patrimonio

Los murales que dibujan parte de la historia de Zaragoza

En fachadas de la capital aragonesa se descubren varias pinturas que recuerdan algunas de las puertas que que daban acceso a la ciudad o edificios de referencia, como la Torre Nueva.

Mural que recuerda la puerta de Toledo en Zaragoza.
Mural que recuerda la puerta de Toledo en Zaragoza.
Heraldo.es

Corría el año 1848 cuando se derribó. La puerta de Toledo fue uno de los accesos a Zaragoza en tiempos pasados que ya no existe. No obstante, los vecinos de la capital aragonesa y turistas pueden verla todavía en pie, aunque sea en una recreación,  desde hace una década. Gracias a un mural, con firma de Vicente Gómez y de Fabiola Gil, se aprecia su ubicación exacta -al final de la calle de Manifestación-, también el ambiente que al parecer se respiraba en las inmediaciones o cómo eran los edificios con los que lindaba. Como este, son varios los murales que se dibujan en fachadas del centro de la ciudad y que recuerdan construcciones de referencia, como las puertas o torres.

Hasta hace unos días en la plaza de San Miguel había uno más, el que descubría la puerta del Duque de la Victoria tras un telón levantado. Este mural fue retirado por las grietas que se habían abierto en la fachada y será reparado por el Ayuntamiento de Zaragoza. La pintura, acometida hace más de tres décadas por Alfonso Forcellino, conmemoraba el arco que se alzó con motivo de la visita del general Espartero cuando inauguró la línea de ferrocarril. Fue realidad hasta 1919.

El mural de la Puerta del Duque, en su estado original.
El mural de la Puerta del Duque, en su estado original.
Heraldo

La de Toledo y la del Duque de la Victoria son dos ejemplos a los que suma la puerta de Valencia, junto a la iglesia de La Magdalena. La discreta calle de San Cristóbal se hizo más visible cuando los pinceles de Gómez y Gil dieron color a una de sus fachadas. Cinco personas se abrigan con capas fuera de la ciudad y al otro lado, junto a la portada del templo parroquial, un par de monjas caminan del brazo. Esta estampa coincide con el legado documental de algunas fotografías antiguas.

A pocos metros se alzaba la puerta del Sol, al final del Coso Bajo. En la actualidad se mantiene pictóricamente en la fachada lateral de un edificio de viviendas, junto a la trasera del monasterio de la Resurrección del Santo Sepulcro de las canonesas. Un señor, ataviado con abrigo lago y sombrero de copa, mira hacia esta puerta, bendecida con un sol sobre el umbral.

Al otro lado de la antigua ciudad, siguiendo el cauce del río Ebro en contra dirección, se llega a la plaza de Europa, donde se levantó la puerta Sancho. En una de las caras del convento de las Fecetas de la calle de Santa Lucía se encuentra este otro mural. Tal vez se muestra más sencilla que las anteriores y un par de señores charlan junto a ella. La que no necesita de murales es la puerta del Carmen. En su caso ni la Guerra de la Independencia ni los accidentes de tráfico -como el del autobús de la Coliseum en 1997- han podido con ella, aunque sí que se aprecia la mella de las contiendas y del paso del tiempo.

Mural que recuerda a la Torre Nueva, en la calle del mismo nombre de Zaragoza.
Mural que recuerda a la Torre Nueva, en la calle del mismo nombre de Zaragoza.
Heraldo.es

No es de una puerta, sino sobre uno de los edificios de referencia de Zaragoza. La Torre Nueva fue derribada a finales del siglo XIX. En la calle que le da nombre y en las cercanías de donde estuvo levantada se ve lo que fue. En esa dirección mira el chico está sentado en la plaza de San Felipe desde hace décadas y que intenta recordar esa Zaragoza que ya no existe. Una función que comparte con los mencionados murales.

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