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Las escaleras más singulares y desconocidas de las casas y los palacios aragoneses

Las del palacio Matutano-Daudén o las casas solariegas de Pedrola y Villafranca figuran entre las preferidas por arquitectos y especialistas en arte y patrimonio.

Algunos ejemplos de las escaleras más vistosas e icónicas de Aragón.
Algunos ejemplos de las escaleras más vistosas e icónicas de Aragón.
Heraldo

Hay decenas, si no cientos, que merecerían ser reseñadas. Son mucho más que una mera sucesión de escalones y se pueden ver en palacios, casas solariegas, antiguos comercios, hoteles, colegios… La arquitectura civil aragonesa es generosa y ofrece un repertorio de bellísimas escaleras, muchas de las cuales, al integrarse en patios particulares, son desconocidas. Enseguida vienen a la cabeza algunas escaleras preciosas como las del Casino de Huesca o las del Paraninfo de Zaragoza, pero también hay graderíos imperiales menos conocidos que los especialistas en patrimonio, arte, interiorismo y arquitectos invitar a visitar.

"Mi favorita es la escalera que diseñó y construyó Juan de Marca en el palacio de Morata de Jalón, el del marqués de Villaverde", dice el arquitecto zaragozano Alberto Sánchez, máster en Conservación del Patrimonio Histórico por la Universidad de Columbia. Sánchez también reivindica la del palacio de Villafranca de Ebro, construida en 1675 por el mismo autor, que "es uno de los arquitectos más importantes del siglo XVII en Aragón y cuya obra es muy desconocida. Tiene varios de los edificios civiles barrocos más destacados de la Comunidad y su legado apenas se estudia", dice Sánchez, al tiempo que explica que a Juan de Marca se le debe desde la reforma del templo de San Miguel de los Navarros de Zaragoza hasta decoración de las bóvedas de la iglesia parroquial de Brea de Aragón. No obstante, quizá su obra más popular sea la plaza ochavada de Chodes –hoy ya libre de tráfico–, que le encargó construir Francisco Sanz de Cortes, precisamente conde de Morata, donde tiene una de sus escaleras más logradas. La otra, la de Villafranca, precede a un gran zaguán y cuenta "con una bóveda decorada con yeserías barrocas de tradición mudéjar", según la ficha de patrimonio que concede protección al conjunto.

Las escalares del palacio de los condes de Morata.
Las escaleras del palacio del palacio de Morata de Jalón.
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Las escaleras imperiales son aquellas cuyos peldaños suben en un primer momento rectos y luego, en un descansillo, se divide en dos tramos simétricos. Ambos han de tener el mismo número de pasos y girar en algún punto hasta el área superior. Son las que se ven en las escenas míticas de Hollywood y se dice que se utilizaron por primera vez en España en la construcción del Escorial. La del Paraninfo de la Universidad de Zaragoza sería de este estilo, así como la de Capitanía o la del palacio de Villahermosa de Pedrola, que será reconocida por muchos lectores, dado que hoy el recinto es escenario de bodas: por su impresionante escalera acostumbran a bajar las parejas de recién casados entre una lluvia de ‘flashes’. Muchos de los rincones de este palacio de estilo renacentista con añadidos barrocos y neoclásicos se han convertido también en ‘instacorners’, según puede verse en las muchas fotos etiquetadas del recinto en la red social.

Un carruaje junto a la escalera del palacio de los duques de Villahermosa.
Un carruaje junto a la escalera del palacio de los duques de Villahermosa.
Heraldo

Hace pocos días, los responsables de la empresa de dinamización turística Gozarte colgaron en Twitter una imagen de la singularísima escalera del palacio Matutano-Daudén, en La Iglesuela del Cid, y a muchos les sorprendió que tal construcción estuviera en una hospedería del Maestrazgo. Quizá sea una de las más bellas y atípicas de la Comunidad y llama la atención por su barandilla de celosía típica de la zona de Cantavieja. 

