zaragoza

"Me hacía ilusión que en mi familia hubiera una Pilar"

Natalia Riquelme es madre de mellizas de un año, una de ellas lleva el nombre de la Pilarica, que resulta más difícil de encontrar en niñas de su edad.

Pilar Sánchez posa en la calle Alfonso en brazos de su madre, Natalia Riquelme.
Pilar Sánchez posa en la calle Alfonso en brazos de su madre, Natalia Riquelme.
Guillermo Mestre

En las guarderías hay pocas niñas que se llamen Pilar. En los nombres también hay modas y aunque algunos consiguen vencerlas como el de María, hay otros como Pilar a los que les cuesta más resistir, incluso en Zaragoza. Quienes eligen el nombre de la patrona de Zaragoza lo hacen sabedores de que detrás hay devoción y tradición. Natalia Riquelme tiene 39 años y tuvo claro el que quería para su hija. "Me hacía ilusión que en mi familia hubiera una Pilar", cuenta cuando se le pregunta por la decisión. Solo había conocido a una tía ya mayor que falleció hacía unos años.

La pequeña Pilar llega con su familia a la cita con HERALDO sentada con un vestido de cuadros que luce con mucho garbo, una pequeña coleta en la cabeza para recoger parte de su pelo liso rubio y un cachirulo al cuello con su nombre grabado. No llega sola. Pilar tiene una hermana gemela. A su lado sentada en el carro gemelar de capota rosa está Izarbe. El nombre de su hermana lo decidió el padre, Adrián Sánchez, que quería que fuera también aragonés y se decantó por uno en fabla. "Las dos son mañicas, mañicas", dice Natalia. Pilar parece a primera vista la más sería de las dos, "pero luego enseguida sonríe", asegura su madre, a lo que su padre añade otra cualidad "tiene genio". Juego no les falta con su hermano Víctor, de 5 años, ataviado con su cachirulo con su nombre como sus hermanas. "Pilar es un bichito y a la vez con genio, sobre todo con su hermana", bromea su madre, mientras termina de darles de merendar.

Natalia Riquelme y Adrián Sánchez, con sus hijos Pilar, Izarbe y Víctor.
Natalia Riquelme y Adrián Sánchez, con sus hijos Pilar, Izarbe y Víctor.
Guillermo Mestre

Generación covid

Confiesa que entre las niñas de la edad de las suyas que conoce en Casetas, el barrio zaragozano donde vive, "no hay otra Pilar". Las gemelas pertenecen a la generación nacida con las restricciones de la pandemia de coronavirus. Y también como en muchos otros nacimientos de esos dos primeros años de pandemia fue fruto de un parto covid. Natalia supo que era positiva el día antes de ingresar, al hacerle una prueba. Fue asintomática. El 8 de abril de 2021 vinieron al mundo mediante una cesárea programada y pasaron sus primeros días aisladas con sus padres en una habitación del Hospital Clínico de Zaragoza, mientras su hermano se quedaba con sus abuelos. "Estábamos en el hospital aislados en el fondo del pasillo. Las niñas no salían de la habitación", recuerda la madre, aunque lo importante para ella fue que todo salió bien.

Pilar y su hermana salieron del hospital pero hasta 10 días después no conocieron a la familia porque tuvieron que terminar la cuarentena en casa. "Mi hermana me dejaba la compra en la puerta y se las asomaba por la puerta", recuerda.

La primera Ofrenda

El año pasado solo fueron en las fiestas un día a las ferias y otro a la Feria de Muestras. Este año va a ser la primera Ofrenda de Flores para Pilar y su hermana. "Yo a la Ofrenda he venido siempre, salvo algunos años de cría", afirma.

“Este año venimos los cuatro vestidos”, ella y los tres niños, se ha marcado como reto, con la ayuda de una amiga porque su marido no puede, y pasarán este miércoles por la tarde con el grupo de Casetas, que tiene hora a las 16.00 para incorporarse a la Ofrenda. Él trabaja por la noche y reconoce que a veces es "complicado" dormir de día si están los pequeños en casa. Entretenimiento no les falta ni durante la entrevista. Mientras Natalia hace carantoñas a Pilar para que pose en la foto de grupo en brazos de otra de las Pilares, Adrián vigila a Víctor e Izarbe, que solo quieren correr por la plaza y acercarse a las vallas que rodean la estructura de la Virgen.

Natalia Riquelme y Adrián Sánchez, con sus hijos Pilar, Izarbe y Víctor.
Natalia Riquelme y Adrián Sánchez, con sus hijos Pilar, Izarbe y Víctor.
Guillermo Mestre

Pilar es más tranquila que Izarbe, pero a las dos les gustan las palomas o los cabezudos, dos símbolos de las fiestas. "Las bajas del carro y no tienen miedo a nada", dice Natalia, "van a ser como su hermano"

"Son muy bailongas. Están sentadas en el carro y saltando", cuenta, mientras suena de fondo la música por la megafonía y empiezan a corretear. Ahora ya están algo cansadas y si no fuera por la merienda que vuelve a sacar su madre, entre las fotos y la espera, alguna amaga con enrabietarse. Lo mejor, ponerse en movimiento porque "como se ponga a llorar una se contagia la otra", advierte. 

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