El sistema ideal para crecer de forma responsable

La economía circular se basa en extender la vida de los productos y reducir los residuos al mínimo con el objetivo de
disminuir la utilización de recursos naturales y acabar con la práctica de usar y tirar para mejorar así entre todos el planeta.

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Compartir, alquilar, reutilizar, reparar, renovar y reciclar materiales y productos existentes todas las veces que sea posible para crear un valor añadido y, de esta forma, extender su ciclo de vida. Este es el espíritu de la economía circular, una práctica cada vez más integrada en el día a día de empresas, instituciones y particulares y que ha cobrado más relevancia si cabe ante acontecimientos recientes como la guerra en Ucrania o el desabastecimiento energético, que han provocado que se haya acelerado de manera notable todo lo relativo a este ámbito en Europa.

Aun así, el concepto llevaba varios años asumido por buena parte de la sociedad. No en vano, cifras como los más de 2.500 millones de toneladas de residuos que produce al año la Unión Europea (UE) o el hecho de que más del 80% del impacto ambiental de un producto se determine durante su fase de diseño han llevado tanto a las instituciones comunitarias como a los gobiernos de los diferentes estados miembros a tomar medidas cada vez más amplias en este sentido.

El objetivo principal de este tipo de acciones es promover un cambio del modelo de gestión de residuos, lo que implica reducirlos al mínimo. Un compromiso que requiere un cambio cultural considerable por parte de la población, pues el modelo económico lineal tradicional está basado principalmente en el concepto ‘usar y tirar’, que requiere de grandes cantidades de materiales y energía baratos y de fácil acceso. Asimismo, la obsolescencia programada –programación del fin de la vida útil de un producto– ocupa un lugar destacado en este sistema.

Ejemplos para tomar nota

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beneficios de la economía circular

De entre las numerosas ventajas que proporciona su práctica, la principal reside en que una mayor reutilización y reciclaje de productos ralentizaría el uso de recursos naturales, reduciría la alteración del paisaje y el hábitat y ayudaría a limitar la pérdida de biodiversidad. Otro beneficio es la reducción de las emisiones anuales totales de gases de efecto invernadero que se produciría.

De esta forma, crear productos más eficientes y sostenibles desde el principio contribuiría a reducir el consumo de energía y recursos, algo especialmente importante en contextos como el actual, con una inflación que ha experimentado niveles récord en España y que afecta especialmente a los precios de la luz y el gas.

Un elemento que entronca directamente con otra de las ventajas, que es reducir la dependencia de otros países para el abastecimiento de materias primas

El reciclaje de materias primas reduce los riesgos asociados al suministro, como la volatilidad de los precios, la disponibilidad y la dependencia de las importaciones. El reciclaje puede ser una fuente importante de materias primas fundamentales, que son necesarias para la producción de tecnologías cruciales para alcanzar los objetivos climáticos, como las baterías y los motores eléctricos.

Por otra parte y en lo referente al impacto en el clima, uno de los factores fundamentales de este apartado, cabe resaltar que la extracción y el uso de materias primas tienen importantes consecuencias medioambientales, aumentan el consumo de energía y las emisiones de dióxido de carbono (CO2); mientras que un uso más inteligente de estas puede reducir notablemente las emisiones contaminantes. 

REALIZADO POR AML
Este contenido ha sido elaborado por Aragón Media Lab, unidad Branded Content de Henneo.