rutas y escapadas
Rincones de Aragón que te dejarán de piedra: de Riglos a las cárcavas de Morata de Jiloca
Desde Huesca hasta Teruel formaciones geológicas curiosas e irrepetibles forman una ruta llena de magia en la Comunidad.
Cañones, acantilados, simas... en Aragón existen curiosas formaciones geológicas que han acompañado a sus habitantes desde tiempos inmemorables, formando parte de su cultura y folclore. Desde el imponente Reino de los Mallos, ubicado en el entorno del río Gállego (Huesca); hasta la sima de San Pedro en Oliete (Teruel), estas maravillas labradas por el paso del tiempo recorren la Comunidad como antiguas cicatrices, contando historias de otras épocas y dando una excusa a la imaginación popular para buscar increíbles explicaciones a su existencia.
Los Mallos de Riglos, leyendas y un imponente circo
Además de ser cuna de historias sobre una olvidada reina y su particular poder en la zona, los Mallos de Riglos son el escenario ideal para hacer una excursión por un paisaje diferente, de hecho, para quienes quieran quedarse de piedra, existe un recorrido de norte a sur a través de dos senderos balizados y homologados, el GR 95 y el PR-HU 98, uniendo el entorno del embalse de la Peña y la localidad de Riglos, terminando en los mismo pies de los famosos Mallos.
Durante la excursión se atraviesa el paso de la Foz de Escalete, una hoz donde disfrutar de auténticas paredes verticales arañadas durante siglos por el paso del agua en el barranco Rial, justo en su desembocadura en el embalse de la Peña. Un momento más complicado pero con grandes vistas es el descenso desde el collado del Malló Firé -dominando desde lo alto el circo de los Mallos de Riglos-. Sin duda, una travesía que no se olvidará fácilmente.
Huellas en la piedra
El yacimiento de icnitas de Abajuj, declarado Bien de Interés Cultural en 2003 por el Gobierno de Aragón, forma parte de los centros de Territorio Dinópolis. En él, pueden observarse claramente en la roca huellas de seres vivos que estuvieron paseando exactamente por ese mismo lugar hace millones de años. Cuando la Tierra era irreconocible.
En la zona, los paleontólogos de la Fundación Dinópolis tienen localizadas más de 75 huellas de dinosaurio, de tres modelos: unas de de tipo ovalado, otras en forma de media luna (que pertenecen a un gran saurópodo, quizás un diplodócido, de más de 20 metros de longitud), y unas tridáctilas; es decir, con tres dedos, que serían el rastro dejado por un dinosaurio carnívoro unos 9 metros de longitud.
Las cárcavas de Morata de Jiloca
El agua, la orografía, el viento y la latitud han trabajado juntos en Morata de Jiloca (comarca Comunidad de Calatayud) para modelar las piedras creando un extraño paisaje. El camino para poder disfrutar de estas particulares piedras es sencilla. En el pueblo arranca hay una ruta circular de casi ocho kilómetros a pie desde el cementerio, donde se puede dejar el vehículo. La visita merece la pena para dejar volar la imaginación.
La cárcava más famosa es ‘El Camello’, nombre popular que se le asignó a la formación de la imagen por su forma y las ‘jorobas’ que luce.
Sima de San Pedro, en Oliete
Situada en el término de la localidad turolense de Oliete, en la comarca de Andorra Sierra de Arcos, la sima de San Pedro es un lugar único en Europa que, además, destaca por su gran valor geológico. Se trata de un largo de origen kárstico con 80 metros de diámetro y 86 de profundidad, a los que es necesario sumar los 22 de su lago interior para hacerse una idea real de las medidas. La formación es una especie de oasis en el árido paisaje de la sierra de Arcos y en su interior cuenta con un fascinante ecosistema propio, donde han contabilizado más de 25 especies de vertebrados.
Para llegar hasta la sima solo hay que coger una pista que sale desde la carretera A-1401, que une Ariño con Oliete. Es un tramo de 2,5 kilómetros que se puede realizar tanto en coche como andando.
' Muralla china' de Finestres
Como ante composiciones de la naturaleza tan imponentes la mente humana busca familiarizar esas estructuras, buscarles explicación o asimilarlas con algo que conozca. Es el caso de la conocida popularmente como 'muralla china' de Finestres. A pesar de cómo le llama la gente, se trata de un accidente geográfico y la mano humana no tuvo nada que ver en su creación. Es una doble pared pétrea originada por un plegamiento del Cretácico remojado por el embalse de Canelles. Está en Viacamp, en la comarca oscense de La Ribagorza, y es una de las joyas paisajísticas del Pirineo.
La mejor opción para acercarse a verla es acudir desde Estopiñán del Castillo, a través de una pista de 12 kilómetros que se puede recorrer andando, en bici o en coche todoterreno o de altura similar.