Pulsando la opinión y pidiendo recomendación a los expertos en arte, surge un curioso inventario de escaleras de muy distintas épocas sobre las que volver la mirada y retener las pisadas. La interiorista zaragozana Ruth Barranco tiene especial cariño a la escalera de la antigua Escuela de Artes de la plaza de los Sitios, obra de Félix Navarro. "Es espectacular. Recorrí cientos de veces aquellos peldaños de mármol pulido y, cuando llovía, los alumnos caímos por ella como moscas", bromea recordando su etapa de estudiante. 

Barranco también pone el acento en otras escaleras más cotidianas, que en ocasiones pasan desapercibidas, pero que esconden una gran belleza y son más que fotografiables. Cita, como ejemplo, las de un edificio particular de la plaza de España, a la altura del 33, con una escalera modesta pero que «resulta muy evocadora: cuando la bajé por primera vez me vinieron un montón de recuerdos y sensaciones a la memoria». Por su parte, la consultora de comunicación y divulgadora de arte Mercedes Penacho destaca la monumental escalera de la Real Maestranza de Caballería de Zaragoza, "por su majestuosidad como espacio de tránsito desde el espectacular patio abierto a las plantas superiores y su elegante decoración así como la preciosa bóveda de madera".

Los peldaños de plaza de España 33, vistos desde el patio.
Los peldaños de plaza de España 33, vistos desde el patio.
R. B.

"Hace poco descubrí un espacio tan fascinante como desconcertante, que es la escalera trasera del Casino Mercantil, Más que una escalera imperial es un espacio donde zancas, pilares, arcos, tramos, ventanas y barandillas se mezclan de forma ambigua y vertical en algo parecido a un sueño sorprendente, casi expresionista", comenta el arquitecto zaragozano Sergio Sebastián, admirador de la obra de Albiñana y de Iñiguez, responsables de la joya modernista del Coso zaragozano. A Sebastián esta escalera le evoca a una "onírica mezcla de De Chirico y Piranesi", que también ha seducido a Raúl de Jesús, de la plataforma turística ZaragozaGo. 

Las escaleras de la parte trasera del Casino Mercantil de Zaragoza.
Las escaleras de la parte trasera del Casino Mercantil de Zaragoza.
S. Sebastián

"Yo destacaría las escaleras del Casino Mercantil, pero no las clásicas y ceremoniosas cubiertas de moqueta, sino unas interiores que quedan más cercanas a la zona de la bodega donde se hacen exposiciones. Las descubrí una vez que fui a ver una muestra y me dieron unas ganas brutales de subir por ellas, pero en aquella ocasión el espacio estaba cerrado el paso con un cordel de terciopelo rojo", cuenta De Jesús. De aquella época, y también en formato monumental y con apertura en dos ramales, destaca la escalera del Casino de Huesca, cuya historia puede conocerse gracias a unos códigos QR que dan acceso a diferentes pistas de audio con información –por ejemplo– sobre las pinturas y sus juegos de líneas o la vidriera con el anagrama del Círculo Oscense que luce sobre la escalera noble y que se restauró en 2005, un año después de celebrar el centenario del edificio.

