Felipe VI ensalza la Aljafería, el lugar que refleja la realidad política y social de Aragón y España

El Rey destaca, en su dedicatoria en el libro de oro del palacio, que el palacio refleja el respeto por la historia y la identidad aragonesa.

Felipe VI, en el palacio de La Aljafería.
Felipe VI, en el palacio de La Aljafería.
Guillermo Mestre

Volvió este miércoles Felipe VI al palacio de la Aljafería, uno de los lugares que considera que "mejor reflejan la realidad política y social de Aragón y de España en plena democracia". Un edificio milenario, por el que pasan 300.000 personas al año, en el que la historia y el parlamentarismo van de la mano gracias a una brillante restauración de la que se cumplen 25 años. "Una joya patrimonial única en el mundo, que mezcla los estilos arquitectónicos propios de cada una de las culturas que han convivido en el territorio. De cada una hemos heredado los rasgos que hoy constituyen nuestro carácter y nuestros valores", recordó Javier Sada. Y destacó, como presidente de las Cortes de Aragón, "el acuerdo y el pacto, afortunadamente todavía presentes en nuestra sociedad y en la vida parlamentaria".

Pocos secretos guarda la Aljafería para Felipe VI. En mayo de 1986, siendo aún cadete en la Academia General Militar, recibió la primera Medalla de Oro de las Cortes y colocó, en el patio de San Martín la primera piedra de las obras que harían emerger de un cuartel en ruinas el Parlamento tal y como lo conocemos ahora. De aquella visita habló este miércoles con los arquitectos Luis Franco y Mariano Pemán y con Antonio Embid, presidente de las Cortes en la I legislatura y responsable, con el que fuera alcalde de Zaragoza, Ramón Sainz de Varanda, de que el Parlamento se instalara en el castillo y garantizara su conservación".

Una vez más, Felipe VI ha destacado la "magnífica restauración" del palacio.

El Rey accedió a la Aljafería por el patio de San Martín, donde saludó a los funcionarios, y acompañado por Sada, el presidente de Aragón, Javier Lambán, y la ministra de Educación, Pilar Alegría, llegó al Patio de Santa Isabel, el de los naranjos, donde le esperaban todos los diputados de la Cámara menos uno, Álvaro Sanz, de IU. También acudieron como invitados expresidentes de la Cámara, como Embid, Antonio Cosculluela y Violenta Barba; los alcaldes de Zaragoza, Huesca y Teruel, Jorge Azcón, Luis Felipe y Emma Buj; la delegada del Gobierno, Rosa Serrano, los senadores autonómicos y representantes de las diputaciones provinciales, la Cámara de Cuentas y del Justicia de Aragón.

Dedicatoria de Felipe VI en el Libro de Oro de la Aljafería.
Dedicatoria de Felipe VI en el Libro de Oro de la Aljafería.
Cortes de Aragón

Sada fue el único que habló, y lo hizo para transmitir al Rey que su presencia era "fundamental" para celebrar que "los sueños de los diputados de la I Legislatura se han cumplido con creces".

Por la escalera de los Reyes Católicos ascendieron uno a uno los invitados, casi un centenar, al Salón del Trono, donde disfrutaron de un cóctel a base de ‘delicatessen’ aragonesas que se prolongó más de lo esperado. De corrillo en corrillo, cortés, departió Felipe VI con los diputados, que dieron buena cuenta del queso de Tronchón, el jamón de Teruel, el ternasco, las croquetas de borraja y longaniza, vinos de Calatayud y Somontano y cerveza Azahar de La Aljafería con el que les agasajaron.

Una serigragía de Pepe Cerdá

Previamente, en las salas de los pasos perdidos, Felipe VI firmó en el libro de oro del palacio y Sada le hizo entrega de la serigrafía de una obra del pintor Pepe Cerdá dedicada a la Aljafería.

Al echar la vista atrás parece un milagro que el palacio, que en los ochenta del siglo amenazaba ruina, se haya salvado. Y que hoy por hoy siga forjando la historia de Aragón con un Parlamento que controla al ejecutivo y diseña las normas que condicionan nuevas vidas. "Rodeados de restos del arte hispanomusulmán o mudéjar, Patrimonio de la Humanidad, debatimos sobre nuestro futuro y sobre cómo podemos contribuir desde esta parte del territorio a construir una España mejor", recordó Sada.

Quiso Pilar Alegría destacar el "aluvión de buenas noticias para el patrimonio histórico" que propició la proclamación de la autonomía de Aragón. Y fue la Aljafería, en su opinión, el mejor ejemplo de ello, y también el más importante. "Si bien desde mediados de los años 50 del siglo XX se comenzó a investigar y recuperar antiguas estancias del Palacio; no fue hasta 1983, cuando las Cortes deciden trasladar su sede a este edificio cuando comienza la verdadera restauración", recordó.

Alegría destacó que la parte islámica del siglo XI, la mudéjar del palacio de Pedro IV y la renacentista del palacio de los Reyes Católicos "recobraron todo su esplendor". Es, recalcó, una "joya histórica" que muestra el cambio de la propia Comunidad. Una tierra que afronta el futuro teniendo en cuenta su historia y sus raíces y su multiculturalidad". Un crisol de culturas como el IES Ramón y Cajal de Zaragoza, ejemplo de instituto inclusivo cuyo buen hacer reconoció este miércoles el Rey con el Premio Princesa de Gerona.

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