coronavirus en aragón

La odisea de dos aragonesas para salir de India y de su rígido confinamiento

Chara y su hija Celia llegaron ayer a su casa de Zaragoza tras un largo viaje desde el estado indio de Goa, del que regresaron muy agradecidas por toda la ayuda recibida.

Chara y Celia junto a su perro Nesko recién llegadas este domingo a su domicilio en Peñaflor.
Chara y Celia junto a su perro Nesko recién llegadas este domingo a su domicilio en Peñaflor.
Guillermo Mestre

"Lo más valioso que hemos aprendido de esta situación es a agradecer. A agradecer una sonrisa, un plato de arroz, un techo... Las pequeñas cosas". Dicen que de (casi) todo se puede sacar algo positivo y Chara Ibáñez y su hija Celia Jaime lo saben bien. Llegaron a la India a principios de febrero y se dedicaron a recorrer el país mientras colaboraban con iniciativas solidarias. La epidemia mundial del coronavirus las dejó atrapadas en el estado de Goa, en la costa oeste del país asiático, y aunque trataron de regresar a España por su cuenta fue imposible debido al cierre de fronteras. Este domingo, tras alrededor de once horas de vuelo, largas esperas, un taxi, un AVE y un autobús de Avanza volvieron, por fin, a Zaragoza.

Sobre las 18.30, madre e hija abrieron la puerta de su domicilio en el barrio rural de Peñaflor y se reencontraron con su perro Nesko. Llegaron cargadas de experiencias y sensaciones. "Cuando estás encerrado en una casa que no es la tuya es todavía más difícil", recordó Chara sobre el periodo que vivieron confinadas. Para sobrellevar el encierro, desarrollaron sus propias técnicas: "Nos agarramos a la meditación al 'mindfullness' y al ejercicio".

Sin embargo, allí las medidas que se han tomado ante la actual crisis sanitaria son más rígidas y la forma de corregir a quienes las incumplen, terriblemente diferente. "No teníamos donde comprar comida, se cerró absolutamente todo de un día para otro –contó–. Lo peor es que en la India no ponen multas como en España, directamente usan la vara".

Durante su periplo, las aragonesas utilizaron para alojarse plataformas específicas de viajeros, pero cuando vieron que la situación se recrudecía alquilaron una habitación con baño en una casa para turistas en una pequeña localidad de Goa, una zona "más limpia y menos poblada" que muchas otras que habían visitado. "Tuvimos suerte de que nos pillara ahí", afirmó Chara. Según dijo, la generosidad del dueño del negocio hizo que pudieran alimentarse durante el tiempo de encierro, principalmente a base de arroz blanco con salsa picante.

Chara y Celia compraron dos billetes para volver a Madrid, pero el vuelo se canceló tres días antes de partir. Finalmente, y tras varias ilusiones y desilusiones, el Gobierno se hizo cargo de su regreso y del de otros españoles atrapados en India. No obstante, firmaron un acuerdo por el que se comprometen a asumir los costes del viaje, cuyo importe todavía desconocen aunque no superará los 600 euros por persona.

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