El 80% de las muertes por ahogamiento en Aragón se dan en zonas sin vigilancia

En la Comunidad ha habido que lamentar cuatro accidentes de este tipo con trágico desenlace en apenas un mes, mientras que en todo el año pasado fueron 13 las víctimas.

Policía y Guardia Civil tras hallar el cuerpo del último ahogado en la Peña del Cuervo.
Policía y Guardia Civil tras hallar el cuerpo del último ahogado en la Peña del Cuervo.
Guillermo Mestre

Es una negra estadística a la que sólo se atiende cuando ocurren nuevas desgracias. En Aragón, en apenas un mes, han fallecido cuatro personas por ahogamiento, que se suman a las 191 que han muerto en espacios acuáticos en lo que va de año en España, según datos de la Real Federación Española de Salvamento y Socorrismo recogidos hasta julio.

Este organismo estudia cómo prevenir este tipo de accidentes que, según documentan, se producen en un 83% de los casos en espacios acuáticos que no tenían servicio de socorristas en el momento del incidente. Lo más habitual es que los ahogamientos se den en playas (un 35%) o en zonas de río (17%), si bien también ha habido que lamentar este año hasta 20 muertos ahogados en piscinas.

La estadística aragonesa era prometedora a principios de año pero se ha truncado en lo que llevamos de verano. Los dos accidentes protagonizados por jóvenes en el paraje natural de la peña del Cuervo, en el río Gállego a la altura de Peñaflor, se suman a la muerte de un transportista cuando trataba de cruzar el Ebro a nado en el entorno del recinto de la Expo. A estos sucesos se añade también el ahogamiento de madrugada en la piscina municipal de Sástago de un vecino de 53 años, que había sido concejal de la localidad.

Aragón registró en 2019 un total de 13 muertes por ahogamiento, lo que ya supuso un incremento del 30,8% respecto a 2018, año en el que fallecieron nueve personas por este motivo. Las autoridades confiaban en el que el confinamiento y los meses de reclusión hicieran descender la estadística en 2020, pero los cuatro muertos en poco más de un mes dan una perspectiva desalentadora. Según el Informe Nacional de Ahogamientos (INA) de la Federación Española de Salvamento, fueron 440 las personas que perdieron la vida a nivel nacional en espacios acuáticos el pasado año. El estudio apunta que 69,1% de los fallecidos tenían 45 o más años, que el 79% eran hombres y que el 76% tenía la nacionalidad española.

Este 2020 el perfil de los accidentados es similar (el 84% son hombres y el 88% de nacionalidad española), pero hay un preocupante incremento de jóvenes de entre 18 y 28 años que han perdido la vida en el agua. Este pasado fin de semana la Generalitat informaba de la muerte de un adolescente de 16 años, de nacionalidad española y vecino de Olot, que falleció mientras practicaba snorkel en Playa de Aro, con lo que se elevaban a veinte las víctimas mortales este verano en la costa catalana. En el caso de la zaragozana peña del Cuervo, los dos ahogados también eran muy jóvenes: el pasado 24 de junio un chico de 18 años perdió la vida tras saltar al Gállego desde una altura de 12 metros y el pasado día 9 fue un joven de 22 el que pereció arrastrado por la corriente del río.

En el informe del INA quedan registradas, incluso, las horas en las que más desgracias han sucedido y, aunque hay accidentes en todas las franjas, las más complicadas son las del mediodía (entre las 12.00 y las 14.00 se documentan 25 ahogamientos este año) y cuando cae la tarde, alrededor de las 20.00, cuando se producen el 15% de las tragedias, hasta 29 muertos este año. Por meses, es evidente la influencia del confinamiento y la incipiente ‘nueva normalidad’ de este año, pues mientras que en abril apenas hubo que lamentar diez muertes por ahogamiento, en julio se dieron hasta 77.

Los expertos piden al Gobierno que les den la misma importancia que a las víctimas de tráfico

Es normal que las localidades turísticas y con más kilómetros de costa concentren los accidentes y, con datos de 2019, la Comunidad Valenciana, con 61 muertes, fue la que más ahogados registró, seguida de Andalucía (58) y Cataluña (57). Canarias también registró casi medio centenar de ahogados (49), pero es curioso cómo la siguiente Comunidad en la tabla es Castilla y León, con 28 fallecidos, muchos de ellos en ríos, pantanos y embalses. En Aragón, como se ha dicho, hubo que lamentar 13 muertes, si bien abriendo el abanico y analizando los datos de los últimos cinco años son ya 59 los ahogados en espacios acuáticos como piscinas, balsas de riego o pantanos. Esta cifra es relativamente corta en comparación con los 2.146 ahogados en toda España desde 2015. El peor año desde que hay registros hasta la fecha fue 2017, con 481 fallecidos bajo el agua, si bien en Aragón ‘solo’ fueron 9, todos ellos hombres y de nacionalidad española.

Muchas de estas muertes son evitables y se achacan a imprudencias o a despistes. En las piscinas donde sí hay vigilancia, los expertos advierten que los socorristas no son canguros que deban estar pendientes de los niños y en muchas instalaciones hay carteles con los lema #OjoPequeAlAgua y #StopAhogados para que los padres no olviden su responsabilidad. Es en las piscinas privadas en las que se produce la mayor parte de ahogamientos infantiles y, de hecho, basta con perder al pequeño veinte segundos de vista para que pueda estar en apuros.

La Federación de Salvamento y Socorrismo en más de una ocasión ha reclamado al Gobierno que conceda la misma importancia a los ahogados que a las víctimas de tráfico, para las que se hacen anualmente crudas campañas de prevención que han resultado ser muy efectivas.

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