tribunales en Zaragoza

Un cineasta con premio Goya se 'cuela' en el juicio por una gravísima agresión en La Casa del Loco

La defensa 'ficha' como perito al director y guionista Gaizka Urresti para interpretar las imágenes que grabaron las cámaras de la popular sala de fiestas de Zaragoza. El acusado se enfrenta a 12 años de cárcel

El fotograma recoge el momento en que el acusado y la víctima -el joven más alto- se encaran.
El fotograma recoge el momento en que el acusado y la víctima -el joven más alto- se encaran.
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Han pasado ya más de dos años, pero la resaca judicial de la violenta madrugada del 3 de febrero de 2019 en La Casa del Loco de Zaragoza continúa. La conocida sala de conciertos de la calle Mayor registró aquella jornada dos gravísimas agresiones. La primera se produjo a las puertas del local, donde un joven de 27 años lanzó un navajazo a otro, de 20, perforándole un pulmón. Apenas una hora después, un encontronazo entre otros dos clientes de 23 años acababa con uno de ellos en el quirófano para ser intervenido de urgencia por un profundo corte en el ojo derecho con el que ahora tan solo intuye sombras que ni siquiera es capaz identificar.

La primera agresión fue juzgada como tentativa de homicidio ante la Audiencia de Zaragoza, que concluyó que la cuchillada fue «directa al corazón» de la víctima –que salvó la vida porque un agente de la policía local le colocó un parche oclusivo– y condenó a Francisco José Clavería Carbonell a seis años de prisión. Pero mayor incluso podría ser la pena por el segundo altercado, por el que acaban de proponer ahora entre 8 y 12 años de cárcel para Aarón Ernesto B. F., quien también se enfrenta a una posible indemnización de casi 300.000 euros.

El juicio, que se celebrará también en la Audiencia pero para el que todavía no hay fecha, no se presume sencillo para el tribunal, al que las partes van a presentar versiones antagónicas de lo sucedido. A la hora de dictar sentencia, será clave determinar cuál fue el verdadero detonante de los hechos, ya que mientras la Fiscalía y la acusación particular hablan de una evidente agresión con un objeto peligroso -el vaso de cristal que portaba en la mano el procesado-, la defensa sostiene que quien realmente inició el altercado fue la víctima, J. A. Z., tras un tropezón accidental. Es más, entiende que no hubo dolo o intención de lesionar y solicita la absolución.

Según las acusaciones, eran sobre las 6.18 cuando el joven que acabó lesionado se despidió de sus amigos y se dirigió hacia la salida del local. En ese momento, apunta, se inició una conversación o discusión y el acusado agarró del cuello o del pecho a J. A. Z. y le golpeó en la cara con un vaso de vidrio que portaba en la mano para abandonar después “de forma precipitada” el bar. Ni el ministerio público ni el abogado de la víctima, Santiago Palazón, se explayan sobre la mecánica o desarrollo de la agresión. Pero esos instantes resultan fundamentales para la defensa, a cargo del letrado Rafael Ariza, que ya consiguió que la titular del Juzgado de Instrucción número 2 de Zaragoza dejara en libertad provisional a su cliente previo pago de una fianza de 5.000 euros tras visionar unas imágenes captadas por las cámaras del establecimiento.

Ni repentina ni sorpresiva

Según explicaba en su día la instructora, el vídeo demuestra que la agresión que se achaca al investigado «no fue repentina y sorpresiva, sino que se desarrolló en el transcurso de un forcejeo iniciado precisamente por la persona que posteriormente resultó lesionada». Apuntaba, además, que J. A. Z. tenía «mucha más envergadura» que el encausado y que «empujó a este durante unos metros». La magistrada dejaba claro algo: “Permanecen inalterados los indicios de criminalidad que existen contra el investigado». Sin embargo, entendía que las imágenes reflejaban una realidad distinta a la descrita por los testigos y obligaban a reconsiderar en encarcelamiento del investigado, decisión que ella misma adoptado solo unos días antes.

La defensa de Aarón Ernesto B. F. se valió de las imágenes para sacar de prisión al investigado. Ahora, el letrado Rafael Ariza ha logrado que la Audiencia de Zaragoza le admita como prueba de descargo el informe pericial que ha elaborado el cineasta Gaizka Urresti, que ha examinado la grabación y basándose en los movimientos de los implicados concluye que el acusado únicamente trató de defenderse y no atacó con el vaso de cristal a la víctima.

No resulta habitual con un profesional del cine, galardonado con un premio Goya, se ‘cuele’ en un juicio por un delito de lesiones en el que el acusado se enfrenta a una pena de hasta 12 años de cárcel. Sin embargo, la defensa cree que el guionista y director, por su condición de experto en el lenguaje audiovisual, puede resultar muy valioso para interpretar lo sucedido a través de las imágenes.

Un árbitro profesional con la carrera truncada

Las dos operaciones a las que ha sometido no han conseguido que J. A. Z. recupere la visión del ojo derecho, con lo que ello supone para su vida cotidiana y para un joven deportista que ha visto truncada su buena trayectoria como árbitro profesional de fútbol. Son precisamente las limitaciones y tratamientos que el lesionado tendrá de por vida los que han llevado a la acusación particular a solicitar, además de doce años de cárcel, una indemnización de 277.000 euros.

A diferencia de la Fiscalía, que establece la compensación económica para la víctima en 108.500 euros –reclama 3.386 más, pero para pagar al Salud los gastos–, el abogado Santiago Palazón, en nombre del denunciante, pedirá al tribunal que aprecie el llamado pretium doloris. Lo que vendrían a ser, los sufrimientos que habrá de padecer su cliente por este suceso mientras viva. De hecho, esta parte también solicita una partida por los fármacos que tendrá que comprar durante todo ese tiempo.

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