La historiadora del arte Ana Lacarta destaca la escalinata del balneario de Termas Pallarés, "con todo el encanto del termalismo de fin de siglo". Se trata de un pequeño conjunto de peldaños de mármol, sencillos pero armónicos, que corresponden a la zona del casino que fue inaugurada en 1917. Leyre Castillero, al frente de la plataforma Vive Zaragoza Tours, no olvida la belleza de la ceremoniosa escalera de la Aljafería, "ya que conservan la pintura de los techos y los arcos decorados con yeserías de los Reyes Católicos", dice la joven. Siguiendo con el inventario, sería imperdonable olvidar los sinuosos escalones del interior del zaragozano colegio de los Escolapios. El conjunto del patio y la rotonda fue construido en 1917, obra del arquitecto Miguel Ángel Navarro, a cuya pericia también se debe la cúpula elíptica que cierra el espacio con una vidriera con colores azules y toques dorados tan propios de la orden. La balaustrada es de madera y la escalera tiene una suerte de descansillo, sustentado sobre dos pilastras de piedra, que da acceso a la actual sala de Crespo Agüero. La escalera, con peldaños de mármol y yeso pintado en las paredes que evocan el mismo material, es el marco perfecto para las fotografías de las parejas que se casan en la iglesia del colegio, algunas de las cuales aseguran que se asemejan a la popular escalera de la Librería Lello, de Oporto, que –a su vez– sirvió de inspiración de las arquitecturas de la colegio Hogwarts de los libros de Harry Potter.

Un pequeño tramo de escaleras de mármol en Termas Pallarés.
Un pequeño tramo de escaleras de mármol en Termas Pallarés.
Macipe

Por último, y aunque se salgan un tanto del estilo en el que parecen haberse centrado algunas de las recomendaciones, si de escaleras se habla en Zaragoza es imprescindible recordar que las primeras mecánicas de la península se estrenaron en el Sepu de la calle de Torre Nueva en 1936. Blanca Murillo (Vive Zaragoza Tours) explica que eran «mecánicas, con estructura de hierro, pero peldaños móviles de madera» y que ahora se conservan a modo de elemento decorativo en un patio particular no lejos del espacio en el que dieron servicio.

Escaleras del Sepu, restauradas e instaladas en el patio interior de las viviendas que se ubican en el mismo lugar donde estaban los grandes almacenes.
Escaleras del Sepu, restauradas e instaladas en el patio interior.
José Miguel Marco

Quince años después de aquel furor escalador del Sepu, se proyectó y construyó la escalera interior de los cines Palafox, obra de José de Yarza, quien se descubrió como uno de los artífices de la modernidad local con el trazado de una pasarela que muestra su querencia por la arquitectura escandinava: "El conjunto recoge los ecos de ciertos elementos de Jacobsen o de Aalto", explican en el Colegio de Arquitectos.

Las escaleras del cine Palafox no deben pasar desapercibidas.
Las escaleras del cine Palafox no deben pasar desapercibidas.
Heraldo

Otra con un aspecto futurista y que se pudo ver hasta hace pocos días cuando la lonja echó su definitivo cierre era la del mercado Azoque. Sus dos tramos enfrentados la hacían ideal para pasarelas o grabaciones audiovisuales y la psicodélica decoración de su techo, propia del año 1969 cuando se inauguró, también la proporcionaba cierto encanto.

Los dos tramos de escalera que solían recorrerse hace unos años en el mercado Azoque.
Los dos tramos de escalera que solían recorrerse hace unos años en el mercado Azoque.
Heraldo

Como curiosidad final, algunas voces apuntan que en las azoteas del Paraninfo o del palacio de Sástago existen pequeñas escaleras metálicas en forma de caracol, como también la tuvo la planta superior de La Lonja, que sí, tiene un piso oculto bajo la cubierta. Desde el año 1561 hay documentos que instan a "acondicionar la sala alta para conservar las armas de la ciudad" y "ampliar la acaracolada escalera que le da acceso".

El espectacular diseño de la escalera del palacio Matutano-Daudén.
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La hospedería de La Iglesuela del Cid

La casa Matutano Daudén es un excelente ejemplo de arquitectura palaciega del siglo XVIII en el medio rural. Su escalera quizá sea una de las más bellas y atípicas de la Comunidad y, sin duda, constituye el elemento más sobresaliente del inmueble de La Iglesuela del Cid, hoy reconvertido en hotel de cuatro estrellas. "Es conocida en el pueblo como ‘la escalera del ruedo’, ya que se puede subir por ambos lados y se junta en la parte superior", explican desde la hospedería. «Es de estilo rococó, construida en madera de pino y nunca se ha restaurado, por lo que se conserva tal y como era cuando se construyó el palacio», añaden. La entrada a la escalera se enmarca con doble arco rebajado, con escudo central de dos leones rampantes y águila. El conjunto se beneficia también de que, en su momento, se conservaron los muebles de época de gran valor y se recuperaron algunas pinturas murales de escenas taurinas y rurales junto a la escalera. El palacio, de 1.500 metros de planta, fue declarado Monumento Nacional en 1931.

