Los hosteleros del Tubo dicen "basta" ante las aglomeraciones y piden más Policía

Los hosteleros del Tubo dijeron ayer "basta" y pidieron reforzar la presencia policial en próximos fines de semana para evitar aglomeraciones como las vividas durante la Cincomarzada, sobre todo ahora que se acerca el buen tiempo y la Semana Santa. Los problemas comenzaron ya en el puente de la Constitución y han ido empeorando semana tras semana hasta el punto de que la situación "se ha vuelto insostenible".

"Ha ido a más. Muchos vienen a las 12.00 y se quedan hasta las 18.00, las 20.00 o las 22.00. Hablamos de universitarios, alumnos de la Academia General Militar... En los últimos días ya ha sido imposible trabajar, vienen con bolsas y vasos de plástico y se ponen a hacer botellón en plena calle sin mascarilla y sin respetar la distancia de seguridad ni la limitación a un máximo de seis personas de las reuniones sociales. Los hay que hasta traen sus propios altavoces para poner música", aseguró Miguel Ángel Almau, de Bodegas Almau, quien lamentó que haya establecimientos que "contribuyan" y permitan a sus clientes consumir en el exterior con vasos de plástico.

También denunció el comportamiento incívico de parte de estas personas cuando han tomado unas copas de más. "Insultan a los camareros y les dicen de todo cuando les llaman la atención", explicó. Todo esto ha terminado por espantar a la clientela habitual del Tubo. "Se está desmadrando. Los hosteleros respetamos todas las medidas de seguridad, pero estas personas no lo hacen. El viernes hubo un par de peleas. Este no es nuestro público. Muchas familias vienen y al ver el ambiente, directamente se van. Solo pedimos que nos dejen trabajar", agregó uno de los responsables de Vinos Nicolás.

Solo en el puente, la Policía Nacional y la Policía Local de Zaragoza han propuesto para sanción a más de 800 aragoneses. La primera ha levantado 300 actas por el incumplimiento de las medidas sanitarias y la segunda, 507, muchas de ellas en el Tubo. Entre los motivos: no hacer un uso correcto de la mascarilla, fumar en la calle sin respetar las distancias o en terrazas o consumir alcohol en la vía pública.

Las aglomeraciones resultan especialmente evidentes por la estrechez de la calle de los Estébanes. Los empresarios temen que comportamientos como estos deriven en un mayor número de contagios y terminen en nuevas restricciones. "Estamos ya hasta las narices. Nos usan de discoteca, los sábados a las 12.00 ya estamos poniendo copas. Les dices que se pongan la mascarilla y no hacen caso, y cuando viene la Policía pasa lo mismo. Se la colocan y, acto seguido, se la bajan. Los clientes de antes, los responsables, han dejado de venir", confirmó otro de los consultados.

Para Hermógenes Carazo, propietario de ‘La Casa de las Migas’, se vive una situación "diferente o anormal". "El Tubo era una zona de bares gastronómicos, de tapeo y de raciones. Al haber cerrado los bares de ocio nocturno, la gente joven ha cambiado las zonas de copas por las de tapeo y han visto aquí un refugio", comentó.

Como consecuencia, dijo, el propio "espíritu" del Tubo "se ha transformado". "Pero yo tengo que dar de comer a los empleados y, con la pandemia y los ERTE, si me piden copas tengo que vender copas. Te tienes que agarrar a todo", reconoció este hostelero, que lleva en esta calle desde 1991. La Confederación de Empresarios de Hostelería y Turismo de Aragón, consciente de esta situación, volvió a llamar a la responsabilidad individual para cumplir todos los protocolos de seguridad dentro y fuera de estos negocios.