5o aniversario

Cincuenta años de la llegada del primer avión Hércules a la Base Aérea de Zaragoza

Alrededor de 300 militares celebran estas bodas de oro. Los aviones de transporte del Ala 31 han servido en misiones humanitarias por todo el mundo. 

Tres Hércules, también llamados ‘Dumbos’ por su gran tamaño, salen de la Base Aérea de Zaragoza en misión humanitaria con destino a Afganistán en diciembre de 2001.
Tres Hércules, también llamados ‘Dumbos’ por su gran tamaño, salen de la Base Aérea de Zaragoza en misión humanitaria con destino a Afganistán en diciembre de 2001.
Oliver Duch

A sus 73 años, Francisco Núñez Arcos, teniente retirado del cuerpo de especialistas del Ejército del Aire, no quería que se olvidara la celebración de medio siglo de los ‘Dumbos’ (los aviones Hércules) del Ala 31 de la Base Aérea de Zaragoza

Alrededor de 300 militares y personal civil se sumaron el viernes a un acto muy sencillo, que incluyó izado de bandera y una visita a las nuevas instalaciones del destacamento para conocer el nuevo avión Airbus A400M, del que se cuenta con catorce aparatos. Este encuentro continuó el sábado y sirvió para recordar la historia vivida con los doce aviones Hércules integrados en el 301 Escuadrón de Transportes (el Ala 31 fue creada en 1978), tras la llegada del primero de ellos en diciembre de 1973, y hasta su sustitución definitiva en diciembre de 2020. 

Además de compañeros llegados de distintos puntos de España, "han viajado a Zaragoza desde Italia para este encuentro un antiguo piloto del Ala 31 con toda su familia -esposa y dos hijos- y, desde Estados Unidos, un piloto americano que estuvo en un intercambio con otro español del Ala en 2001", señala Núñez

Coincidieron en lo complicado de revivir todas las misiones humanitarias desplegadas por todo el mundo en respuesta a terremotos, tsunamis o inundaciones en México, Indonesia, Estados Unidos o Filipinas… o el transporte de militares españoles a lugares en conflicto en las guerras del Golfo, Bosnia, Ruanda, Iraq, Afganistán o Mali.

Carga de ayuda humanitaria con destino a Afganistán en enero de 2002.
Carga de ayuda humanitaria con destino a Afganistán en enero de 2002.
Carlos Moncín

3.500 horas de vuelo

"Llegué destinado aquí desde el Ala 12 de Torrejón en 1979, cuando me casé con una zaragozana. Era mecánico de avión y luego pasé a ser supervisor de carga dentro de los Hércules desde 1983 a 1991, con 3.500 horas de vuelo, que hice por medio mundo. Pasé por muchos países, con misiones humanitarias de transporte especial de todo tipo", relata Francisco Núñez. 

Va rememorando su paso en los años ochenta por actuaciones ante el terremoto de México, la explosión del lago Nyos (Camerún), donde murieron 1.746 personas, la ayuda a los kurdos en Turquía, el apoyo en la independencia de Namibia, con los primeros militares españoles como cascos azules de la ONU, o su participación en el primer repostaje de combustible en vuelo desde un Hércules a un avión Mirage…

Tripulación del Hércules que hizo el primer reabastecimiento en vuelo
Tripulación del Hércules que hizo el primer reabastecimiento en vuelo
Francisco Núñez

"La experiencia fue enorme y gratificante porque vivía las misiones y podía contarlas en medios como HERALDO o la ‘Revista Española de Defensa’, ya que iba con mi doble condición de militar y periodista, porque contaba lo que me dejaban", relata el teniente retirado Francisco Núñez Arcos. 

Los ‘Dumbos’. Este es el nombre cariñoso dado a los enormes aviones Hércules (lo han heredado los A400M). Por eso un elefante protagoniza las escarapelas del Ala 31.
Los ‘Dumbos’. Este es el nombre cariñoso dado a los enormes aviones Hércules (lo han heredado los A400M). Por eso un elefante protagoniza las escarapelas del Ala 31.
Francisco Núñez

Al revisar su experiencia en los históricos aviones Hércules C-130, el oficial de 73 años enumera que tuvo la oportunidad de visitar 173 ciudades de 43 países en la década de los ochenta y hasta 1991. Pasó desde Terranova hasta Chile, desde Irlanda hasta Namibia y desde México hasta Emiratos Árabes, toda Europa y parte de América y África incluidas, "todas ellas como profesional de las Fuerzas Armadas españolas". "Así, he tenido ocasión de escribir crónicas y publicar fotografías de distintos viajes realizados con misiones humanitarias o de Naciones Unidas desde algunas de las ciudades o países visitados", señala.