La Escala Santa en la localidad turolense de Cabra de Mora.
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Cabra de Mora presume de su Santa Escala

Una de las escalinatas que esconden una historia más que curiosas son las de la ermita denominada, precisamente, de la Escala Santa, en la localidad turolense de Cabra de Mora. Allí, entre efluvios de incienso, se pueden ver los 28 peldaños de mármol negro que los devotos suben de rodillas para conseguir indulgencias, según concedió el papa Benedicto XIII. Su construcción es del siglo XVIII y recrea los peldaños que subió Cristo en la cada de Pilatos, a imitación de la escalera original de San Juan de Letrán, en Roma. Cuentan que su artífice fue fray Miguel Abad Zapata, hijo de este pueblo turolense y predicador en Italia, que anhelaba que en su localidad natal pudiera replicarse una escalera como la romana. La historia cuenta que Santa Elena, madre de Constantino, mandó llevar los veintiocho peldaños que subió Cristo en casa de Pilatos a la Ciudad Eterna, una estampa que, bajo permiso, se imitó en Cabra a partir de 1727. Desde 2001 el conjunto está catalogado de Bien de Interés Cultural.

palacio villahermosa
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El palacio de los Duques de Villahermosa

El conjunto formado por el palacio de Villahermosa y la iglesia parroquial de Nuestra Señora de los Ángeles deja boquiabiertos a los visitantes que se acercan a Pedrola. La gran escalera del palacio, que se hace doble en el segundo tramo, se ha convertido en un estupendo ‘photocall’ para muchas de las bodas que hoy se celebran en el recinto. Se trata de una escalera imperial del siglo XVI, a la que se accede a través de una arquería con tres arcos escarzanos sobre columnas toscanas. Aunque la construcción originaria es renacentista, entre finales del siglo XVIII e inicios del siglo XIX se llevó a cabo un profunda reforma del palacio de Pedrola dirigida bajo los parámetros del gusto neoclásico del momento. Se mantuvieron, por descontado, los arcos de medio punto y columnas de piedra, así como el hueco de la escalera que está cubierto por un interesante artesonado mudéjar. "Las sucesivas remodelaciones barrocas y neoclásicas no han alterado en lo substancial el carácter de palacio renacentista italiano", explican desde Patrimonio.

El espectacular hueco de la escalera del Caixaforum.
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Un luminoso hueco de Carme Pinós

Carme Pinós, Premio Nacional de Arquitectura 2021, fue la creadora del primer Caixaforum de nueva planta que se levantó en España y ese no fue otro que el de Zaragoza. Durante una de sus visitas de obra, la experta explicó algunos detalles un edificio cuya principal característica es la transparencia, a pesar del uso de materiales como el aluminio y el hormigón. El inmueble cuenta con terrazas, grandes ventanales y escaleras exteriores, así como una interior que recorre hasta cinco plantas y que vista desde abajo ofrece una perspectiva casi hipnótica. El hueco de la escalera es una sucesión de triángulos, que se antojan psicodélicos por la iluminación en neón bajo el pasamanos. Es uno de tantos detalles del Caixaforum, que –por ejemplo– también cuenta con una decoración basada en árboles y hojas desde el Auditorio de los sótanos hasta el restaurante en la azotea. Pinós destaca también las ‘columnas bailarinas’ de la entrada y que en cada recoveco del edificio hay lucernarios o espacios abiertos que compensan la rotunda estructura.

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