Covid-19

El Tubo se arma de mascarillas y gel hidroalcohólico para recuperar a sus fieles

La asociación de comerciantes y hosteleros de la zona ha repartido este fin de semana 5.000 FFP2 y la próxima regalará 10.000 higiénicas a los clientes.

El Tubo se ha armado este fin de semana de mascarillas y gel hidroalcohólico para recuperar a sus fieles y reivindicarse como un espacio seguro frente a la covid-19. Su asociación de comerciantes y hosteleros ha repartido nada menos que 5.000 FFP2, y el próximo fin de semana regalará otras 10.000 mascarillas higiénicas. "Es un sitio de calles estrechas, pero seguras. Queremos que la gente se acerque sin miedo", ha explicado Isabel Palacín, representante del colectivo.

Hasta cuatro miembros de la asociación han estado recorriendo el Tubo en horario de mañana y tarde con un vistoso carro móvil para repartir mascarillas y recordar a los clientes que estas calles "son suyas", de ahí la importancia de mantener la distancia social y protegerse frente al coronavirus para evitar nuevas restricciones. "Al principio la gente se queda sorprendida, pero luego incluso nos paran para pedir mascarillas", ha señalado Palacín.

Tras unas polémicas semanas marcadas por el botellón, la calle de los Estébanes y sus alrededores han recuperado su tradicional ambiente familiar. "La sola presencia de la Policía Local ha ayudado a controlar la situación", ha dicho. La primera prueba de fuego, la primera noche de sábado sin estado de alarma, se pasó con nota. "Hubo ambiente, pero la gente se comportó. No hubo jaleos", ha resumido la representante de la asociación de comerciantes y hosteleros.

La gran mayoría ha notado, y mucho, la hora de más. "Te ayuda a aumentar la facturación y a dar cenas con mayor tranquilidad", ha apuntado Matías Della Ghelfa, del bar El Champi. La apertura del cierre autonómico ha tenido, además, un efecto más que positivo. "Estamos volviendo a tener clientes franceses e ingleses", ha afirmado este hostelero. Tanto es así que guías como Sergio Lasmarías, de Zaragusta, han empezado a recuperar poco a poco su actividad. "A la gente se la ve ahora más salada. Antes solo te encontrabas clientes de Zaragoza, pero ahora vienen también de fuera", ha asegurado tras concluir una visita con viajeros procedentes de Sevilla, Jaén, Barcelona y Madrid.

La relajación de las restricciones hará que establecimientos que habían permanecido cerrados prácticamente desde el estallido de la pandemia –con la excepción de unas semanas "contadas" en septiembre– vuelvan a encender los fogones. Y entre los que han vivido los peores meses de la crisis sanitaria, las perspectivas mejoran. "Se está notando bastante más movimiento. La cosa pinta bien, y además, el problema del botellón ha desaparecido", ha comentado Noé Almau, de Bodegas Almau.

Este domingo ha sido prácticamente imposible encontrar un hueco a la hora del vermú. Los exteriores, como ya ocurrió el sábado, estaban a rebosar, y ante la falta de sitios libres, muchos se han animado incluso a entrar al interior de los locales. El tiempo acompañaba y hasta ha habido música en directo, guitarra incluida. "Por lo que vemos, la gente está ya bastante concienciada. Come, y cuando no está consumiendo, se vuelve a poner la mascarilla. Esto es muy importante. Hay unas 2.000 familias y medio centenar de hosteleros que viven de esto en el Tubo", ha agregado Palacín.

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