Zaragoza

La Romareda: un estadio en busca de otra oportunidad

Después de tres proyectos fracasados, el Ayuntamiento de Zaragoza vuelve a impulsar la construcción de un campo de fútbol con el propósito de que esta vez la reforma salga adelante.

REAL ZARAGOZA ROMAREDA LLENA /ENVUELO
Vista aérea del campo de fútbol de La Romareda, en Zaragoza.
En Vuelo

Corría julio de 2008, en plena celebración de la Expo, cuando un alto cargo de Urbanismo dijo: "No nos podemos permitir otro fracaso". Acababa de conocer que el arquitecto aragonés Joaquín Sicilia se había impuesto en el concurso de ideas para el nuevo campo de fútbol, el que se iba a construir en la huerta de Miraflores. Se pensó que esa era la oportunidad perfecta para que el sueño de la afición zaragocista viera por fin la luz después de dos proyectos frustrados. Pero el Ayuntamiento de Zaragoza, en aquella ocasión, fracasó otra vez.

Once años más tarde y después de siete millones de euros desperdiciados en proyectos e indemnizaciones, el Ayuntamiento vuelve a intentarlo, pero con la experiencia de tres proyectos frustrados. El primero, el que el PP ideó en Valdespartera, se estampó porque no logró el apoyo de la DGA, que impidió la operación de recalificación de suelos que llevaba aparejado. El segundo, el del gobierno PSOE-CHA, encalló por la falta de consenso político, que derivó en un proceso judicial que paralizó la obra de reforma de La Romareda. Y el tercero, el de Sicilia, naufragó porque no se supo construir un modelo de financiación viable.

Con este bagaje, el alcalde, Jorge Azcón, reactiva el desarrollo de un nuevo campo de fútbol en su ubicación actual, con unos 70 millones de presupuesto y 45.000 espectadores de aforo. Su intención es no incurrir en los errores del pasado: falta de consenso político, de acuerdo con la DGA y de viabilidad económica. Ninguno de estos tres elementos está atado hoy al 100% en el inestable alambre político sobre el que siempre han caminado los alcaldes que se han atrevido a impulsar un proyecto de estadio. Eso sí, ya hay un acuerdo con el principal usuario de las instalaciones, el Real Zaragoza, después de una etapa convulsa en las relaciones entre el Ayuntamiento y el club.

La iniciativa de reformar o construir un estadio se remonta al 20 de enero de 1999, cuando una delegación de la UEFA visitó Zaragoza y confirmó que La Romareda era ya entonces obsoleta. La alcaldesa de la época, Luisa Fernanda Rudi, inició un proceso que continuó su sucesor, José Atarés, que propuso construir el campo de fútbol en Valdespartera.

Tres fracasos y un amago

En 2001, se lanzó una operación que previó la construcción de cerca de un millar de pisos en el solar que ocupa la Romareda con los que se iba a financiar la operación, que rápidamente fue calificada de pelotazo. La DGA, que debía autorizar la recalificación, retrasó el proceso lo suficiente para que el cambio de gobierno en 2003, con el pacto de PSOE y CHA para darle la alcaldía a Juan Alberto Belloch, frustrara el proyecto. Atrás quedaron las infografías del estadio del catalán Ricardo Bofill.

PSOE y CHA aprobaron en 2004 la recalificación que debía sostener la financiación de la reforma de La Romareda y en 2005 había un proyecto firmado por Carlos Lamela. Fue el que más lejos llegó pese a la controversia que le acompañó. Se adjudicó la construcción y el día que comenzaban las obras, en abril de 2006, un juez las paralizó tras un recurso de PP y PAR. Fue víctima una vez más de la falta de consenso.

Luego llegó el proyecto de Sicilia de la mano de PSOE y PAR. Se anunció que las obras se iniciarían en 2009, pero aunque gozaba de amplio acuerdo, el estadio de San José se atascó con el modelo de financiación. Durante meses se habló de convenios, sociedades mixtas... Los plazos se incumplían mientras crecía la crisis y la varita mágica recalificadora dejaba de tener valor. Con las elecciones de 2011, en lo peor de la recesión, el PSOE pasó a depender para gobernar de dos partidos reacios a la operación –IUy CHA–. El proyecto quedó en el olvido porque simplemente se dejó de hablar de él.

Aún hubo un amago en 2013 al calor de la candidatura olímpica de Madrid, dado que el estadio era subsede. Se planteó una obra de 25 millones para ampliar el aforo a 40.000 espectadores y remozar las instalaciones. Pero ni llegó a tener proyecto y la derrota de Madrid se llevó por delante la idea.

Hasta ahora ha sido el estadio de nunca empezar. ¿Logrará Azcón encajar el complejo de juego de piezas que precisa la reforma? Saber en qué fallaron sus antecesores es una de sus bazas. El balón empieza a rodar y el siguiente paso, tras el acuerdo con el club, será concretar el modelo de financiación y lanzar el anteproyecto, el cuarto desde 2002, con el propósito de no volver a fracasar.  Puede ser su última oportunidad.

Recreación del estadio de San José diseñado por Joaquín Sicilia.
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Estadio de San José

Año: 2008.
Alcalde: Juan Alberto Belloch, del PSOE.
Arquitecto: el estudio de arquitectos Sicilia y Asociados, dirigido por el aragonés Joaquín Sicilia.
Presupuesto: las obras se estimaron en unos 130 millones.
Ubicación: en la huerta de Miraflores, en el barrio de San José, entre el Tercer y Cuarto Cinturón.
Aforo: 43.170 espectadores, aunque se previó alcanzar los 50.000 con gradas desmontables.

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Reforma del estadio de La Romareda

Año: 2004.
Alcalde: Juan Alberto Belloch, del PSOE, en coalición con CHA.
Arquitecto: el madrileño Carlos Lamela.
Presupuesto: las obras se llegaron a adjudicar por 70,7 millones de euros, que se pagaban mediante la permuta de unos suelos terciarios anexos.
Ubicación: en Isabel la Católica.
Aforo: 42.470 espectadores, con 300 plazas para autoridades y otros 1.800 en los palcos.

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Estadio de Valdespartera

Año: 2002.
Alcalde: José Atarés, del PP.
Arquitecto: el arquitecto catalán Ricardo Bofill.
Presupuesto: el coste estimado de las obras del campo de fútbol, que nunca se llegaron a adjudicar, era de 54 millones de euros.
Ubicación: en Valdespartera, junto a la prolongación de Gómez Laguna.
Aforo: 42.000 personas, de las que 18.000 se podían colocar en unas gradas bajo rasante.

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