Un zaragozano atrapado en el Caribe: "Llevamos mes y medio sin pisar tierra, con escasez de alimentos"

El ingeniero naval y capitán de barco Adrián Valios está confinado en un barco junto a la Isla de San Vicente y las Granadinas, desde donde cuenta su deseo de regresar a España.

Adrián Valios, ingeniero naval y capitán de barco zaragozano, confinado en el Caribe.

En España son las 12.30 y en la isla de San Vicente y las Granadinas el reloj marca las 6.30. Cuando Adrián Valios cuelgue el teléfono hará yoga, desayunará y ejecutará las labores cotidianas del barco en el que reside. Podría ser el relato de una rutina en alta mar, pero este ingeniero naval de Zaragoza de 29 años está confinado en el Caribe y quiere regresar a su país. Una familia canadiense le contrató hace seis meses como capitán de la nave -de 22 metros de eslora-. Se encuentra inmerso en una experiencia que ha terminado a la deriva. Pese a las adversidades, Valios no suelta el timón de su historia, lo agarra con decisión y coraje.

"La crisis del coronavirus nos pilló navegando"

Desde marzo, ninguno de los cinco ocupantes del barco, con bandera de las Islas Vírgenes Británicas, pisan tierra. Adrián es el único miembro de la tripulación, ya que la familia apenas tiene conocimientos de naútica. Valios avisó de la situación, pero cuando la familia tomó la decisión de dejar la experiencia fue demasiado tarde. "La crisis del coronavirus nos pilló navegando. No nos quedo otra opción que refugiarnos en esta isla, en San Vicente y las Granadinas, donde nos dieron asilo, después de muchos intentos", relata el zaragozano. Les dieron cobijo, pero no salen del barco. "Llevamos mes y medio sin pisar tierra, con bastante escasez de alimentos, con todo lo que eso conlleva... La locura de estar encerrado en un sitio tan pequeño, sin opciones de nada".

Sus víveres son el pan que elaboran ellos mismos, lo que pescan -atunes pequeños y 'majumaju', un pescado local- y los vegetales que les acercan los lugareños de San Vicente. "Nos preguntan qué queremos de lo que haya en la tienda local y nos lo traen. No hay mucho, solo alguna fruta y verdura", determina Valios. En el interior de la nave disponen de un generador y una potabilizadora, pero sin filtros ni recambios.

"Aparecieron los guardacostas con metralletas, incluso se subieron a nuestra embarcación. Nos dijeron que no podíamos estar ahí”

"El objetivo era atracar en Granada, dejar el barco y emprender vuelo a España. Sin embargo, aparecieron los guardacostas con metralletas, incluso se subieron a nuestra embarcación. Nos dijeron que no podíamos estar ahí", relata Valios. El zaragozano rememora que las islas comenzaron a cerrar sin previo aviso y que se encontraron "tirados en el mar".

Esta situación planteó dos opciones. La primera era dirigirse a Trinidad y Tobago, donde está la Embajada, pero se declinó. "Era peligroso por los piratas de la costa de Venezuela. La otra posibilidad era navegar hasta San Vicente y las Granadinas", recuerda. Allí les dejaron fondear con la excusa de se había roto el motor y necesitaban repararlo. Adrián se ha puesto en contacto con el cónsul de Martinica, que le ha asegurado por escrito que volará hasta París si llega a su isla este martes o este jueves. "Uno de esos días, ni antes ni después, y calcular un viaje en barco es muy difícil porque dependemos del oleaje, del viento...". Si Adrián llega al aeropuerto antes de lo previsto -el avión despega el martes a las 18.00- "es motivo de cárcel", según lee en el correo del Gobierno de Francia.

Antes, para llegar a Martinica desembarcará de la nave de la familia canadiense, que se quedarán en San Vicente, y se subirá este domingo por la tarde en el barco de un matrimonio francés que reside en Rosas (Gerona) y tiene bandera española. Este hecho, el texto del cónsul y el billete de avión comprado confía en que sea suficiente para poder pisar la isla. "El problema es que los guardascostas me digan que tengo que guardar 15 días de cuarentena cuando ya llevo más de mes y medio confinado y estoy sano", lamenta. Llegar a la capital francesa es lo que más preocupa. "Una vez allí tengo previsto ir a Perpiñán en taxi y cruzaré la frontera a pie hasta La Junquera". Pese a todo, se muestra con ánimo: "Que va a salir bien".

El plan B

Si no le dejan bajar del barco de los canadienses, tendrá que buscar una alternativa. "Una de las posibilidades que barajo es regresar en el barco del matrimonio francés hasta España, sin embargo, es una opción que no me convence porque es una travesía peligrosa – expone - ya la hice una vez, pero si la tengo que hacer, la haré de nuevo". Este periplo son seis semanas más de aventura.

"Me dicen ‘qué bien, estás en el paraíso’, pero no. La libertad la tienes en casa, con los tuyos"

"Me dicen 'qué bien, estás en el paraíso', pero no. La libertad la tienes en casa, con los tuyos, con tu familia y amigos", confiesa. No deja de pensar en la situación que se afronta en España. "El confinamiento que se vive en un barco no es el mismo que estáis viviendo allí porque cuando te embarcas te mentalizas, tienes una preparación psicológica; no es como vosotros que os habéis quedado en casa de la noche a la mañana".

La temporada de huracanes

El primero de junio comienza oficialmente la época de huracanes. "Cuando vienen, destrozan todo, no dejan nada en pie", avisa Valios. Ese es también uno de los motivos que le impulsan a salir del Caribe. Adrián manda vídeos y se ven decenas de barcos - "cientos" apunta- en los alrededores de estas islas de Sotavento, donde se registran menos de una docena de casos positivos de coronavirus.

En condiciones normales, Adrián tenía que haber regresado este jueves, Día de Aragón. "Me he recorrido todo el mundo sobre una tabla de surf, pero nunca había vivido una situación como esta", concluye el zaragozano. Además, aprovecha para mandar un abrazo a los aragoneses: "Pronto nos veremos por las calles".

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