CULTURA

‘E. T.’, un "cuento de hadas", que "sigue emocionando igual que hace 40 años"

Los cineastas aragoneses reflexionan sobre cómo les ha marcado la aventura fantástica de Spielberg cuando se cumplen cuatro décadas de su estreno en España.

Algunos de los fotogramas y de los textos que se escribieron sobre la película.
Algunos fotogramas y textos que se escribieron sobre la película.
Heraldo

Filas interminables e, incluso, reventa de entradas a las puertas de los cines. Estos son algunos de los recuerdos que guardan quienes fueron hace ya 40 años al estreno de ‘E. T. el extraterrestre’. La película de Steven Spielberg fue todo un fenómeno social y, sin duda, marcó a una generación que vio extasiada en la pantalla cómo las bicis volaban y un ser entrañable y mágico elevaba su dedo luminoso y decía aquello de ‘Mi casa. Teléfono’. Entre la nostalgia y la cinefilia, las redes se han llenado esta semana de recuerdos en torno a ‘E. T.’, que también resultó fundamental en el nacimiento de las inquietudes fílmicas de no pocos cineastas aragoneses.

“Fui al cine a ver ‘E.T.’ con mi abuelo. Había que verla, era la película del año y la más taquillera del momento. Yo tenía cinco años y el problema es que… era muy miedica. Yo era más de ‘Los osos amorosos’ que de ‘La bola de cristal’”, dice el cineasta Ciro Altabás. “En la proyección lo pasé fatal, me llevé un susto cuando ‘E. T’. aparece por primera vez en pantalla y, aunque todo el mundo decía que qué bonita, yo solo quería que el bicho ese se fuera a su casa y me dejara en paz”, recuerda el autor de ‘DVD’ o ‘Bono’, que en unos días presentará en la Filmoteca su primera novela ‘Spoilers’. “De más mayor la volví a ver y me di cuenta de que es una joya, una obra maestra y todos los adjetivos se quedan cortos”.

‘E. T. el extraterrestre’ se estrenó en Zaragoza el 7 de diciembre de 1982 en el Cine Fleta. Hoy puede llamar la atención que se hiciera solo en una sala, pero entonces no se repetían en distintos cines las películas en cartel. En la oferta zaragozana de aquella semana ‘E. T.’ compartía espacio con ‘Porky’s’, ‘Splash’ o ‘Monty Python en Hollywood’.

La película se concebía como de un futuro lejano que ya se ha superado.
La película se concebía como de un futuro lejano que ya se ha superado.
Heraldo

“Yo tenía cuatro años cuando la estrenaron en los cines y la descubrí, después, en VHS, en la época dorada del videoclub. Es una película que aún hoy viéndola devuelve la ingenuidad de tiempos pasados”, dice Ignacio Estaregui, que destaca el evocador uso de la música, sobre todo, en la escena en la que las bicicletas echan a volar. “Es un momento maravilloso en la historia del cine. Por mucho que lo veas, sigue emocionando”, afirma el director de ‘Miau’ y ‘Justi&Cia’.

Estaregui admite que pertenece a una generación “a la que Spielberg ha dado muchísimo” y recuerda también que, junto a unos primos de Barcelona, fueron años después a los Cines Buñuel a ver otro filme parecido pero muy decepcionante: “’Mi amigo Mac’, que también con un marciano pero en una versión cutre”.

“De pequeño la vi innumerables veces. Recuerdo mucho la parte en la que E. T. aprende a hablar viendo la tele. Como a mí se me daban fatal las matemáticas, pensé que ojalá pudiera estudiarlas viéndolas en la pequeña pantalla con el conde Draco”, cuenta Pablo Aragüés. “La he vuelto a ver con mis hijas, ya de mayor, y es curioso cómo te marca de pequeño y de adulto, cuando la revisas a través de los ojos de tus hijos”, afirma el director de ‘Novatos’ y y del largo recién estrenado ‘Para entrar a vivir’.

