7 de noviembre a la salida de una popular discoteca, en plena plaza del Pilar, le ha causado lesiones cerebrales tan severas que los médicos que lo asisten todavía no se atreven a decir que está fuera de peligro. Y aunque familiares y amigos quieren confiar en su recuperación, saben que por ahora solo cabe esperar y ser optimistas.

El Grupo de Homicidios de la Policía Nacional detuvo por estos hechos a Ion Miholc, un rumano de 35 años con múltiples antecedentes por lesiones y riñas tumultuarias. Durante su declaración en el juzgado de guardia alegó que asestó un único puñetazo a la víctima, lo que no evitó que la magistrada acabara decretando su ingreso en prisión. Y parece normal, dada la delicada situación en que se encuentra el hombre al que atacó y las consecuencias de dos funestos y prácticamente idénticos precedentes ocurridos el 23 de mayo de este mismo año en la zona de bares de la calle Dato y el 29 de enero de 2020 en la plaza de España, justo a la entrada del Tubo.

Como ocurrió hace solo siete días en la plaza del Pilar, que parece haberse convertido en el epicentro de este último rebrote de la violencia, agresores y víctimas habían mantenido una discusión verbal previa. Y también como ahora, el ‘arma’ fue un puño lanzando con extrema violencia al rostro del oponente. La única y notable diferencia es que las víctimas de estos dos otros derechazos perdieron la vida: Jorge V., de 19 años, a las pocas horas y Cristian F.S., de 41, tras pasar 43 días en coma inducido en el hospital.

El vil ataque junto al pasaje Ciclón ha sido el último, pero se suma a otros muchos y graves episodios violentos registrados en la ciudad durante los últimos meses. Los responsables políticos y policiales insisten en que las estadísticas de criminalidad sitúan a Zaragoza en un lugar privilegiado, se niegan a hablar de una creciente espiral de violencia y lanzan un mensaje tranquilizador. Pero lo cierto es que desde 2018, la violencia vinculada únicamente al ocio nocturno –excluida la delincuencia común y los robos con violencia– se ha cobrado tres vidas y decenas de heridos graves. Si es mucho o poco, parece una cuestión subjetiva.

La segunda peor tendencia

Partiendo de la estadística pura y dura, que se basa en el número de infracciones penales denunciadas para establecer el ranquin de ciudades más violentas, Zaragoza aparece en una zona templada. Según el último balance de criminalidad del Ministerio del Interior, de enero a septiembre Zaragoza sumó 16.798 denuncias, muy lejos de las 145.116 de Madrid, las 91.434 de Barcelona, las 38.302 de Valencia o las 27.459 de Sevilla. Hasta Málaga, que tiene menos habitantes censados que la capital del Ebro, la supera en ilícitos:18.528. Pero a nadie escapa que todas estas grandes capitales reciben cada año una avalancha de turistas que Zaragoza no tiene, o que todas ellas son el epicentro sobre el que gravitan grandes núcleos de población de los que también carece la capital aragonesa.

Los expertos en estadística también prestan una gran atención a las tendencias. Y estas no ofrecen una fotografía tan buena de Zaragoza. De hecho, en lo que a grandes capitales se refiere, solo en Valencia ciudad las infracciones penales han crecido más que a orillas del Ebro con respecto al año pasado. Allí se han disparado un 36,5% y aquí un 12,3%. Mejores resultados presentan Madrid (+9%), Barcelona (-2,9%) y Sevilla (-0,5%).

El subdelegado del Gobierno en Zaragoza, Fernando Beltrán, insistía hace solo unas semanas en una entrevista en HERALDO en que no hay motivo para la alarma. «Se está viendo un punto más de agresividad en los robos con fuerza o intimidación, que han pasado a ser robos con violencia. Y efectivamente esa tipificación sí que se ha incrementado. Se ha respondido con más gente en la calle, intervenciones mucho más rápidas y una muy buena coordinación con la Policía Local de Zaragoza», señalaba, reconociendo la preocupación que existe en la Jefatura Superior.

La Fiscalía exhibe mano dura

A raíz de últimas agresiones a policías nacionales –la paliza que sufrió un inspector en un autobús el pasado 17 de octubre saltó a los telediarios nacionales–, el fiscal jefe de Zaragoza, Felipe Zazurca, advertía que el Ministerio Público no iba a ser blando. Y lo cierto es que cuando se detuvo al agresor en Alicante, a punto de huir del país, pidió prisión provisional para él, medida que adoptó el juez. La Fiscalía volvió a pedir prisión para el autor del brutal puñetazo de    la plaza del Pilar. Y también ha exhibido mano dura con los cabecillas de la banda latina Dominican Don’t Play (DDP), detenidos en una gran operación de la Policía Nacional a comienzos de febrero y para los que acaba de pedir casi 80 años de cárcel.

Los DDP y sus eternos rivales, los Black Panther, mucho menos organizados, acostumbraban a moverse por los barrios de San José,Las Fuentes yDelicias, pero en sus últimas acciones han dado también muestras de un preocupante acercamiento a la zona centro. Un problema añadido.

Rosa Serrano: «Habrá refuerzos en zonas concretas»

La delegada del Gobierno en Aragón, Rosa Serrano, no es ajena a la inquietud que provoca una concatenación de agresiones graves como las registradas en las últimas semanas en Zaragoza. Sin embargo, su mensaje es claro: «Vivimos en una ciudad segura, donde la Policía actúa con gran eficacia». Serrano se apoya en las estadísticas y recuerda que la capital sigue registrando muchos menos delitos que otras de su tamaño. «Pero claro que esta violencia nos preocupa y nos ocupa. Y habrá refuerzos en aquellas zonas y horas concretas en las que se detecten mayores problemas», explica. «La presencia policial es disuasoria –reconoce–, pero, lamentablemente, este problema tiene muchas más aristas».

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