Crónica

El balón vuelve a rodar por el viejo sueño de un nuevo estadio en Zaragoza

Con más cautelas que nunca, los partidos buscan un plan para el campo de fútbol en el que la ubicación y el modelo de financiación están abiertos.

Vista del campo municipal de fútbol de La Romareda, en Zaragoza.
Vista del campo municipal de fútbol de La Romareda, en Zaragoza.
José Miguel Marco

Como un viejo amigo de la política municipal, qué hacer con el campo de fútbol es como la operación asfalto: que a veces no hay pero siempre vuelve con su ir y venir de brea. Por eso, al pactarse en el debate de la ciudad la convocatoria de una mesa de negociación sobre la nueva Romareda, más de uno ha arqueado la ceja del escepticismo.

¿Será posible esta vez? Diversas fuentes consideran que sí, que hay una ventana de oportunidad, estrecha quizá, pero que puede resultar suficiente. El "folio en blanco" que ha puesto sobre la mesa la socialista Lola Ranera y que ha recogido el alcalde, Jorge Azcón, es probablemente la primera piedra del futuro estadio, que llega con la pandemia bajo control. Las candidaturas al Mundial de Fútbol y a los Juegos Olímpicos de invierno, dos citas para 2030, son el catalizador necesario. "Es ahora o nunca", apuntan en PP-Cs.

Con la mente abierta

Preguntados los actores principales, dicen asomarse a esta discusión con la mente abierta. Pero eso no significa que unos y otros no tengan ideas sobre las que escribir. El alcalde puso sobre la mesa las preguntas que a su juicio hay que responder: ¿quién va a trabajar por el acuerdo?, ¿cuánto dinero va a ser necesario?, ¿quién participará en la financiación? y ¿dónde se levanta el estadio?

El gobierno PP-Cs impulsó una propuesta de campo a finales de 2019. Redactó una modificación del Plan General, que habilitaba 420 viviendas sobre dos parcelas municipales del distrito Universidad para que el Ayuntamiento de Zaragoza pudiera sacar unos 60 o 70 millones de euros con los que reformar el estadio en su ubicación actual.

El alcalde quería un acuerdo amplio, en el que estuvieran los socialistas, para evitar contratiempos en la tramitación del proyecto, como había ocurrido en el pasado. A punto estuvo de cerrar un pacto con el presidente de Aragón, Javier Lambán, pero la entonces portavoz socialista y hoy ministra de Educación, Pilar Alegría, nunca lo vio claro. La llegada de la pandemia enterró la propuesta.

Para el bipartito esta opción tiene sus ventajas. Es una ubicación querida por la afición y el club, en un enclave céntrico y accesible, con un parquin de gran capacidad, línea de tranvía y salidas rápidas al tercer y cuarto cinturón. Es la opción práctica, para un estadio cuatro estrellas, con el modelo de la reforma del RCDE Stadium del Español de Barcelona. Los populares, que en el pasado defendieron el traslado, son ahora reacios. La ciudad tiene su crecimiento contenido y avisan del riesgo de que el campo quede en un solar despoblado del extrarradio.

El PP siempre ha creído que el PSOE frustró sus planes porque la velocidad que estaban tomando permitía que Azcón inaugurase el estadio, al menos en una de sus fases, en 2023, el año electoral. Pero a estas alturas de la corporación, no hay margen para cortes de cintas: socialistas y populares creen que se podría alcanzar un acuerdo que le tocaría gestionar al partido que ganara las elecciones. Y esta cuestión puede ser crucial para el éxito.

"Hay posibilidad de acuerdo"

Los socialistas subrayan que el proceso debe nacer sin apriorismos. Insisten en la palabra "explicable" para el proyecto y subrayan que "debe liderarse desde lo público". "Hay posibilidad de acuerdo si Azcón quiere acuerdo", dicen. Lambán es consciente de la importancia del estadio y ayudará si es necesario.

No obstante, la fórmula ideada por el alcalde les suscita dudas. Coinciden con el PP en que la DGA debe participar y que parte de la financiación debe salir de aprovechamientos urbanísticos, pero se inclinan hacia un modelo de sociedad mixta, al estilo del tranvía, en la que las instituciones tuvieran el control de la gestión. Los equilibrios con los socios de izquierdas en el Gobierno de Aragón (CHA y Podemos) son cruciales para que el campo quede fuera de la polémica partidista y no tense la coalición autonómica.

El PSOE dice estar abierto a todo, pero quiere una operación sin las limitaciones de La Romareda. Eso abriría la puerta a un estadio de nueva construcción, más caro, con capacidad para más actividades que la futbolística. Recuerda al viejo proyecto en la huerta de Miraflores, en San José, que acabó atascado con el modelo de financiación y fue descartado en 2011.¿Volverá 10 años después?

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