Listos para entregar el testigo tras 50 años chocando espadas

Antonio Nunilo y Jesús Gracia darán hoy el relevo a Jorge Tuda y Enrique Blasco, que asumen el privilegio de ser danzantes «con mucha ilusión y nervios».

A la izquierda y a la derecha, Antonio Nunilo y Jesús Gracia, que se retiran. Y en medio, Jorge Tuda y Enrique Blasco, que toman el relevo.
A la izquierda y a la derecha, Antonio Nunilo y Jesús Gracia, que se retiran. Y en medio, Jorge Tuda y Enrique Blasco, que toman el relevo.
Verónica Lacasa

Hoy, 10 de agosto, día grande de las Fiestas de San Lorenzo, sonarán de nuevo los palos y las espadas de los Danzantes de Huesca frente a la basílica ante una plaza abarrotada, seguro. Un momento mágico que los oscenses llevan esperando volver a vivir tres años por culpa de la pandemia y que por fin se hará realidad.

Será solo la primera de las seis actuaciones que harán ya que habrá que sumar otras cuatro mañana, día 11, en la Fiesta del Comercio, en las residencias de la Casa Amparo y Sagrada Familia, y en el barrio del Perpetuo Socorro (plaza de la calle de Zacarías Martínez), además del broche de oro que cada año ponen a la Ofrenda de Flores del día 15.

Este 2022 llega con novedades ya que Antonio Nunilo Gabás y Jesús Gracia Añaños causarán baja definitiva a partir de hoy. Ambos ingresaron en la agrupación en 1973, por lo que cederán su puesto después de 50 años danzando en honor de San Lorenzo. Y darán el relevo a Jorge Tuda y Enrique Blasco, respectivamente.

Antonio Nunilo ya dejó entrever a su familia su intención de dejar la agrupación el año anterior a la pandemia, pero al final tuvo que retrasar su decisión «hasta que este año, un día dijo que lo dejaba y que me pasaba a mi el testigo», afirma Jorge Tuda.

"Mi mujer dijo no por salud"

Para este nuevo danzante, coger el relevo de su suegro a los 37 años fue toda una «sorpresa». Y es que la idea inicial, dado que el puesto suele pasar de generación a generación siguiendo criterios de consanguinidad, era que lo heredara su mujer, pero finalmente ella tuvo que desistir por unos problemas de salud. «Lo recibo con una ilusión tremenda aunque no me lo hubiera planteado nunca porque lo lógico es que lo hubiera cogido mi mujer, que es hija única. Pero ella no iba a poder hacer una preparación óptima y lo descartó con mucho dolor de corazón», lamenta Jorge Tuda.

El ‘regalo’ le pilló un poco fuera de forma, como le ha ocurrido a mucha gente por la pandemia, pero como siempre ha hecho deporte, no le ha costado volver a cogerla. Algo más difícil ha sido aprender los bailes pese a que ha visto a los Danzantes desde que era un niño. «Y aunque no es lo mismo verlos que intentar hacerlos, la verdad es que desde el primer día nos han arropado todos los compañeros y llevado en palmetas, con lo que ha sido relativamente fácil», agradece.

Jorge Tuda reconoce que es una «gran responsabilidad» continuar con la tradición que empezó el abuelo de su mujer. «Me siento un privilegiado y más porque el que es hijo de danzante, lo tiene ya un poco interiorizado, pero en mi caso es algo con lo que nunca había contado», insiste. Tiene dos hijas y asegura que «en cuanto quiera una de ellas, el puesto es suyo seguro». Al respecto, está convencido de que no tardará en llegar la primera mujer a la agrupación «y espero que mi hija sea una de ellas».

Una conocida de su familia le ha confeccionado el traje y los palos se los ha pintado un compañero de trabajo «con un diseño muy original». Además, mantiene el color de la saga familiar, el verde, «porque eso sí es algo que tenía claro desde el principio», dice.

Cuarto de la saga Hachero

También Enrique Blasco heredará a sus 46 años el color azul de su saga, conocida como los Hachero. Es el cuarto representante familiar ya que empezó su tío en 1933, luego le dio el testigo a su padre y este se lo pasó al hijo de su tío. Y ahora Jesús Gracia lo ha devuelto a la otra parte de la familia. «Siempre me ha gustado el dance y cuando me propuso si quería coger el testigo, acepté enseguida», recuerda. Fue un momento «muy emocionante», aunque asegura que «también te entran muchos nervios y te sube un calor por el cuerpo».

En su caso, también ha realizado una preparación física previa «porque ya te advierten que es muy cansado, sobre todo por los parones que hay entre las actuaciones y el riesgo de lesiones ya que te pilla frío». Al igual que Jorge Tuda, valora el apoyo que ha recibido del resto de miembros de la agrupación en los ensayos «porque llegué con muchos nervios por ser uno de los novatos pero enseguida me acogieron muy bien, me ayudaron, me guiaron y me lo pusieron muy fácil».

Desde que es padre su ritmo de fiestas ya no es el mismo que tenía cuando era más joven, pero reconoce que esta nueva responsabilidad también va a hacer que viva San Lorenzo de una forma distinta. «Más que nada porque esos días tienes la obligación de estar bien y en condiciones ya que siento que tengo una responsabilidad con las fiestas, con la ciudad, con la familia y conmigo mismo», manifiesta.

Enrique Blasco ha contado con la ayuda de su madre para la confección del traje «porque salvo la manteleta de ganchillo que se lleva en el hombro izquierdo y que me la ha hecho mi tía, ella es muy apañada y me lo ha dejado chulísimo». Además del color, también recibirá de su tío las espadas, algo que considera un honor «porque son las mismas que han llevado toda la familia».

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