Un avión Hércules, en la celebración del 50 aniversario del Ala 31 en la Base Aérea de Zaragoza el pasado 26 de abril.
Un avión Hércules, en la celebración del 50 aniversario del Ala 31 en la Base Aérea de Zaragoza el pasado 26 de abril.
Guillermo Mestre

Despedida oficial a los Hércules

El jefe del Ala 31, coronel José Antonio García Paniagua, nacido en La Muela en 1970, destaca que la celebración oficial del 50 aniversario fue el pasado abril, cuando acudió a la Base Aérea de Zaragoza el entonces Jema (Jefe de Estado Mayor del Aire y el Espacio), general Javier Salto Martínez-Avial, que aprovechó el acto para aplaudir también el rescate de 104 españoles en Sudán en una misión de riesgo, que coincidió con la retirada del avión histórico. Pero este fin de semana, añade el coronel aragonés, han realizado "una reunión informal de antiguos miembros del Ala 31"; suelen reencontrarse cada dos o tres años y, da la sensación de que lo necesitaban, pues no se habían podido ver, por culpa de la pandemia, desde el año 2020. "Va a ser especialmente emotivo por ser la primera pospandemia y coincidir con un número redondo (50 años)", asume el coronel.

De hecho, en el acto que se realizó en la Base el pasado mes de abril los miembros de esta unidad tan especial recibieron la felicitación del rey Felipe VI y un mensaje muy cercano a los militares del Ala 31: "A lo largo de cinco décadas habéis hecho honor a vuestro lema: ‘Lo que sea, donde sea y cuando sea’, tal como demuestra vuestra intensa y decisiva participación en operaciones aéreas de evacuación, sanitaria, misiones de reabastecimiento aéreo en apoyo a operaciones OTAN o el transporte dentro y fuera del teatro de las operaciones". El monarca también recordó a los caídos en acto de servicio, como los fallecidos en el accidente del Yak-42 en Turquía el 26 de mayo de 2003 al regresar de su misión en Afganistán; de los 62 militares españoles muertos, 21 de ellos eran de la Base Aérea de Zaragoza, entre los miembros del Ala 31 y del Escuadrón de Apoyo al Despliegue Aéreo.

La memoria de los militares del Ala 31 y sus intervenciones a bordo de estos aviones Hércules fueron revividas también por el que fuera Jefe de Estado Mayor de Defensa (JEMAD), el general Miguel Ángel Villarroya, en un acto histórico celebrado el 21 de diciembre de 2020, cuando se despidió a las últimas aeronaves para sustituirlas por los modernos A400M. Entre emocionado y nostálgico, el que fuera teniente general del Ejército del Aire (ahora dirige la Real Orden de San Hermenegildo) llegó a mencionar a integrantes del Ala 31 como "el coronel Grajera", por ser "maestro de aviadores", y a los fallecidos en los accidentes ocurridos en Canarias en 1980 y en Ablitas (Navarra) en 1984. en el Moncayo, con un Hércules de las Fuerzas Aéreas de Estados Unidos. Al retirarlos de la Base de Zaragoza se recordó que esta docena de aviones de transporte históricos tenían cumplidas 210.000 horas de vuelo cuando fueron sustituidos por los A400M, a finales de 2020. Cuatro de estos Hércules fueron vendidos a los Gobiernos de Perú y Ecuador; España recibió unos 44 millones de euros por unos aviones que se habían comprado en 1973 a Estados Unidos. Otros seis fueron adquiridos por la empresa Blue Aerospace.

Avión Hércules embarcando paracaidistas para un posterior ejercicio de lanzamiento
Avión Hércules embarcando paracaidistas para un posterior ejercicio de lanzamiento
Francisco Núñez

Un Hércules de museo.

El último avión Hércules de la Base Aérea de Zaragoza que quedaba del Ala 31, tras haberles dado el relevo definitivo los modernos Airbus A400M hace tres años, ya fue trasladado el pasado mes de julio. Hoy brilla en el Museo del Aire y del Espacio, situado en la Base de Cuatro Vientos (Madrid) como un símbolo para el Estado español después de haber participado durante casi 50 años en decenas de misiones humanitarias y en el transporte de militares españoles a lugares en conflicto. 

"El Hércules es como el barco Juan Sebastián Elcano, porque se convierte en el mejor embajador por aire y da la mejor imagen de España por todo el mundo", definió a HERALDO el coronel Félix Manjón Martín, jefe del Museo del Aire y el Espacio, muy contento de poder exponerlo a los casi 70.000 visitantes que llegan a recibir cada año. "Queremos que se pueda visitar por dentro, donde se ve la configuración con las camillas, los paracaidistas, el palé para llevar ayuda humanitaria y la zona vip con asientos".

