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Parques y espacios verdes de Zaragoza donde disfrutar de la primavera sin salir de la ciudad

La estación más colorida del año ya ha llegado y para disfrutar de la naturaleza no es necesario viajar, basta con ir al Parque Grande, al del Agua o a los galachos.

Narcisos en el Parque Grande
Narcisos en el Parque Grande
Guillermo Mestre

La primavera es la estación más colorida del año y durante la que más se puede disfrutar de parques y espacios verdes. No hace el calor asfixiante del verano, la temperatura es agradable y el paisaje es frondoso y está lleno de flores. Para disfrutar de la naturaleza en flor no es necesario salir de la ciudad. En Zaragoza hay muchas zonas donde se puede pasar el día, hacer un picnic y disfrutar de la primavera.

El Parque Grande José Antonio Labordeta es el pulmón verde de la ciudad y uno de los espacios más frecuentados por los zaragozanos para sus paseos. Los primeros narcisos y tulipanes, plantados en la avenida de los Bearneses, ya han florecido. El color amarillo y rojo ha teñido esta zona del parque y la estampa puede verse desde el final del paseo de San Sebastián hasta casi la entrada de la terraza Las Ocas. 

El recinto tiene 27 hectáreas en total y, entre la vegetación, hay 22 esculturas. También tiene una zona de pinares, avenidas asfaltadas por las que se puede ir en bici o patines cómodamente y ver las luces en las fuentes del paseo central cuando cae el sol es todo un espectáculo. El parque tiene un estanque donde viven patos, ocas y cisnes, y alberga también el jardín botánico, ahora en obras, donde habitan 146 especies de árboles y arbustos de todo el mundo, desde el arce de Montpellier al níspero de Japón.

Pasear por el Parque Grande también es dar una vuelta por la Historia. El recinto lo inauguró Miguel Primo de Rivera en 1929 y el quiosco de la música original fue diseñado con motivo de la Exposición Hispano Francesa, celebrada en Zaragoza en 1908, para conmemorar el centenario de Los Sitios. Como colofón al día, se puede subir la escalinata hasta la estatua de Alfonso I el Batallador y darse la vuelta para contemplar las vistas.

Otra de las zonas verdes de la ciudad para hacer planes en primavera es el Parque del Agua Luis Buñuel, el parque urbano más grande de Zaragoza, con 120 hectáreas de extensión. Se emplaza en el meandro de Ranillas, junto al recinto de la Expo 2008, en una antigua zona de huertas donde habita flora y fauna autóctonas, destacando los grandes árboles típicos de la ribera, como el olmo, el sauce o el chopo. Por su ubicación, el parque es inundable y está diseñado y preparado para soportar las grandes crecidas del Ebro.

El Parque del Agua Luis Buñuel está junto al recinto de la Expo
El Parque del Agua Luis Buñuel está junto al recinto de la Expo
Ayto. Zaragoza

En su basta extensión, las actividades que se pueden practicar son muchas y para todos los públicos. Para los deportistas, hay dos circuitos para correr por tierra y asfalto (uno de 5 kilómetros y otro de 10). Además, en la zona del embarcadero se pueden alquilar bicicletas o canoas y también hay un parque multiaventura. Para los amantes de la naturaleza, hay jardines botánicos y una zona de soto de ribera, donde está la hípica. Por su diseño y arquitectura, este parque ha recibido varios premios, como el Green Globe a la gestión medioambiental, convirtiéndose en el primer espacio verde de Europa en contar con esta distinción.

Galachos y sotos: un oasis entre el asfalto

Los galachos y sotos a orillas del Ebro son un oasis entre el asfalto de la ciudad. Juntos forman un paisaje singular de 72 kilómetros, 36 en cada lado del río. Solo el municipio de Zaragoza cuenta con 22 sotos, que son las zonas más próximas al cauce cuya vegetación está formada por árboles, arbustos y maleza. Algunos de los más conocidos son el de Cantalobos o el de Partinchas, pero también están el de Benavén, Ferreruela, Juslibol o el del Vado. Los galachos, que es la palabra aragonesa que se refiere a los antiguos meandros abandonados por el cambio del cauce de un río, son zonas formadas por lagunas, islas y vegetación de ribera. Juslibol y La Alfranca son los más conocidos, pero también hay uno en La Cartuja y otro en el Burgo de Ebro.

El Galacho de Juslibol, el verano pasado
El Galacho de Juslibol, el verano pasado
N. C.

El galacho de Juslibol es uno de los lugares de Zaragoza preferidos por las familias con niños para pasar el día. Está a apenas unos minutos del centro de la ciudad pero es un entorno natural de total evasión. En él se pueden realizar rutas ornitológicas, para ver las aves que habitan en este ecosistema, y también hay un tren que sale desde el centro de visitantes y recorre el galacho. El de la Alfranca, por su parte, es una finca en Pastriz (a 15 kilómetros de Zaragoza) donde habitan galápagos europeos, tejones, zorros, jabalíes y nutrias. Se puede ir en coche pero muchos de sus visitantes aprovechan para hacer una caminata por el Camino Natural de la Alfranca que arranca en el paseo de Echegaray y Caballero (a continuación del azud del Ebro). Es un recinto vallado, perteneciente al Gobierno de Aragón, donde esta primavera se van a organizar más de una veintena de actividades, espectáculos y exposiciones para todos los públicos.

Atraviesa parte de la ciudad pero algunos de sus tramos están totalmente aislados del tráfico, del humo y del ruido. Se trata del Canal Imperial de Aragón, que a su paso por Zaragoza es una zona de esparcimiento para practicar deporte (correr, ir en bici, caminar) o simplemente para sentarse en un banco para disfrutar de la tranquilidad. En total, tiene una longitud de 110 kilómetros y va desde El Bocal, en Fontelles (Navarra), hasta Fuentes de Ebro. Es una de las obras de ingeniería más importantes de la Europa del siglo XVIII y se construyó para ampliar la superficie de regadío de la antigua Acequia Imperial de Aragón. A su paso por Zaragoza, hay 15 kilómetros balizados, con áreas de descanso y fuentes, y numerosos puentes permiten cruzar de una orilla a otra. En sus aguas no es de extrañar ver a deportistas haciendo paddle surf o en piragua.

Otros parques de Zaragoza que son destino de familias y grupos de amigos en estos meses de primavera son el Bruil, con sus cuatro hectáreas en el entorno del río Huerva; el Tío Jorge, 15 hectáreas en el Arrabal, donde antiguamente se ubicaban las Balsas de Ebro Viejo; el Pignatelli, en pleno centro; o el Delicias, donde se suelen celebrar conciertos, espectáculos y actividades deportivas.

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