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Abizanda y sus núcleos: un enclave pirenaico que planta cara a la despoblación
Abizanda, Escanilla, Lamata, Ligüerre de Cinca y Mesón de Ligüerre forman este municipio del Sobrarbe que se reinventa para mantenerse en un contexto complicado.
Asentado junto al embalse de El Grado se encuentra Abizanda, un municipio oscense de la comarca del Sobrarbe cuyos habitantes apenas rondan los 150 según datos de 2018. La población la componen otros cuatro núcleos (Escanilla, Lamata, Ligüerre de Cinca y Mesón de Ligüerre) que en los últimos años tratan de resistir a la despoblación impulsando proyectos y atendiendo a las necesidades de sus vecinos.
Una esbelta torre gótica del siglo XI custodia el municipio y es su principal atractivo turístico. Desde ella se puede ver todo el Pirineo y está situada en la parte alta del entramado de calles que forman el pueblo. Por su imponente altura (24 metros) y su buen estado de conservación, la construcción es una de las huellas medievales de carácter defensivo más importantes de Aragón. Además, paseando por el núcleo urbano se pueden ver múltiples ejemplos de arquitectura medieval. Entre ellos, destaca la abadía que es del siglo XVII y actualmente es la sede del Museo de las Creencias y la Religiosidad Popular. En este espacio, se dan a conocer las creencias y supersticiones de los habitantes de esta zona, así como los métodos que utilizaban para protegerse.
Si se va por la zona en familia, hay una visita obligada para hacer con niños, y es pasar por la Casa de los Títeres. Allí, en Abizanda, es donde los famosos Titiriteros de Binéfar tienen su propio teatro y una residencia donde artistas y colaboradores del grupo pasan temporadas para poder crear y desarrollar su obra en un entorno tranquilo. Además, cada cierto tiempo se ofrecen funciones, que son gratuitas, y la próxima será en primavera (el 1 de abril).
Esta casa es un ejemplo de cómo Abizanda y sus núcleos tratan de asentar población en la zona orientándose hacia los usos sociales y culturales. En la misma línea, Ligüerre de Cinca ha trascendido por ser un gran reclamo para la celebración de bodas. Con unas vistas únicas al embalse de El Grado, el pueblo es escenario de este tipo de ceremonias, ofreciendo a los invitados muchas plazas de alojamiento. La historia de este núcleo es especial, ya que ha sido recientemente rehabilitado para este tipo de usos. “En los últimos años, se ha convertido en un referente del turismo de eventos destacando las bodas y celebraciones. Disponer de todo un pueblo para cualquier encuentro hace que resulte siempre único y singular”, asegura Javier Labat, alcalde de Abizanda.
De forma paralela, este proyecto de explotación de Ligüerre genera empleo y consolida la población, ya que allí trabajan vecinos de Escanilla, Lamata y Abizanda. “La demanda de empleo hace que nuevos pobladores se integren en la zona y conformen la plantilla media de unos veinte trabajadores”, indica Labat. En Ligüerre, por otro lado, está la única bodega de Sobrarbe, y la producción de vino es una actividad que se quiere recuperar. Para ello, se han puesto en ocho hectáreas de viñedo, además de 90 de cultivo tradicional y 200 de monte. “Queremos recuperar aquello de lo que vivían los antiguos habitantes, el cultivo de la tierra”, señala el alcalde.
Facilitar vivienda en Escanilla y Lamata
La falta de vivienda es uno de los principales enemigos del asentamiento de población en el medio rural. Para solucionar este problema, en Escanilla, se va a crear una cooperativa de viviendas en cesión de uso. Con este proyecto, que está ya en fase avanzada, el ayuntamiento está terminando de urbanizar terrenos que cederá para la construcción de estos inmuebles. “Permitirá el acceso a las viviendas sin especulación, paliando así esta carencia de alojamiento permanente y permitiendo que las personas puedan emprender de forma estable su proyecto de vida aquí”, explica Labat. En la misma línea, en el núcleo de Lamata se están acondicionando terrenos para viviendas de primera residencia, dotándolos de equipamientos para que, de esta manera, resulten atractivos a nuevos pobladores, vecinos y visitantes.
Quienes visiten Abizanda en los próximos meses, se encontrarán con un nuevo aparcamiento. Se trata de un equipamiento que, antes la afluencia de turistas y de visitantes a la Casa de los Títeres se había vuelto imprescindible en el pueblo. “Es algo necesario para el normal desarrollo de las actividades culturales y turísticas que se vienen realizando, como son las programadas por los Titiriteros de Binéfar, la Feria Artesana Birabolas o los eventos deportivos”, explica el edil. “Esta infraestructura también permite una expansión urbanística en este núcleo, teniendo en cuenta la complicada orografía, facilitando oportunidades en suelo municipal y privado”, añade.
Con todos estos proyectos en marcha, Abizanda y sus núcleos tratan de resistir a la despoblación y seguir dando facilidades a nuevos pobladores que quieran asentarse en la localidad. “Vamos a seguir dotando de las infraestructuras necesarias para el desarrollo urbanístico que permita fijar población. De la misma manera, queremos cubrir las necesidades para hacer más fácil y agradable vivir en este entorno”, resume el alcalde. Esto, sumado a su riqueza patrimonial y natural, hace de este un enclave singular en el corazón del Pirineo.
