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Andrés Guillén: "Espero poder volver pronto a casa desde Filipinas"

Un aragonés permanece confinado en el país, donde amenazan con disparar "a matar" al que salga a la calle sin motivo.

Andrés Guillén.
Andrés Guillén.
A. G.

Tras una detención y más de tres semanas confinado en un alojamiento de Filipinas con otros españoles, Andrés Guillén, un bombero forestal de Murillo de Gállego, confía en regresar pronto a su casa tras recibir un correo de la embajada en el que se valoraba esta posibilidad.

Llevaba desde noviembre visitando algunos países de Asia y había llegado hacía tres semanas a Filipinas cuando la crisis del coronavirus le sorprendió. "Fui detenido cuando iba por la calle con mi mochila al hombro", explica a través de una conversación por Whatsapp. Una detención que se produjo, detalla, por ser extranjero. "Al llegar a la comisaría del barrio, había otros siete españoles y nos hicieron preguntas sobre nuestro viaje y pruebas médicas", subraya. Ninguno tenía coronavirus, por lo que, en vehículos oficiales, les llevaron hasta un alojamiento. Eso sí, puntualiza que no les dieron ninguna otra opción y que todos los que están allí confinados deben pagar su alojamiento y manutención.

Actualmente se encuentra en la playa de Pagudpud, al noroeste de la isla de Luzón. "Hay unas 14 horas en vehículo hasta llegar a Manila- capital del país- ", ejemplifica, al mismo tiempo que detalla que, teniendo en cuenta la situación, se encuentran bien. Ninguno tiene fiebre u otros síntomas de la enfermedad y, además, pueden salir a la playa. Aun así, la mayor preocupación de este bombero forestal y de los cientos de españoles que se encuentran en este país asiático es regresar a casa, algo que confían en poder hacer en un corto periodo de tiempo.

"Estábamos muy desanimados porque llevábamos tres o cuatro días sin tener noticias de la embajada, ni siquiera para preguntarnos qué tal nos encontrábamos", recuerda. Sin embargo, recibieron un correo electrónico sobre un posible vuelo de regreso a España. En él les preguntaban por si estaban dispuestos a participar en un vuelo directo a España, cuánto estarían dispuesto a pagar, si se agruparían en el menor tiempo posible en Manila o Cebú, entre otras cuestiones. "Creíamos que estábamos solos porque en un primer momento nos comunicaron que no iba a haber viajes de repatriación", reconoce.

Buscó vuelos comerciales, pero el coste era de unos 2.000 o 3.000 euros. "A ello había que añadir que algunos de ellos se estaban cancelando en alguna escala, por lo que te quedas abandonado en otro país", subraya. Una situación que ya le ha ocurrido a algún conocido.

Vuelta a casa

Después de estas largas esperas, Guillén se muestra "esperanzado" de poder regresar pronto a casa, como lo han hecho otros españoles que se habían quedado atrapados en países como la India. En su caso, deberán desplazarse hasta Manila, puesto que es la localidad que está más cercana a su destino. La previsión es que, si finalmente el Ministerio de Asuntos Exteriores fleta un vuelo para que todos ellos puedan regresar a casa, éste tenga dos paradas: Manila y Cebú.

El presidente filipino, Rodrigo Duterte, decretó el pasado 17 de marzo el cierre por tierra, mar y aire de la isla de Luzón, donde se encuentra Guillén, y puso en estricta cuarentena a más de 57 millones de personas. Desde entonces, las clases, el trabajo, el transporte púbico y todos los establecimientos están cerrados, a excepción de mercados y farmacias. Pero, además, recientemente, dio orden de "disparar a matar" a aquellos que violen el confinamiento.

Toda la información sobre la enfermedad, en HERALDO.

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