urbanismo

Zaragoza no tiene rascacielos (ni se les espera)

No hay en la capital ningún edificio que supere los 150 metros, esto es, la altura que los ingenieros y arquitectos imponen para hablar propiamente de "rascacielos". La torre que se levanta en la avenida de Navarra alcanzará los 104 metros, pero no destronará al ‘Pirulí’ de Vía Hispanidad que llega a los 117.

Las vistas desde lo alto de la torre de La Magdalena, reabierta después de veinte años.
Las vistas desde lo alto de la torre de La Magdalena, reabierta después de veinte años.
José Miguel Marco

De momento rivalizan en expectación. En unos meses lo harán también en altura. Hablamos de los dos grandes edificios que se están poniendo en pie en Las Delicias y La Almozara y que se convertirán en dos nuevas atalayas de la ciudad. De momento apenas son dos grandes agujeros en el suelo urbano, pero ambos superarán los cien metros de altura.

En la avenida de Navarra, cerca de la estación Delicias, se intensifica la actividad para levantar Torre Zaragoza, que alcanzará los 104 metros de altura y redefinirá el ‘skyline’ zaragozano. A escasos metros, en la plaza de Europa, también se está construyendo un edificio de 20 plantas que llamará su atención por su gran envergadura junto al río y está llamado a ser un nuevo icono arquitectónico de la ciudad.

Pero, ¿cuáles son la atalayas de Zaragoza? ¿Es cierto que no puede construirse por encima de las torres del Pilar? ¿Respeta la capital del Ebro un perfil en altura consecuente con su tamaño? El nuevo edificio de la avenida de Navarra solo se verá superado en altura por otra construcción de la ciudad: la torre de Telefónica de Vía Hispanidad, que cuenta con 117 metros. Esto evidencia que no es Zaragoza una ciudad de grandes rascacielos: de hecho, no cuenta con un solo edificio que supere los 150 metros que parece la altura en la que los ingenieros y arquitectos ponen el listón para hablar de rascacielos.

De Zaragoza, al cielo
  

Cualquier otra torre de cualquier otra ciudad alcanza o supera de largo esta cota e incluso la chimenea de la central térmica de Andorra la dobla en altura con un récord aragonés de 343 metros. El Pirulí en el cruce con Gómez Laguna, que fue construido en 1992, perderá pronto su título de techo zaragozano, a no ser que se le haga crecer artificialmente el mástil… Por cierto, que no todo va a ser tecnología, una estructura de estas características ha servido para instalar nidos de halcón peregrino para la lucha contra las plagas de estorninos y palomas.

Siguiendo con el ranquin y esta ‘operación altura’ del ladrillo zaragozano, en segunda posición se encuentran las mentadas torres del Pilar, que alcanzan los 95,13 metros. Suele decirse que la de la Seo empata en altura con las de la basílica, pero en realidad es ligeramente más pequeña: de 89,50 metros según el tallaje oficial del Colegio de Arquitectos. Es cierto que en el Casco existe una ordenanza para que en el corazón de la ciudad no se produzca la aberración de construir por encima de las torres del templo y, de momento, nadie ha osado por lo que no es algo que no quita el sueño a los arquitectos municipales. Explican que sería del todo indeseable levantar un gran monstruo en un territorio que no deja de ser un valle con muy poca pendiente, y argumentan que otros grandes edificios como los de Ibercaja o Ebrosa apenas tienen 60 metros. Así, hay que ir hasta la Torre del Agua para alcanzar los 76 metros o recurrir a Aragonia que llega a los 78. El World Trade Center, por su parte, tiene 80 metros a la vista y otros 10 de sótanos.

Las torres de las iglesias de los barrios son más modestas, pero ofrecen unas vistas interesantísimas. La de San Pablo, con sus 66 metros, tiene muchos adeptos pues desde lo alto se aprecia sin esfuerzo todo el Gancho. La que ahora está de moda, en cambio, es la torre de la Magdalena, que se reabrió hace pocos meses después de casi dos décadas cerradas.

Los recorridos por una de las joyas del mudéjar aragonés se hacen los jueves y sábados, en grupos de una veintena de participantes, y están completos para los próximos meses. Uno de los máximos reclamos es poder subir a la torre de 47 metros de altura y que, junto a la galería de arcos, ofrece paisajes espectaculares de todo el Casco Histórico. Además, ascenderlos 170 peldaños de esfuerzo que requiere, tiene recompensa: unas vistas desde la zona de la Expo hasta la huerta de Las Fuentes, que hasta ahora estaban inéditas.

Por último, hay que mentar también un humilde rascacielos zaragozano que es el que adoran todos los arquitectos y urbanistas locales. Se trata del edificio de la Adriática, en el Coso, cerca de la Mantería. Es un precioso bloque que pasa desapercibido pero enamora a los expertos por ser -acaso- el rascacielos más pequeño del mundo. 

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