Una vez vendidos los Hércules de la Base de Zaragoza y expuesto el último en este museo militar en Madrid, los militares que acudieron a los actos de este fin de semana comentaron también la renovación que ha supuesto su sustitución por los catorce A400M. De hecho, el nuevo avión, fabricado por la empresa Airbus en su sede de Sevilla, duplica la capacidad de un Hércules, vuela mucho más rápido y llega mucho más lejos, casi un 50% más que el antiguo. El actual jefe del Ala 31 ya reconoció cuando iban a despedir los últimos aviones de carga fabricados en Estados Unidos: "El A400M es una nueva tecnología, facilita mucho las misiones más complicadas y supone un nuevo concepto. Bromeamos al decir que hemos pasado de tener aviones a ordenadores con alas".

Avión A400M, tras volver de su misión en la guerra de Ucrania en abril de 2022.
Avión A400M, tras volver de su misión en la guerra de Ucrania en abril de 2022.
José Miguel Marco

A400M: un ordenador con alas

El teniente retirado Francisco Núñez Arcos tiene muy claro que el cambio que supuso "la llegada del A400M fue un salto descomunal", aunque los Hércules, también llamado T-10 "son inigualables y los tienen en países de medio mundo". De hecho, reconoce que la decisión del Ejército del Aire "ha sido muy importante", también para la empresa europea Airbus, en la que participa España. De hecho, el Gobierno se ha comprometido a fabricar tres nuevos gigantes de transporte militar pesado entre 2026 y 2027, según reconoció la ministra de Defensa, Margarita Robles, en su última visita a la Base de Zaragoza. 

"Es verdad que los Hércules que fueron vendidos a otros países siguen siendo utilizados a plena actividad, una vez que fueron modernizados instalando elementos de protección". La situación era muy distinta en los años ochenta. Al carecer de estos elementos de protección, "cuando estábamos en el desierto, nosotros bromeábamos diciendo que estábamos al alcance de los misiles del Polisario. No teníamos nada para evitarlo, pero nos reíamos y vivíamos los vuelos así. Poco a poco fueron actualizándolos".

Un avión Hércules prepara el aerotransporte del avión Casa 101 al terremoto de México en 1985.
Un avión Hércules prepara el aerotransporte del avión Casa 101 al terremoto de México en 1985.
Francisco Núñez

La visita que realizaron este fin de semana al nuevo avión A400M descubrió a estos militares "la revolución" que ha supuesto para sus compañeros del Ala 31. "Nosotros hacíamos a mano el cálculo de porcentaje del combustible con un miniordenador que llevábamos, en función de la carga por el despliegue y la llegada, ahora está integrado en el mismo avión y lo hace el supervisor de carga", señala el teniente que hacía también de periodista.

Los cambios coincidieron con la sustitución del sistema de armas y de las normas. El general Santiago Ibarreta, jefe de la Base, quien fue piloto del Hércules entre 2005 y 2008, ya asumió en una entrevista con este periódico que "el A400M convierte a la Base en un centro estratégico y neurálgico". El control aéreo ya era militar entonces (desde el año 1991, por la Guerra del Golfo), pero ahora, al haberse convertido el aeropuerto de Zaragoza en el segundo de más tráfico de mercancías de España, "el tráfico es continuado y les obliga a actuar con más intensidad las 24 horas". Agregó que el relevo de los Hércules por los A400M, más rápidos, conlleva que mientras antes "había que planificar vuelos con escalas", ahora "se pueden hacer directamente, lo que evita mucha problemática con los sobrevuelos (despegues y aterrizajes) y los descansos de los pilotos". 

Recordar estos inconvenientes no le resta nada al cariño que mantiene por los Hércules, como le pasa también al coronel José Ramón García Paniagua, quien vivió como piloto el rescate de más de 2.000 afganos en Kabul en agosto de 2021, por la llegada al Gobierno de los talibanes. Esta fue la puesta de largo del A400M. En esta peligrosa misión le sirvió su experiencia en los Hércules, pero muchas cosas fueron nuevas. Salvaron a los civiles afganos relacionados con España y superaron el atentado que obligó a salir de allí a todos los aviones de rescate. Una operación táctica que no habían realizado antes en las 17 idas y vueltas entre Dubai y Kabul durante nueve días.

Mantenimiento de un Hércules.
Mantenimiento de un Hércules.
Guillermo Mestre

El riesgo planea siempre sobre misiones que no son fáciles. El teniente Francisco Núñez no puede olvidarse de las 21 víctimas de la Base en el accidente del Yak: "Fue un mazazo para todos, porque somos primero personas antes que militares", asegura. Sin embargo los Hércules fueron un avión seguro. "Los Hércules eran los aparatos que volaban, pero había otra parte muy importante: el mantenimiento y los equipos humanos. Eran esenciales como eslabón de la cadena y se hacían las horas necesarias porque, en esta profesión, somos 24 horas", recalca. Hoy, anima a seguir combinando "la experiencia de los mayores y la formación de los jóvenes militares en el A400M".

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