Asalto y los vecinos subliman en el barrio Oliver la vocación transformadora del festival

Meses de trabajo con el tejido social florecen estos días en los muros de la mano de los artistas.

Los artistas y los muros fueron el evidente punto de apoyo sobre el que giraba el Festival Asalto de Arte Urbano, que este domingo concluye su decimotercera edición, celebrada en el barrio Oliver de Zaragoza.

A lo largo de estos años, las intervenciones de los pintores han ido dejando su protagonismo inicial para ir integrándose como una pieza más de una maquinaria amplia y multidisciplinar, destinada a mejorar aspectos de los barrios ‘asaltados’, codo a codo con sus moradores. En este empeño, la experiencia acumulada por los organizadores y el tiempo de preparación previa han jugado un papel determinante. El Festival Asalto va ahora mucho más allá de su cita anual de septiembre, ya que desde hace meses trabaja con el tejido social del barrio Oliver. Luis García es uno de los organizadores de Asalto: "Llevamos desde mayo con procesos internos. Hemos trabajado de manera jerárquica, yendo primero a entidades grandes del barrio para luego hablar con otras más pequeñas. Lo primero fue pedirles permiso, saber si querían que el Asalto se celebrara en el barrio Oliver. Sin la respuesta afirmativa no estaríamos aquí hoy". En este sentido, Luis destaca la "potencia del tejido asociativo de Oliver" lo que, a punto de clausurarse el festival, le permite hablar de total satisfacción. "Oliver y el Asalto han casado muy bien", resume.

De la mano del entorno

La idea trasformadora y de trabajo conjunto con el vecindario que preside de manera más acentuada estas últimas ediciones de Asalto, ha determinado igualmente la selección de los artistas, cuyos métodos y estilo caminan de la mano del entorno en el que se desarrollan. "Digo Diego es trabajador social", explica Luis. Manolo Mesa es otro claro exponente de esta política. El gaditano ultimaba ayer su mural en un solar cercano al Parque Oliver, donde este año se sitúa el cuartel general, sede de las actividades. Mesa pidió expresamente visitar unos días antes el barrio, para empaparse del ambiente. "Fui a los bares, a los centros cívicos y de personas mayores", explica. En esta convivencia, fotografió a gentes del barrio y, de esos retratos, uno de ellos, con dos chicas jugando al tradicional juego de los hilos, ha surgido la obra de arte que pasará a formar parte del ya nutridísimo catálogo que atesora Zaragoza.

Últimos días de Asalto con talleres y actividades

A pocos metros, la vasca Udatxo pintaba ayer la parte exterior de una de las panaderías más famosas de Oliver. En sus muros, la artista, figurativa, ha querido representar a una pareja de personas mayores con la compra y el depósito de agua, símbolo del barrio. Un juego entre el color y el blanco y negro quiere expresar también un diálogo entre el pasado y el presente. Junto a estos dos ejemplos, otros muchos que han llenado de color y mejorado las instalaciones de colegios e institutos de la zona, tras recoger los deseos de los propios alumnos, que también han participado en las actividades de estos días.

"En el barrio estos días se nota alegría y orgullo. La gente habla del festival por todos los lados, en la charcutería, en la panadería...", dice Belinda Pérez, vecina del barrio y nieta de fundadores del mismo, hace 100 años. Belinda está feliz con la llegada de Asalto, porque, a su juicio, "contribuye a quitar prejuicios sobre un barrio que es muy desconocido". "Si Oliver tiene o ha tenido mala fama es porque la gente no lo conoce", afirma.

Hoy la cosa termina con un picnic en el parque Oliver. Y ojo porque el "más molón" tendrá premio. Continuarán las visitas guiadas (hoy con salidas a las 11.30, 12.00, 17.30 y 18.00); los talleres y actividades (en horario de mañana); la Asalto Fair, con puestos de complementos, libros y artistas (de 11.00 a 17.00); y la música la pondrá Bigott, con un concierto a las 15.00.

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