Cárcavas de Morata de Jiloca y Cervera de la Cañada: erosión y emoción

Las llamativas formaciones rocosas en estos dos municipios de la Comunidad de Calatayud constituyen un verdadero espectáculo para la vista

Cárcavas de Morata de Jiloca: vista del 'camello'.
Cárcavas de Morata de Jiloca: vista del 'camello'.
Laura Uranga

Pocas cosas hay tan eficaces como el agua a la hora de moldear la tierra. Si esa acción se extiende a lo largo de millones de años, el agua y la tierra siempre encuentran razones para jugar y dar formas caprichosas a ese baile, con los matices que proporciona la orografía, el viento y la latitud. Morata de Jiloca es uno de los 67 municipios de la comarca Comunidad de Calatayud y posee, junto a Cervera de la Cañada, las cárcavas más famosas de la zona. Ambas localidades distan 30 kilómetros la una de la otra, y están a ambos lados de la capital comarcal

Llegar a las de Morata no es muy complicado. Desde el pueblo hay una ruta circular que supone caminar casi ocho kilómetros desde el cementerio de la localidad, donde se puede dejar el vehículo; ahí se coge la pista de la derecha, que asciende suavemente en dirección a la vecina Fuentes de Jiloca y se llega a la ermita de la Virgen de Alcarraz. Tras kilómetro y medio se toma una senda algo más exigente a la izquierda, marcada, con pintura roja en los árboles. 

El pinar es muy frondoso, pero el trazado es visible y desemboca en un primer mirador dotado de paneles informativos. Luego hay otros dos, con vistas espectaculares. Al no ser una andada exigente, merece la pena perder un rato en la contemplación de las citadas formaciones y jugar con sus matices a la hora de las fotografías. Si se tiene suerte, además, puede hallarse algún ave posada en ellas.

Esta maravilla de la geología es el resultado de una erosión llamada remontante, típica de suelos arcillosos. La más famosa en Morata de Jiloca es ‘El Camello’, bautizado así por su inequívoca forma y las ‘jorobas’ que luce con orgullo.

Más cerca del casco urbano de Morata, a kilómetro y medio, están las cárcavas que quedaron inmortalizadas hace casi 60 años gracias a la filmación de la película ‘Los cuatreros’ (1964), con el intérprete británico Edmund Purdom en el reparto y el secundario zaragozano Fernando Sancho dándole cumplida réplica. Las escenas en la localidad zaragozana remitían en el guión a un paraje situado en el desierto de California: este rodaje fue iniciático para el ‘western’ español, que vivió su edad de oro entre mediados de los 60 e inicios de los 70 con los hermanos Balcázar e Ignacio F. Iquino, que rodaron mucho en los alrededores de Fraga.

Los castillos de Cervera

Si las piernas responden y este curioso paisaje cautiva lo suficiente a quienes se aventuren por sus cuestas, el paso lógico es combinar la visita a las cárcavas de Morata con las mencionadas de Cervera de la Cañada. Los más valientes se atreven con la subida en pleno verano a la llamada zona de los castillos, que no son sino cárcavas de gran tamaño, sin almenas ni foso. 

Los impresionantes 'castillos' de Cervera de la Cañada.
Los impresionantes 'castillos' de Cervera de la Cañada.
Laura Uranga

A mitad de primavera y en otoño se organizan andadas desde el pueblo, con dos variantes: una circular de 17 kilómetros jalonada por viñedos y chocolatada en todo lo alto, y otra más larga que alcanza el simbólico punto de la cruz de hierro de Armantes, que tiene cuatro metros de altura. En definitiva, la zona ofrece dos posibilidades muy próximas para premiar el esfuerzo con vistas que gratifican en el momento y dejan impronta indeleble en la memoria.

Comentarios
Debes estar registrado para poder visualizar los comentarios Regístrate gratis Iniciar sesión