El camino natural del Río Guadalaviar: una ruta familiar pegada a la ciudad de Teruel

Con un itinerario sencillo para cualquier senderista, la travesía desde el barrio turolense de San Blas alberga tanto sitios naturales, donde el agua tiene un papel clave, como construcciones históricas, datadas de la época medieval.

Pasarela de la antigua presa del Arquillo
Pasarela de la antigua presa del Arquillo
Mercedes Gazapo Salvador

A unos diez minutos en coche de Teruel capital, el barrio de San Blas pone el punto de partida de una ruta contigua al cauce del río Guadalaviar, una marcha de siete kilómetros de algo más de dos horas accesible a familias con hijos que podrán disfrutar de la magia de la naturaleza, así como visualizarán los restos arqueológicos de presas o sistemas de riego de varios siglos atrás.

Tras iniciar el camino en el aparcamiento, la senda permite una bifurcación para acercarse hasta la Fuente de las Señoritas. Por el camino, aparece la primera de las varias edificaciones de la zona que a día de hoy no tienen un origen claro: La Caseta de los Moros. Muchos de los visitantes pasan sin percibir en exceso la infraestructura en ruinas, no obstante, las incógnitas sobre su función han despertado interés entre los habitantes de la zona, estableciendo la posibilidad de que fuera un molino hidráulico debido a su cercanía a la acequia.

Tras retornar al camino principal, se continúa avanzando hasta los restos del Azud de la Acequia del Cubo, una canalización medieval cuyos primeros datos aparecen en el año 1336. En esta zona hay varios ejemplares de este tipo de muro conductor del cauce que desembocaba en el propio río Guadalaviar o el Alfambra. Sin embargo, hay constancia de otros sistemas de riego todavía más longevos, pues el Guadalaviar tenía acequias en 1193 para desviar las aguas a los diferentes cultivos de acuerdo a unas normas fijadas entre los dueños de los molinos y terrenos. La acequia del Guadalaviar tenía un sobrenombre en la Edad Media, concretamente el de Miguel de Santa Cruz, quien era el poseedor del área feudal de Teruel entre 1177 y 1182 y entre 1184 y 1187.

Ribera del Guadalaviar
Ribera del Guadalaviar
Mercedes Gazapo Salvador

El nombre Guadalaviar proviene de la etimología árabe wadi-al-abyad cuyo significado es “río blanco”. Nace en la Sierra de Albarracín y recorre 280 kilómetros hasta su desembocadura en el mar Mediterráneo. A su paso por Teruel, confluye con el río Alfambra, del árabe Al-Hamra (“río rojo”, por el color de sus aguas), una unión que deriva en el nacimiento del río Turia, fluyendo hacia el Mediterráneo.

Siguiendo la ruta, se vuelve a cruzar el río por una pasarela para alcanzar dos miradores de la bajada del río, el del Balsón Grande y el Pozo Chopo. En todo momento hay carteles que avisan por precaución de la fuerza del río en temporada de crecidas con el fin de evitar los embates del agua, si bien el grado de dificultad de la travesía es exiguo.

Pese a su corta longitud -aproximadamente siete kilómetros-, todo aquel que desee realizar esta ruta puede elegir dos vías a partir de este momento: caminar por la vera del río durante cerca de tres kilómetros y medio, o bien, subir hasta una cornisa de 60 metros de altura por encima del río.

Si se escoge la dirección de la izquierda hacia la antigua presa del Arquillo, el camino hace una pausa en el Aforo, un medidor que sirve para calcular el caudal que trae el Guadalaviar en las diversas estaciones, mientras que si se opta por la derecha se disfrutarán de otros miradores que conducen hasta el río.

Presa del Arquillo
Presa del Arquillo
Mercedes Gazapo Salvador

El debate sobre el origen de la antigua presa del Arquillo

Tras dejar atrás al Aforo, alcanzando los 956 metros de altura, un cartel marca el inicio de la antigua presa del Arquillo, uno de los puntos más interesantes de la andada. Con forma de arco y tallada directamente en la piedra, su origen siempre ha sido discutido al haber voces que aseguran que pertenece a la época romana, si bien la versión más reconocida en la actualidad es su pertenencia a la época medieval debido a que coincidiría con la aparición de la ciudad de Teruel. Normalmente, el río tiene el caudal suficiente como para ‘tapar’ esta antiquísima obra arquitectónica, si bien se puede apreciar el arco por el que tiene el nombre de Arquillo en época de sequía.

De camino a la actual presa, situada en el pantano del Arquillo, confluirán las dos rutas anteriormente mencionadas, por lo que ya todos los senderistas pasarán al lado de la Cueva de la Murciagana, un recoveco que usaban los agricultores de la zona para resguardarse en caso de tormenta. Es uno de los últimos ‘tracks’ antes del punto y final a la ruta con la presa actual de nada menos que 54 metros de altura y 166 metros de longitud. Para ponerse a su nivel en lo alto, habrá que subir 196 peldaños de madera, donde se tendrá una panorámica excepcional de todo el embalse de más de 23 mil millones de litros de capacidad máxima, dando por finalizada la ruta a la espera de la vuelta por la misma zona.

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