En algunos países, la criatura se añadió al cartel después de su estreno.
En algunos países, la criatura se añadió al cartel después de su estreno.
Heraldo

La película de Spielberg logró una ovación en el festival de San Sebastián, ganó cuatro premios Óscar (el de Mejor Película se lo arrebató ‘Gandhi’) y cuentan que fue la primera vez que en España los niños fueron doblados por actores de su edad. “De ‘E.T.’ recuerdo que la vi en mi casa cuando era muy pequeña. Estaba en un VHS en el que mi padre tenía un par de películas más, creo que una de ellas era ‘En busca del valle encantado’, y de lo vieja que era la cinta tenía hasta fallos de reproducción, siempre en la misma escena en la que E.T se disfraza con faldas y un sombrero”, cuenta la directora y realizadora Silvia Pradas (‘La senda del pastor’), que durante un tiempo dio la paliza a sus padres con la coletilla ‘mi casa, teléfono’.

“No fue una película que me marcara especialmente, es más, creo que aprendí a apreciarla de verdad cuando crecí y empecé a estudiar cine. Sí que es un filme al que se le tiene cierto cariño porque produce nostalgia. En mi caso, me transporta a los 90, a esas tardes con las amigas jugando en la calle, alquilando películas en los videoclubs, haciendo maratones en el sofá con palomitas...”, dice Pradas.

Sergio Duce (‘La tierra muerta’) recuerda la "sensación de fascinación absoluta por el imaginario de la película, pero envuelta en un pequeño temor por el sufrimiento de Elliot y de E. T.". Duce diluyó ese miedo con cada reposición que ponían en la tele y acabó absorbiendo la pasión por la ciencia ficción y el cine de fantasía que ofrecía Spielberg. "Yo vivía en Ateca, un pueblo pequeño, y cuando eres un crío el universo se reduce a tus vecinos, tus amigos y lo que ves en las pelis, que son una ventana al exterior. Esos chavales que iban en bicicleta eran como nosotros", rememora Duce. 

Icono y fetiche en las artes plásticas

La versión del artista Remy, que vio la película en el estreno en 1982.
La versión del artista Remy, que vio la película en el estreno en 1982.
Javier Remírez de Ganuza

No solo entre los cineastas ‘E. T.’ ha dejado huella. También hay artistas plásticos como Javier Remírez de Ganuza, más conocido por Remy, en cuya obra también aparece el extraterrestre de forma recurrente. “Fue la primera película que fui a ver con mi madre al cine. Me abrió a un nuevo mundo de posibilidades a nivel existencial. Invita a pensar en otras realidades, se acerca a los aliens de una forma tierna y puedes empatizar con un personaje paradójicamente muy humano y lleno de fantasía”, dice Remy, al tiempo que explica que “en el arte la figura de E.T. es icono y fetiche para muchos creadores a los que les tocó generacionalmente”. “Esa sensación de todo es posible es algo que me engancha del arte y el misterio”, afirma.

La proyección la noche del martes en La 2 también sirvió para azuzar recuerdos y que volvieran a saltar a la palestra temas como el nefasto videojuego que resultó tan malo que hubo que enterrar todas sus copias en el desierto de Nuevo México o la versión cómica que harían en España meses después de su estreno los hermanos Calatrava, ‘El E.T. E. y el oto’ se llamaba aquel artefacto…

El cineasta Roberto Pérez Toledo, fallecido recientemente, fue uno de los que más reivindicó el filme y puede que uno de los mayores coleccionistas de su merchandising en España. En una entrevista en HERALDO hace cinco años apuntaba que "‘E. T.’ fue una película importantísima para mí y me sigue pareciendo una obra maestra. Spielberg consiguió, cuando tenía solo 36 años, que cada elemento funcionara de forma mágica y eterna”.

En las crónicas de la época se insiste en que la criatura de la que se hace amigo el niño Elliot es “poco agradable a la vista”, pero también en la acertada combinación de “suspense y humor”. Se aplaude la forma en la que está rodada (con un punto de vista subjetivo a la altura de los niños y efectos especiales muy arriesgados para la época) y cómo consigue que la ciencia ficción “complete la pirueta entre el terror y la sonrisa”. “El mensaje de la película no puede ser más claro: hay una visión optimista del futuro y el universo. Un maravilloso cuento de hadas”. 

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